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domingo, 10 de agosto de 2025

Sergio Blanco: Antifascista militante

Fundador del Frente Antifascista de Suba y parte de una generación redskin que entendió que la lucha contra el fascismo se libra en los barrios, en las canchas y en la organización popular.


Por Revuelta Radio

Las calles de Bogotá están más frías hoy, el 6 de agosto de 2025, la música y el caos se mezclaron en el Movistar Arena de Bogotá. Lo que debía ser una noche de cumbia villera con Damas Gratis terminó en una batalla campal organizada por unos pocos. Sergio Blanco, compañero, militante antifascista y luchador incansable por la justicia social, fue arrebatado por la violencia que tanto combatió. Su nombre no es solo una línea en las noticias: es símbolo de resistencia, de coherencia y de entrega a la clase obrera.

Según testimonios de su hermana Mónica y sus compañeras, Sergio ni siquiera alcanzó a entrar al concierto. Grupos de barras bravas, armados con cuchillos y palos, iniciaron una cacería contra hinchas de equipos contrarios. En medio del pánico, Sergio y sus amigas intentaron defenderse con lo que tenían—piedras contra armas—pero la desproporción era brutal. En el intento por escapar de las brutales agresiones falleció Sergio, arrollado por un vehículo en las calles aledañas al recinto (hecho que no debe quedar impune por un conductor que huyó después de arrollarlo).

Militante de hechos, no de palabras, Sergio, conocido como Blanco o Blanquito, fue miembro fundador del Frente Antifascista Suba (FAS) y parte de una generación de redskins que entendió que la lucha contra el fascismo no se libra solo en consignas, sino en las aceras, en los barrios, en las canchas y en la organización popular. No era un idealista de escritorio: era un hombre de acción.

Desde la Localidad Z-11 en Bogotá, trabajó incansablemente para tejer redes de solidaridad, demostrando que su compromiso con los oprimidos iba más allá de lo discursivo. Creía en el pueblo organizado, y por eso dedicó su vida a construir poder desde abajo.

Fútbol, punk y resistencia

Para Sergio, el fútbol no era solo un juego: era un espacio de lucha de clases. Como hincha de Santa Fe, vivió la pasión del estadio como un territorio más donde el fascismo intenta avanzar, y donde la resistencia obrera debe plantarse firme. Sabía que en las gradas, como en las calles, la organización y la solidaridad son el único antídoto contra el odio.

Dentro de La Guardia Albi-Roja Sur y como integrante del Parche 10 siempre promovió el barrismo social y se caracterizó porque impulsaba actividades para hinchas en condición de discapacidad. Además también estuvo vinculado al programa Aguante Popular por la Vida del Ministerio de la Igualdad, donde trabajaba para transformar el fútbol en herramienta de inclusión. Promovía el diálogo entre barras, demostrando que el respeto y la organización popular son posibles incluso en las canchas.

Su militancia también estuvo ligada a la contracultura. Seguidor de la escena punk y skinhead antifascista, entendió que la música no es solo ruido: es un arma para despertar conciencias. La música no sonaba solo en sus audífonos, sino en su corazón combativo.

La mejor forma de frenar al enemigo es con el ejemplo

Blanco no predicaba lo que no practicaba. Era humilde, sencillo y leal, un hombre que jamás dio la espalda a sus compañeros ni a sus principios. Como padre, hijo, hermano y amigo, dejó una huella imborrable en quienes lo conocieron. Su coherencia era su escudo.

Hoy, mientras el poder intenta reducir su muerte a un “incidente”, los que lo conocen saben que Sergio Blanco cayó luchando. No fue una víctima pasiva: fue un militante que enfrentó al sistema hasta el final.

Memoria, dignidad y justicia

El mejor homenaje que podemos hacerle no es solo recordarlo, sino seguir su ejemplo:

– Organizándonos en nuestros territorios.

– Confrontando al fascismo en todas sus formas.

– Defendiendo los espacios populares, desde las canchas hasta los barrios.

La mejor forma de frenar a los enemigos de la clase obrera es con el ejemplo y la militancia activa.

¡Hasta la victoria siempre, compañero!

sábado, 29 de julio de 2023

El exarquero Leandro Castellanos aspirará al Concejo de Bogotá

Tras retirarse del fútbol profesional, el exguardameta de Independiente Santa Fe buscará una curul en el Concejo capitalino.



Leandro Castellanos, exarquero de Independiente Santa Fe, será candidato al Concejo de Bogotá en las elecciones regionales del 29 de octubre.

Castellanos, quien también vistió la camiseta de la Selección Colombia y de otros clubes del país, ocupará el renglón 22 de la lista de la Alianza Verde.

