martes, 24 de noviembre de 2015

Cómo la clase obrera inglesa perdió el fútbol

Fragmento del libro "Chavs: la demonización de la clase obrera", de Owen Jones, en el que el columnista y escritor británico habla sobre cómo el desprecio hacia la clase trabajadora británica ha sido aprovechado para transformar el fútbol*.


El desprecio por la gente de clase trabajadora que se fraguó bajo el thatcherismo había alcanzado su terrible cénit en el Desastre de Hillsborough. Hoy el fútbol sigue ofreciendo claves del drástico cambio de mentalidad durante las últimas tres décadas. Examinando lo que ha sucedido en la pasión deportiva tradicional de la clase trabajadora británica, podemos hacernos una buena idea del impacto cultural del odio a los chavs. El “hermoso juego” se ha transformado hasta quedar irreconocible.

Aunque los principales clubes hace tiempo que se alejaron de sus orígenes –el Manchester United, por ejemplo, fue fundado por ferroviarios-, seguían estando profundamente enraizados en comunidades de clase trabajadora. Los futbolistas solían ser chicos reclutados en el área local del club. A diferencia de los mimados plutócratas en que se han convertidos algunos de los jugadores de la Premier League, durante gran parte del siglo XX “los futbolistas muchas veces andaban peor de dinero que las masas que los miraban los sábados desde la grada”, como ha escrito el hijo del futbolista Stuart Imlach (1). A principios de los años cincuenta, había un sueldo máximo para los jugadores de solo 14£ semanales durante la temporada –no muy superior al salario medio de un obrero- y solo uno de cada cinco jugadores tenía la suerte de ganarlo. Los jugadores vivían en “casas vinculadas” propiedad de los clubes, de las que podían ser desalojados en cualquier momento. No es de extrañar que un futbolista, en su intervención en el Congreso de Sindicatos de 1955, se quejara de que “las condiciones laborales del futbolista profesional recuerdan a la esclavitud”.

El fútbol ha pasado de un extremo al otro. Los fríos vientos de la economía de libre mercado se habían mantenido alejados en gran medida del mundo del fútbol durante los años ochenta, pero en la década siguiente golpearon con furia vengadora. En 1992, los veintidós clubes de la antigua First Division se escindieron para crear el Premier League, lo que les eximía de tener que compartir ingresos con los otros clubes de la liga. Parte del nuevo espíritu comercial consistía en excluir a muchas personas de clase trabajadora del estadio. En su Programa para el futuro del fútbol, la Federación de Fútbol afirmó que este debe atraer a “más consumidores pudientes de clase media”. (2)

Cuando se abolieron los viejos graderíos tras el Desastre de Hillsborough, las entradas de pie, más baratas, desaparecieron. Entre 1990 y 2008, el precio medio de una entrada de fútbol subió un 600% más de siete veces que el índice de todo lo demás. (3) Esto resultaba absolutamente prohibitivo para mucha gente de clase trabajadora. Pero algunas destacadas figuras del mundo del fútbol no solo no eran conscientes de ello, sino que lo celebraron. Como dijo el exseleccionador inglés Terry Venables:

"Sin querer parecer clasista o desleal a mis orígenes de clase trabajadora, es probable que el aumento en el precio de las entradas excluya al tipo de gente que está dando mala fama al fútbol inglés. Hablo de los jóvenes, en su mayoría de clase trabajadora, que aterrorizan los campos de fútbol, los trenes, los ferris y los pueblos y ciudades por toda Inglaterra y Europa".

La demonización de la clase trabajadora se estaba utilizando para justificar la subida en el precio de las entradas y, de paso, excluirla. Al mismo tiempo, el fútbol se convirtió en un gran y lucrativo negocio. A principios de los años 90, la BskyB de Rupert Murdoch firmó un acuerdo por valor de 305 millones de libras por los derechos exclusivos de la nueva FA Carling Premiership. En 1997 firmaron otro contrato de cuatro años por valor de 670 millones de libras. No solo se excluye económicamente de los estadios a muchísima gente de clase trabajadora: muchos ni siquiera pueden ver jugar a su equipo, a no ser que se gasten un dineral en un canal de pago. Mientras tanto, la ingente cantidad de dinero que se mueve en el fútbol ha desgajado a los equipos de sus comunidades locales. Los altísimos traspasos hacen que jugadores llegados de cientos o miles de kilómetros de distancia dominen los principales equipos. Los clubes se han convertido en los juguetes de especuladores estadounidenses y oligarcas rusos. Y con jugadores que ganan hasta 160.000£ semanales, están completamente desligados de sus raíces de clase trabajadora. El diputado laborista Stephen Pound lamenta la pérdida de este icono de la clase trabajadora. “Si miras a los héroes de la clase trabajadora –gente como Frank Lampard o David Beckham-, ¿qué es lo primero que hacen? Se mudan de las zonas de clase trabajadora a Cheshire o Surrey. No tienen la suficiente confianza para ser fieles a ella”.

Es el peor insulto. Un deporte que durante tanto tiempo estuvo en el centro de la identidad de la clase trabajadora se ha transformado en un bien de consumo de la clase media controlado por millonarios arribistas. Caricaturizar a todos los aficionados de clase trabajadora como ultras agresivos obsesionados con la violencia ciega ha proporcionado una excusa para excluirlos.

Notas:

1. Gary Imblach, My Father and Other Working-Class Football, Londres, 2005.

2. Jason Cowley, The Last Game: Love, Death and Football, Londres, 2009, p.236.

3. Ibid, p.238.

*Extracto de "Chavs. La demonización de la clase obrera", editado en español por Capitán Swing y escrito por Owen Jones (p.164-p.166). Tomado de www.panenka.org

miércoles, 18 de noviembre de 2015

"Una vida francesa no tiene más valor que la de un niño palestino"

El exfutbolista Frederic Kanouté expresó su opinión sobre los recientes atentados del Estado Islámico en Europa


"En el 2008, mi apoyo a Palestina era por algo mil veces peor que lo que pasó en Francia el otro día y la Liga me multó", recuerda Frederic Kanouté luego de ser indagado sobre los recientes atentados en Francia.

