La guerra en Colombia se ha apaciguado a tal punto que los indicadores del conflicto registran su menor intensidad en los últimos 50 años. Mientras en La Habana, la delegación de paz de esa guerrilla avanza en la rúbrica de acuerdos con el gobierno nacional, en los campamentos guerrilleros se vive una cotidianidad tranquila y alejada de la confrontación.
En los últimos meses se volvieron habituales las visitas de reporteros nacionales y extranjeros que buscan retratar cómo se vive el fin del conflicto en las zonas guerrilleras. Uno de ellos, Federico Ríos, plasmó en un fotorreportaje cómo es la cotidianidad del Frente 34 en las montañas del Chocó. En él se registra cómo esa unidad guerrillera convive con la comunidad de la región, incluyendo la práctica del fútbol.
"La relación entre guerrilleros y civiles en estos lugares alejados es cordial. Comparten muchos trabajos y espacios", registra Ríos en su trabajo, publicado en La Silla Vacía. Este es el comentario de la imagen del “equipo de fútbol del frente 34”, en momentos en que se preparaba para jugar un partido amistoso con el equipo de la comunidad.
Aunque en épocas de conflicto también se practicaba deporte en las filas guerrilleras, ahora lo hacen junto con la comunidad y con los implementos idóneos, como muestran las imágenes. Además, según registran los reporteros de guerra, el voleibol era el "deporte oficial" de esa guerrilla, porque el fútbol solía dejar muchos lesionados. Parece entonces que la paz le brinda otra oportunidad a los futboleros farianos.
Pero no sólo en territorio colombiano el balompié es uno de los componentes del ambiente de paz que vive el grupo insurgente, fundado hace 52 años. En los entretiempos de la negociación con el gobierno, miembros de su delegación de paz han destapado sus afectos hacia clubes de fútbol del país.
Por ejemplo, Pastor Alape sufre y goza con el Independiente Medellín, Ricardo Téllez ha expresado sus simpatías por Atlético Nacional, y Sergio Marín es fervoroso seguidor de Independiente Santa Fe.
Mientras tanto, la mesa de conversaciones se aproxima hacia un acuerdo final. El pasado 23 de junio se anunció el acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo, todo un golazo contra los guerreristas que se aferran al pasado de odios y desesperanza. Empezar a construir un país en paz y reconciliación será el nuevo partido que dispute el pueblo colombiano.