El exjugador, oriundo de Toledo (Norte de Santander), se había retirado del fútbol profesional en enero pasado. En Santa Fe, donde jugó por ocho años, ganó seis títulos: una liga, tres superligas, la Copa Suramericana y la Copa Suruga. Además, dejó el máximo registro de valla invicta en la historia del club, con 922 minutos, marca conseguida en el 2019.

Debutó en el Cúcuta Deportivo y luego pasó por clubes como Pumas de Casanare, Deportivo Pereira, América, Deportivo Cali e Independiente Medellín. También fue convocado a la Selección Colombia de mayores en varias oportunidades.

Tras su retiro del fútbol, expresó su deseo de impulsar proyectos sociales. Su hermano, Jairo Alberto Castellanos, es militante de la Alianza Verde y actualmente es senador de la República por ese movimiento.

En junio pasado, la Cámara de Representantes le otorgó la Orden al Mérito en reconocimiento a su "liderazgo dentro y fuera de las canchas".

miércoles, 22 de enero de 2020

Los barristas le ponen pasión al paro

Se sumaron al 21N por tres razones: la desfinanciación de la educación superior y por las posibles reformas pensional y laboral.


Por LaSillaVacia.com

Las movilizaciones sociales que reiniciaron ayer tienen como motor un descontento múltiple y difuso, y se han movido gracias a diferentes grupos organizados, que van más allá de los sindicatos u organizaciones sociales que tradicionalmente impulsan la movilización. Uno de los más visibles, y también más sorprendentes, son los barristas de fútbol.

Es sorprendente porque la percepción usual es que las barras de fútbol tienen que ver con violencia e ilegalidad (luchando contra eso, sus líderes rechazan el apelativo "barras bravas"), y no con activismo político ni posturas ideológicas, una asociación que quizás pueden cambiar imágenes como las que se han visto estas semanas.

Por ejemplo, en Bogotá el 21N salieron unos 400 barristas de Santa Fe.



Y también hubo de Millonarios; en Medellín lo hicieron hinchas del Nacional y el DIM. Y en Santa Marta los del Unión. En Cali, incluso, las barras del América y el Cali, usualmente rivales, se sumaron para apoyar la marcha.

Eso, por no contar la de barristas de Millonarios evitando saqueos en un supermercado al sur de Bogotá durante la escalada de violencia del 22 de noviembre, que junto con las manifestaciones anteriores pueden ayudar a que ser barrista gane legitimidad, y que lo mismo ocurra con el poder que ya han mostrado esos grupos.

¿Por qué salen?

El principal motivo para que los barristas se hayan sumado al paro es uno muy sencillo: la edad.

“Nosotros siempre hemos apoyado los paros, aunque no en masa como lo hemos hecho desde el 21N. Eso se debe sobre todo a que tenemos estudiantes en la barra.” dice Jhon Solano, uno de los líderes de Comandos Azules, la principal barra de Millonarios.

Según explica Diego González, ‘Piojo’, uno de los siete coordinadores de la Guardia Albi Roja Sur, de Santa Fe, la decisión sí incluye la juventud, pero no solamente: dice que se sumaron al 21N “por tres razones: la desfinanciación de la educación superior, porque tenemos muchos estudiantes; y por las posibles reformas pensional y laboral, porque eso afecta a familias como las nuestras”.

Salieron por esos y muchos otros motivos, como nos dijeron varios al preguntarles durante las marchas, pero no salieron solo como jóvenes, sino como barristas. Eso porque ser miembro de una barra da un pegante social fuerte, una sensación de pertenecer a una comunidad, y cuando ella decide salir, algunos que podrían tener menos inclinación a hacerlos se suman.

Como dice un integrante de la barra Frente Radical del Cali (que pidió no citarlo con su nombre para hablar con libertad), “En las barras hay de todo desde droga hasta movimientos culturales, hay delincuencia, gente estudiada, de movimientos sociales, estudiantes, desempleados... hay un encuentro social de gente de estrato 0 hasta el 6. Esa diversidad es lo que le da la potencia, la fuerza y que hace que no se acabe, porque es mucha gente con un mismo ideal y pasión”.

Como tiene esa diversidad y la motivación de la pasión, una barra puede fomentar la inquietud política entre sus miembros.

Así lo explica Maicol Giraldo, miembro de Rexixtenxia Norte, barra del Independendiente Medellín, “las barras europeas han sido un ejemplo en la medida en que nos han hecho “cuestionar y repensar el rol del futbol en la sociedad (...) el fútbol es un lugar transformador de cultura”.

Esa idea de que el fútbol puede transformar la sociedad se concreta en el llamado barrismo social, que ha ido creciendo y las ha llevado a hacer trabajo social en sus ciudades, en los barrios. Por ejemplo, en Rexixtenxia hacen charlas en colegios y barrios marginales para hablar contra la violencia y Fortaleza Leoparda Sur, en Bucaramanga, tiene una fundación desde 2016 para canalizar donaciones para eventos como donar regalos o cuadernos a niños pobres.