"Lo que pasó es una calamidad, pero también pasan cosas así todos los días en otras partes del mundo. Una vida francesa no tiene más valor que la de un niño palestino", explicó el exjugador del Sevilla en entrevista con la cadena radial Onda Cero.

"En Europa todo el mundo se solidariza y se vuelca cuando pasa en un país europeo o americano y si pasa fuera no pasa nada, que se maten entre ellos", reclamó el exfutbolista de origen musulmán.

"Los musulmanes no aceptan esas atrocidades y son gente pacífica. La gente saca conclusiones rápidas, como que nuestra religión empuja a la violencia o algo así. Es todo lo contrario. El Islam es una religión de paz y nos empuja y nos pide vivir en paz con todo el mundo", agregó Kanouté.

El 13 de noviembre pasado, atentados simultáneos en París dejaron 129 muertos. Los ataques fueron adjudicados por el Estado Islámico, grupo extremista que se viene expandiendo en Siria e Irak con el fin de imponer un régimen confesional.

Kanouté recordó que, luego de exhibir una camiseta con la leyenda "Palestina" después de anotar un gol, fue multado por las autoridades del fútbol español. El jugador se solidarizaba con el pueblo palestino, martirizado por los ataques del Estado israelí.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Camiseta del St. Pauli para el presidente de Bolivia

Evo Morales estuvo de visita en Hamburgo (Alemania), donde recibió una camiseta autografiada del FC St. Pauli, marcada con su apellido y el número diez


Ver noticia en alemán en este enlace.


St. Pauli-Trikot für Boliviens Präsident

Evo Morales freute sich über das St. Pauli-Trikot


Boliviens Präsident Evo Morales hat bei seinem Deutschland-Besuch am Donnerstag Station in Hamburg gemacht. Als Gastgeschenk erhielt der 55 Jahre alte Staatschef ein Trikot des FC St.Pauli. Da Morales selbst noch aktiv Fußball spiele, bekomme er ein Trikot von einem sehr aktiven und noch dazu linken Verein, begründete Bürgermeister Olaf Scholz (SPD) nach dem Treffen im Rathaus das Geschenk.

"Jetzt fehlt nur noch die Büste von Hugo Chávez"

Der linke Politiker Morales ist der erste indigene Staatschef des südamerikanischen Landes und ist seit 2006 im Amt. Eine Verfassungsreform soll dem ehemaligen Koka-Bauern eine noch längere Amtszeit bis 2025 ermöglichen. Morales selbst zeigte sich bei seinem Besuch im Rathaus beeindruckt von der Büste des venezolanischen Unabhängigkeitskämpfers Simón Bolívar (1783-1830). "Jetzt fehlt nur noch die Büste von Hugo Chávez", sagte er und fügte an, dass das bei der linken Regierung in Hamburg doch möglich sein dürfte. Der Sozialist Chávez war bis zu seinem Tod 2013 Staatspräsident von Venezuela und berief sich bei seiner Programmatik immer wieder auf Bolívar.

Ehe Morales im Anschluss vor dem Rathaus volksnah Küsschen und Autogramme verteilte, erbat er von Scholz noch Hilfe: "Jetzt fehlt nur noch, dass der Bürgermeister mich vor (US-Präsident Barack) Obama verteidigt, der mich ständig provoziert und angreift."

Rede beim Lateinamerika-Tag

Am Abend hielt Staatschef beim 66. Lateinamerika-Tag eine Rede. Die Veranstaltung dient traditionell als Plattform, um wirtschaftspolitische Themen zwischen Lateinamerika und Deutschland zu beraten. Bereits am Mittwoch hatte Morales in Berlin Bundeskanzlerin Angela Merkel (CDU) getroffen.

Ndr.de

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Transmitieron fútbol para ocultar el Palacio de Justicia

En noviembre de 1985, el gobierno colombiano ordenó la transmisión de un partido de fútbol para reemplazar la de los trágicos hechos del Palacio de Justicia



Durante la toma del Palacio de Justicia, la ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín, ordenó transmitir un partido de fútbol en lugar de lo que ocurría en el centro de Bogotá. Aunque algunas estaciones de radio y televisión continuaron transmitiendo los hechos en directo, fueron obligadas a detener su señal, en un hecho considerado como censura.

Ese día, el 6 de noviembre de 1985, empezaba la fase final del fútbol colombiano, torneo ganado a la postre por América de Cali. Pero simultáneamente se desarrollaba la retoma del Palacio de Justicia, que había sido ocupado por un comando de la guerrilla del M-19. Y la ministra de Comunicaciones hizo lo suyo.

Cuando debían salir los noticieros, esperados para saber qué ocurría en Palacio, Inravisión empezó a transmitir el partido entre Millonarios y Unión Magdalena que se desarrollaba en el estadio El Campín por orden directa de Sanín (que tres décadas después fue dirigente del equipo bogotano).

En la noche, cuando un incendio consumía todo el Palacio de Justicia, se escuchaba por radio y televisión el juego que Millonarios le ganó 2-0 a Unión Magdalena.

En un videoclip de Señal Colombia, el exfutbolista Cerveleon Cuesta, -protagonista de la historia-, y algunos espectadores de la época, como Ricardo Silva, Alberto Gálvez y Eduardo Arias, narran su vivencia de este evento trágico del que aún no se repone Colombia.