lunes, 9 de marzo de 2009

Vergüenza ajena

Por Pablo Aro Geraldes

Volvió a pasar y si las autoridades no actúan con dureza va a seguir sucediendo: en el entretiempo del clásico que este domingo disputaron Independiente y Boca Juniors, la hinchada roja comenzó a flamear una gran cantidad de banderas de Bolivia y Paraguay con la inscripción "12" en el centro, en clara referencia a la parcialidad boquense llamada "La 12".

Es histórico el uso de los gentilicios "boliviano" y "paraguayo" como un intento de menospreciar a los hinchas de Boca Juniors, equipo que por décadas representó a las clases trabajadoras y más humildes de la Argentina, entre las que hay cientos de miles de inmigrantes de estos dos países.

Los mismos imbéciles que desplegaron esta actitud xenófoba retrucan que no es discriminatorio usar las banderas de las naciones hermanas y que quienes discriminan son los que ven un insulto en las palabras "boliviano" y "paraguayo".

Pero el hecho repudiable es el uso que ellos hicieron, enarbolando las insignias de los países con la intención clara de que representen un símbolo de rechazo hacia el adversario. De hecho, acompañaron la exhibición de estos símbolos con un canto de carácter inconfundiblemente xenófobo: "Hay que saltar / hay que saltar / el que no salta es de Bolivia y Paraguay", al que remataron con "¡Argentina / Argentina!".

Tampoco es correcto encasillar el hecho con la etiqueta de "folklore futbolero". Las cosas por su nombre: todos los actos de xenofobia deben recibir el rechazo inmediato de todos los protagonistas del fútbol.

Pero el insulto que un grupo de hinchas de Independiente pretendió lanzar se le volvió en contra. Porque al utilizar la bandera paraguaya como señal de desprecio, mancharon parte de su propia historia, la que tiene al paraguayo Arsenio Erico y a sus 293 tantos como el máximo goleador de la historia del fútbol argentino.

El Instituto Nacional contra la Discriminación (INaDi) intervendrá por estos actos de xenofobia, a la vez que advertirá al elenco arbitral por omitir el hecho. María José Lubertino, titular del organismo manifestó: "Voy a pedir personalmente al Observatorio que intervenga ya y que pida a la Asociación del Fútbol Argentino las explicaciones sobre el tema. Estamos luchando contra estas cosas y si hubo una gran cantidad de banderas el árbitro o alguno de sus colaboradores los tendrían que haber visto. Pediremos que Sergio Pezzotta pida disculpas a las comunidades de Bolivia y Paraguay por haber omitido esta falta grave".

En 2001 el árbitro Ricardo Sugliani, que dirigía un partido entre Talleres de Remedios de Escalada y Atlanta (Primera B), suspendió en encuentro cuando los hinchas del primer equipo entonaron cantos antisemistas hacia Atlanta, club identificado con la comunidad judía de Buenos Aires.

En el caso de Independiente, la funcionaria Lubertino sentenció: "Queremos que se aplique el Reglamento (Artículo 88°) sancionando al club por estos hechos y advirtiendo al árbitro por la inacción que ha cometido. Nosotros vamos a enviar una nota al árbitro pidiendo a la AFA que le haga un llamado de atención".

Tristísimo espectáculo el de la hinchada de Independiente. Que una veintena de imbéciles agravie a millones de hermanos de los dos países merece una sanción que ponga fin a estas aberrantes demostraciones de desprecio.

Si Independiente no es un club xenófobo (estoy seguro que no lo es), Julio Comparada, su presidente, debería viajar personalmente a La Paz y a Asunción para pedir disculpas en nombre de la camiseta roja y de su rica historia en el fútbol sudamericano.

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