Como dice Giraldo, la idea es “utilizar el fútbol como un medio y una excusa para que las personas reaccionen y nos unamos como grupo social organizado”. De hecho, las mismas barras se han organizado y la mayoría de ellas son parte de 'Barras colombianas por la convivencia', un colectivo que busca justamente incentivar esa forma de barrismo, que puede incentivar la sensibilidad social e incluso política.

Eso se nota en cómo terminó la Guardia Albi Roja en el paro, según ‘Piojo’:

“Cuando ya comenzaba a hablarse del paro del 21 de noviembre líderes de parches, por ejemplo de Bosa y Engativá,comenzaron a cuestionar que la barra no se involucrara. Así que dimos el debate y terminamos decidiendo salir, además porque sabíamos que otras barras en otras ciudades iban a salir”.

También se debe a que en otros lados las barras también han ganado liderazgo, como dice David Pombo, líder de la Garra Samaria Norte: “Las barras colombianas tomamos como referencia lo que hacen las barras chilenas, que participan activamente en los eventos sociales del país y fueron claves en las protestas de finales del año pasado”.

Aunque Gustavo Petro les pidió que se sumaran al paro, el liderazgo no viene de él.

“En la barra sí se nota una mayoría antiuribista, pero eso no quiere decir que seamos petristas. Yo, por ejemplo, trabajé en la Alcaldía de Petro como parte del programa Goles en paz, pero ese man me parece un ególatra al que nos tocó decirle en la Alcaldía que así estuviera acompañando nuestros procesos no íbamos a ser un brazo político de él.”, cuenta ‘Piojo’.

Con todo eso, los barristas son un poder nuevo y que puede estar en ascenso, sobre todo en la medida en que el barrismo social sume más miembros y revierta su mala imagen.

Un poder nuevo y creciente

Algunos barristas ya se sienten poderosos. No en el estadio amilanando a un rival, sino en la calle.

“Somos un nuevo poder social que estaba despierto: masas del deporte que estaban siendo mal utilizadas”. dice Giraldo, de Rexixtenxia. Otros barristas suman números.

“El 21N sacamos 1.500 personas oficiales de la barra en Medellín y 10.000 en todo el país, con camisetas, banderas y trapos (pancartas). Un grupo que solo superan los sindicatos y los estudiantes”, dice Felipe Muñoz, de Los del Sur.

Los de Fortaleza Leoparda Sur calculan que llegaron 2 mil personas al punto al que convocaron ellos solos, sin apoyo de otras organizaciones, el 21N; los Comandos Azules calculan haber sumado unas 800 personas en Bogotá; y Luis García, de Barón Rojo Sur del América, cuenta unas 100.

Ese poder ya ha tenido impacto político.

Por ejemplo, Fortaleza Leopardo Sur hizo pedagogía del Acuerdo de La Habana en 2016 y siempre participa en las marchas por el páramo de Santurbán y en 2019 incluso participó como movimiento en elecciones al concejo en cuatro municipios del área metropolitana y apoyaron al hoy alcalde Juan Carlos Cárdenas.

En Bogotá, la Guardia Albi Roja calcula que le puso unos 3 mil votos a Claudia López, tras haberse acercado a tres de las cuatro campañas a la alcaldía de Bogotá y haber logrado mayor conexión con ella (Hollman Morris no los recibió, Carlos Fernando Galán sí y no buscaron a Miguel Uribe porque tuvieron mala relación con Peñalosa).

Y no siempre se mueven hacia los alternativos: en Santa Marta, la Garra Samaria Norte apoyó a Luis Miguel ‘Mello’ Cotes a la Gobernación y no al ganador, el cuestionado Carlos Caicedo, después de que la exsecretaria de Seguridad de Santa Marta, Priscila Zuñiga, se cambió de bando (desde la Alcaldía de Santa Marta Zuñiga los acompañó en varios proyectos sociales e hizo una relación tan cercana que la nombraron “gestora institucional”).

Con esas relaciones más el poder de su activismo y sus números, ya han empezado a presionar cambios.

“A Luis Ernesto Gómez (secretario de Gobierno de Bogotá) lo conocemos desde que era viceministro. Le pedimos cita, dijo que nos recibía y los líderes de las seis barras que hay en Bogotá nos reunimos antes para definir qué propuesta le íbamos a presentar: un programa que quede en el Plan de Desarrollo y por lo tanto que le metan plata, con la idea de llevar a los barrios la paz que ya se vive en los estadios. Ya nos dijeron que sí lo meterán.“, cuenta ‘Piojo’.

Falta ver si eso ocurre y si también logran reivindicaciones como aterrizar el Plan Decenal del Fútbol que hizo el Gobierno Santos, y que pide Jhon Solano, de Comandos Azules, o evitar que los partidos salgan por el nuevo canal premuim Win+ (que cobrará 30 mil pesos mensuales), como pide Edson Rivaldo, líder del Frente Rojiblanco Sur, del Junior de Barranquilla.

Incluso si no lo logran, todo indica que su poder llegó para quedarse.

martes, 6 de diciembre de 2016

Chapecoense, la solidaridad y las causas sociales

La tragedia de un humilde equipo brasileño de fútbol genera un amplio y conmovedor sentimiento de apoyo que no tiene por qué ser reprochado


Por Camilo Rueda Navarro 

Los desbordados y sentidos gestos de solidaridad hacia la Asociación Chapecoense de Fútbol han sorprendido no sólo a los propios afectados sino a algunas personas en Colombia que han llegado a cuestionarlos.

Se habla de un supuesto “dolor selectivo” cuando la tragedia aérea del Chapecoense ha conmovido a multitudes, en una odiosa comparación con temas como, por ejemplo, los líderes sociales asesinados en nuestro país.

Resulta injusto y desacertado poner en tela de juicio el dolor que la comunidad del fútbol ha sentido por el accidente que sufrió el vuelo de un humilde equipo brasilero que venía al país a jugar su primera final internacional. ¿Por qué descalificar los gestos de solidaridad hacia un pequeño club que hace pocos años jugaba en divisiones inferiores y que, a punta de lucha y amor propio, soñaba con conseguir un trofeo continental, superando en la cancha a grandes del continente como Independiente y San Lorenzo?


Un estadio abarrotado para homenajear a las 71 víctimas mortales de la tragedia, a los seis sobrevivientes y a sus familias conmovió al país y al mundo del fútbol. Fue el mismo estadio donde hinchas de Nacional y Medellín habían dicho “Sí a la paz” antes de que los acuerdos entre las FARC y el gobierno se pusieran a consideración de las urnas.

De esta forma, se pone en entredicho el dolor que sienten los aficionados al fútbol, como si estos no sintieran como propias, por ejemplo, las más de 120 víctimas mortales de la Marcha Patriótica o como si fueran indiferentes por los menores de La Guajira que mueren de hambre.

Esos mismos señalamientos desconocen que hay activistas sociales que también sufren y gozan con el fútbol, que los hinchas han emprendido iniciativas de ayuda a las comunidades de La Guajira o que han enarbolado causas como la defensa de la educación pública y la solidaridad con Palestina.

Quienes juzgan así estos hechos, tal vez, ignoran que justo hace un año era Independiente Santa Fe el que soñaba con esa Copa Suramericana que buscaba Chapecoense, que eran sus jugadores e hinchas los que recorrían el continente en su búsqueda y que podrían ser ellos mismos los que sufrieran un accidente como el ocurrido en Antioquia. Por eso, este club le entregó su trofeo -el único continental que posee- al cuadro de Chapecó en un enorme gesto de fraternidad.

Que ‘el fútbol no tiene fronteras’ dijeron las tribunas del estadio Atanasio Girardot, donde se tributó al Chapecoense el día en que debía jugar el primer partido de una truncada final; que en Latinoamérica somos un mismo pueblo comprendieron algunos por los sentimientos causados por esta tragedia; y que esto nos duele a todos, sin importar el equipo del que se es hincha, quedó claro. ‘Gracias, Colombia’ respondió Brasil ante las muestras de apoyo a un equipo que perdió a 19 jugadores, su cuerpo técnico y casi toda su directiva en un hecho que hoy enluta a miles de aficionados en Brasil y en todo el mundo.

Sí, ojalá las causas de los movimientos populares convocaran de la misma manera en que lo ha hecho este accidente. Pero, resulta al menos odioso desacreditar las pasiones que genera el fútbol y la solidaridad que ha recibido merecidamente Chapecoense.

*Publicado originalmente en El Turbión

jueves, 10 de diciembre de 2015

Las FARC abogan por "democratizar el fútbol" al celebrar triunfo de Santa Fe

La pasión del grupo insurgente por el balompié salió a flote después de la victoria del club bogotano. Destacaron la importancia del juego limpio, en un momento donde la corrupción impera


Por AFP

En pleno escándalo de corrupción de la FIFA, la guerrilla de las FARC abogó este jueves por "la democratización" del fútbol, al celebrar la conquista de la Copa Sudamericana por parte de Independiente Santa Fe.

El grupo rebelde, que negocia en Cuba un acuerdo de paz para poner fin a medio siglo de conflicto armado, declaró su pasión por el balompié y se sumó a los festejos por el primer título internacional alcanzado por el equipo bogotano en 74 años de historia.

Para "todos los amantes del deporte rey, incluyendo a los integrantes de las FARC (...) que hinchamos por distintos equipos, lo fundamental es que prime el espíritu deportivo, el buen juego y la sana competencia. El fútbol debe ser democratizado", señaló la organización comunista en un comunicado leído en La Habana.

Varios dirigentes de la Conmebol y la Concacaf, que reúnen a las federaciones de fútbol de Sudamérica, y América Central, el Caribe y Norteamérica, respectivamente, así como cinco ejecutivos de marketing deportivo y presidentes de federaciones sudamericanas han sido imputados por aceptar millones de dólares en sobornos por la adjudicación de derechos de transmisión de ediciones de la Copa América.

El escándalo de sobornos también ha salpicado al colombiano Luis Bedoya, expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF).

En su mensaje, las FARC destacaron la actuación del Santa Fe en la final que disputó la noche del miércoles con el argentino Huracán, y que se saldó con la victoria en penales para los colombianos.

"Felicitamos a los jugadores del conjunto 'cardenal' por la voluntad y el coraje mostrados en todos los momentos de esta gesta que hoy se concluye con la victoria", señaló la organización en su mensaje.

domingo, 18 de octubre de 2015

Colombia: liga de 20 equipos, balance negativo

Con dos clubes más en la primera división, son más los problemas que los beneficios


Por Camilo Rueda Navarro

Desde el 2015, las directivas del fútbol profesional colombiano (FPC) ampliaron la primera división de 18 a 20 equipos con el supuesto propósito de mejorar el espectáculo y la asistencia a los estadios.

A un año de implementación, la medida deja más aspectos negativos que positivos. El FPC es hoy un torneo con bajas asistencias, clubes irregulares y escenarios precarios. A continuación algunos aspectos que ha dejado la liga con 20 competidores:

Los dos invitados decepcionaron

Cortuluá y Cúcuta Deportivo fueron los dos ganadores de los cupos abiertos por la Dimayor para ampliar la primera división. Pero no fue mucho lo que aportaron los dos nuevos inquilinos de la “A”.

En el caso del Cúcuta, ha sido el peor equipo del año y ya confirmó su regreso a segunda división, con una administración muy cuestionada por sus hinchas. Cortuluá, por su parte, apenas ha sumado 41 puntos en 36 partidos en todo el 2015, y en el actual torneo está al borde de la eliminación.

Nivel de segunda

Con un torneo de 20 equipos, el fútbol de primera tiene ahora mucho “de segunda”. Varios clubes afrontan problemas administrativos, y en el actual certamen, ya son seis los equipos que no tienen ninguna opción de clasificar, por lo que algunos de ellos han anunciado que recurrirán a jugadores juveniles para completar el calendario.

Con este tipo de clubes, el nivel deportivo tiende a la baja y se refleja en indicadores como precarias asistencias (la media aproximada de 8.000 espectadores por juego es jalonada por los grandes) y en el promedio de gol por partido más bajo de la historia (apenas por encima de dos tantos por juego).

Escenarios precarios

De la mano de este bajo nivel, el FPC afronta serias dificultades de infraestructura. Algunas plazas, como Montería y Tuluá, evidenciaron que no tienen los mínimos requerimientos para alojar una liga profesional, como una gramilla adecuada e iluminación óptima.

Otras ciudades emprendieron reformas a sus estadios, como Ibagué, Neiva y Tunja, por lo que sus clubes debieron recurrir a escenarios alternos lejos de sus hinchadas. Por momentos, el Estadio de Techo, en Bogotá, debió ser sede simultánea de cuatro equipos de la A. Esta situación generó que buena parte del calendario de partidos fuera aplazado.

Muchos partidos, poco espectáculo

La liga con 20 equipos genera un apretado calendario de 26 fechas en menos de cinco meses. Esta circunstancia, sumada a los partidos internacionales, genera un calendario superpuesto y saturado. Más partidos no necesariamente generan mejor espectáculo. Por el contrario, ha generado desgaste en las nóminas, varias de las cuales han padecido lesiones de sus jugadores titulares.

El caso que afronta Santa Fe es inusual e inviable. En el actual semestre viene jugando tres competiciones simultáneas y ha debido disputar 28 partidos en 14 semanas, con un promedio de dos partidos por semana sin pausa ni tregua.

El "Expreso Rojo" está clasificado actualmente a la final de la Copa Colombia, cuya programación está en vilo por su actuación en la Copa Suramericana (fase de cuartos de final) y en el torneo rentado (parcialmente clasificado a las finales). Su nivel se ha visto menguado en ocasiones por recurrir a jugadores suplentes y juveniles, por lo que, según algunos comentaristas deportivos, debería resignarse a disputar sólo una o dos de las contiendas en juego.

Manda la TV

Los diez partidos de cada fecha se vienen desplegando a lo largo del fin de semana para facilitar su transmisión. En esa lógica, ha primado la audiencia de la televisión y no la de los estadios, pues se programan partidos con horarios inusuales, como sábados a las dos de la tarde o domingos a las ocho de la noche.

Además, la programación se hace con pocos días de anticipación y con cambios de última hora, lo que afecta al público que prefiere acompañar a su equipo en persona. El resultado es pobres asistencias en beneficio del "rainting” de los canales que tienen los derechos de transmisión.

Por estas razones, el torneo con 20 equipos, lejos de mejorar el espectáculo, lo ha empeorado en detrimento de clubes, hinchas y jugadores, pilares fundamentales del fútbol, por lo que amerita hacer un balance de este nuevo sistema.

jueves, 15 de octubre de 2015

Gabriel Pineda: De la capital petrolera al primer campeón

Gabriel Pineda López nació el 14 de junio de 1928 en la ciudad de Barrancabermeja, capital petrolera y cuna del movimiento obrero colombiano. Como muchos de su época, inició su carrera en el fútbol por amor a la práctica y simple diversión. Integró el Club Atenas de Bogotá, uno de los equipos que se perfiló para participar del torneo profesional colombiano en representación de la capital.


Ante el intento fallido del Club Atenas por competir en el campeonato profesional, Independiente Santa Fe le propuso vincularse a sus filas. Ingresó a la plantilla titular y se convirtió en pieza fundamental del equipo de Alfredo Cuezzo y Carlos Carrillo que consiguió el primer campeonato nacional.

Pineda disputó 16 de los 18 partidos que condujeron al título de 1948 y estuvo vinculado con la institución cardenal hasta 1951. Jugó 58 partidos y marcó 18 goles.


Gabriel Pineda (hincado a la izquierda) en la nómina del primer campeón colombiano.

El 15 de noviembre del 2009, previo al encuentro entre Santa Fe y Deportivo Cali, Gabriel Pineda realizó el saque de honor y recibió del club una camiseta de ídolo cardenal -marcada con el número 3-, y una credencial de honor vitalicia. Falleció el 15 de octubre del 2015 en Soacha.

miércoles, 9 de abril de 2014

Gaitán, el bogotazo y el primer campeón

Independiente Santa Fe, el primer campeón del fútbol colombiano, fue fundado en 1941 en un momento de confusión política y transformaciones sociales que el país nunca había visto. En 1948 ganó el primer torneo nacional. La otra historia detrás de esa estrella.



Por Alejandro Pino Calad

“Ultimas noticias con ustedes. Los conservadores y el gobierno de Ospina Pérez acaban de asesinar a Gaitán…”   Radio Nacional, 9 de abril de 1948 [1]. En menos de tres horas, media ciudad ardía en llamas tras la descarga de violencia que el pueblo había desatado contra el gobierno y contra todo lo que se interpusiera a su paso después de conocer la noticia de la muerte de su líder a manos del odiado conservatismo, noticia dada por medios radiales intervenidos por los líderes liberales que buscaban la caída de Ospina y su partido del poder presidencial.


Ese día, enfurecidos y cargados de desesperanza, las clases populares de Bogotá y luego de todo el país vengaron con muertes, saqueos y destrucción el asesinato de su líder y posible redentor. Lo que comenzó como una protesta violenta con fines políticos, terminó como un derroche de vandalismo y brutalidad alentado por el licor. La policía, que estaba vinculada al Partido Liberal desde el gobierno de Alfonso López, tomó parte en la revuelta a favor del pueblo y el ejército evitó, a costa de muchas muertas, que la masa iracunda se tomara el palacio de gobierno.

Para esa fecha, como parte del proceso de internacionalización del país en el nuevo orden mundial, se reunía en Bogotá la Conferencia Panamericana cuyo tema central era evitar el desarrollo del comunismo en las naciones americanas, con lo que el gobierno de Ospina, con el respaldo del de Washington, declaró oficialmente que el comunismo internacional liderado por Stalin había asesinado al líder liberal para desestabilizar la conferencia e, incluso, tomarse el poder en Colombia. Era la entrada de frente del país en la Guerra Fría.

El gobierno se sostuvo con el apoyo del ejército y con el mantenimiento de la política de unión nacional que terminó llevando a Darío Echandía al Ministerio de Gobierno para tratar de apaciguar la furia del pueblo liberal que reclamaba venganza. Finalmente Ospina retomó el control absoluto de todas las ciudades el 16 de abril, pero la violencia se trasladó entonces a las zonas rurales en las que unos se mataban con otros y el machete se volvía un elemento indispensable para salir de la casa. En Barrancabermeja, por ejemplo, el ejército pudo restablecer la autoridad del ejecutivo sólo dos meses después y en ese lapso muchos conservadores fueron asesinados.

En las ciudades se recogían cuerpos de las calles y varios sectores habían quedado arrasados por el vandalismo. Imperaba el toque de queda y la tensión social era casi incontenible frente a la desesperanza y la posibilidad de que la muerte llegara en cualquier momento.

Antes de que los ánimos reprimidos se calentaran de nuevo, el gobierno ordenó ese 16 de abril que se reabrieran los teatros y empezaran las funciones de cine cuanto antes, y que los partidos de fútbol estaban permitidos: el gobierno trasladó así las pasiones políticas al desenvolvimiento de lo lúdico como espacio de catarsis como ya lo habían hecho los regímenes totalitarios europeos en los 30 [2].

De esta forma, el domingo 18 se llevó a cabo la inauguración del campeonato de fútbol de la Federación del Atlántico con “total solemnidad” y la presencia de 53 equipos [3] a pesar de que el sector comercial estaba hecho cenizas y que la iglesia de San Nicolás fue destruida. El domingo 11 de abril, precisamente, estaba programado un doblete en El Campín entre Millonarios vs Libertad de Costa Rica y Santa Fe vs Alianza Lima, partidos que fueron cancelados por la situación de la capital. Sin embargo, después del 16 Millonarios y Santa Fe decidieron jugar un partido a beneficio del ejército como homenaje a su labor patriótica en los días anteriores, y, además, para darle entretenimiento a la ciudad tras los momentos difíciles que había pasado [4].

Igual pasó en el resto del país, se organizaron clásicos regionales o partidos atractivos para distraer al público y dar la sensación de que los problemas habían sido superados, y fue así como el 25 se enfrentaron en Manizales Deportes Caldas y Once Deportivo, en Cali Deportivo Cali y Boca Juniors, y en la capital de Antioquia Medellín y Alianza Lima, sin contar con que en la costa se estaban jugando partidos domingos y miércoles en el marco del campeonato regional.

La situación se calmó en las ciudades pero no en el campo, hecho que el gobierno solucionó con  una censura que se tomó los periódicos liberales, que empezaron a  aparecer con hojas y recuadros en blanco.

Los habitantes de las ciudades estaban hastiados de esto y de toda la tensión que generaba la situación política que hacía que cada vez se vieran más desplazados en las calles. La situación de los campos y el aumento de población en las ciudades hizo que en ciertas zonas el alimento se volviera insuficiente y la gente, desesperada, empezó a buscar salidas y espacios en una oferta de entretenimiento que resultaba insuficiente.

Y ahí llegó la Dimayor

El 27 de junio los dirigentes de los equipos más populares de cada región, encabezados por Alfonso Senior de Millonarios, decidieron formar la Dimayor (División Mayor del fútbol colombiano) y organizar un campeonato profesional con partidos de ida y vuelta en cada ciudad participante, el cual daría el primer gran campeón del fútbol colombiano. El campeonato arrancaría el 7 de agosto como un homenaje a la patria en esos difíciles momentos [5] y se permitiría el ingreso de máximo dos equipos por ciudad.

Un campeonato profesional que mantuviera todos los domingos un buen espectáculo en la ciudad fue aplaudido por la prensa de las capitales importantes por el beneficio deportivo y, sobre todo, social que le traería al país.

El nacimiento de la Dimayor generó un cisma entre esta y la ADEFUTBOL (Asociación Colombiana de Fútbol) pues ésta última veía como se le iban de sus manos los equipos populares y que llevaban gente a los estadios. El resultado fue que la ADEFUTBOL, que era la socia de la FIFA, no reconociera a la Dimayor y el torneo organizado por esta fuera considerado por el regente del fútbol mundial como “pirata”.

Los equipos miembros de la Dimayor eran diez: Millonarios y Santa Fe por Bogotá, América y Deportivo Cali por esa ciudad, Atlético Municipal y Deportivo Independiente Medellín por la capital de Antioquia, Junior de Barranquilla, Deportes Caldas y Once Deportivo en representación de Manizales, y la Universidad Nacional de Bogotá, que jugaba por Pereira en un comienzo pero que, ante los altos costos, terminó jugando los sábados en la capital.

Finalmente por problemas logísticos el campeonato no pudo empezar el día patrio acordado sino que arrancó el 15 de agosto y a partir de ese instante el país se transformó: nunca antes había encontrado una fiesta y una distracción tan ampliamente difundida y tan frecuente.

El estado de catarsis en las ciudades fue total pues lo que pasaba en los campos pasó a un segundo plano así como la coyuntura internacional de la Guerra Fría, y los medios, con el boom de publicaciones y páginas especializadas, ayudaron para eso: “Ya a esta altura ninguno niega que lo primero que hacen lo lectores de los periódicos el día lunes es ir directamente hacia las páginas deportivas, antes que aquellas que dan noticias sobre acontecimientos de otra índole –así sea de las que hablan sobre la tercer guerra mundial- con el ánimo de despejar las incógnitas que desde la noche anterior le han impedido el sueño en sosiego” [6].

Alfonso Senior, el gran responsable de esta profesionalización escribiría años después: “El fútbol traduce la necesidad biológica de excitación, de pasión, de extroversión de las personas y ayuda a descargar esa caldera social en la cual se cocinan explosivos ingredientes que forman parte de los disturbios populares” [7]. Y eso pasó en las ciudades colombianas: el estadio era el lugar de encuentro de la gente sin importar su partido, filiación política o clase social. Era la oportunidad de que tanto liberales como conservadores mostraran intereses comunes y estuvieran unidos en paz por 90 minutos.

La fiebre de fútbol invadió todas las estancias de la vida nacional. El 4 de diciembre la Revista Semana, dirigida por Alberto Lleras y con una línea política e internacional, por primera vez en su corta historia no tuvo la foto de un político, personalidad cultural o líder mundial sino que, por el contrario, tuvo en portada la foto de Julio “Chonto” Gaviria, arquero de Santa Fe y gran ídolo de la afición capitalina.

En el artículo sobre el jugador dice, haciendo clara referencia a la evolución que he tratado de explicar, que “los colombianos no discutían antes sino sobre política y poesía. Desde 1938 también discuten sobre fútbol” [8].

Los narradores y comentaristas radiales tuvieron su cuarto de hora, y empezó a captar el favoritismo y el respeto del público el costarricense Carlos Arturo Rueda quien llevaba varios años escribiendo para El Espectador. La radio adquirió una nueva dimensión pues significaba la posibilidad de reunirse con los amigos a escuchar los partidos, y la sensación de estar en un estadio sin estarlo.

La importancia del fútbol hizo que apareciera en la prensa y en la radio la figura del analista, y esto representó un cambio en la dimensión de la comprensión del deporte pues, además de contar lo que pasaba durante el partido, el fútbol ameritaba una explicación pseudocientífica del desarrollo del juego, alguien que analizara los sistemas y el desempeño de los elementos de esos sistemas. Alberto Ríos, por ejemplo, analizaba las jugadas de una manera tan científica que medía la distancia de los disparos errados al arco y en las transmisiones se le podía escuchar decir: “Ese disparo pasó a un metro dieciocho centímetros y tres milímetros del arco defendido por Chonto”.

Esto hizo que aumentara la afición, que se sentía partícipe de algo realmente importante. El primer campeón fue Santa Fe, el 19 de diciembre de ese histórico año en el que casi todos los estadios se mantuvieron llenos [9]. La victoria del equipo rojo de Bogotá, sin embargo, tuvo algo significativo no sólo por imponerse al Junior y a Millonarios, los dos grandes favoritos por la traidición futbolística del primero (incluso había representado al país como selección Colombia) y los jugadores extranjeros del segundo.


Santa Fe, un equipo sin tantas figuras pero de origen distinguido en el Gimnasio Moderno, venció al todopoderoso Millonarios en un hecho que fue interpretado por muchos como la reivindicación del pueblo, pues Santa Fe se había vuelto eso, el equipo del pueblo, el trabajador, el sufrido, y sobre todo el antagonista del rico, boyante y soberbio Millonarios.

Para la historia quedaron los seis penales que atajó ‘Chonto’ Gaviria a lo largo del torneo; las 12 victorias en 18 juegos, en donde sólo perdió tres veces; los 57 goles que hicieron delirar a su naciente hinchada, 20 de ellos marcados por Jesús María Lires, el talento de Luis Rubio, Germán Antón, José Kaor y Antonio Julio de la Hoz, pero sobre todo el simbolismo político que tuvo esta victoria.

La camiseta roja del equipo fue asociada al Partido Liberal y a Gaitán, quien como alcalde construyó El Campín, y el hecho de que esta hubiera sido la primera en coronarse como campeona en Colombia fue motivo de un montón de metáforas que incluso tienen hoy en día la imagen del caudillo como una de las insignias de las barras del equipo, aún cuando nunca se supo a quién le hacía fuerza.


Así nació nuestro fútbol profesional, en medio de una coyuntura política y una crisis que dejó para la historia esa estrella blanca en el pecho rojo del primer campeón.

Notas: 

[1] Alape, Arturo. El Bogotazo, Memorias del olvido. Planeta. 1987. Pág. 254

[2] Dunning, Eric y Norbert Elias. Deporte y Ocio en el proceso de civilización. Fondo de Cultura Económica. 1992.

[3] El Espectador. Bogotá. Junio 19 de 1948.

[4] “La gente se merece entretenerse y pensar en otras cosas” dijo Carlos Aldabe, entrenador de Millonarios, a El Espectador. Ver El Espectador. Bogotá. Abril 17 de 1948.

[5] El Tiempo. Bogotá. Julio 1 de 1948

[6] El Tiempo. Bogotá. Agosto 30 de 1948. Pág. 10

[7] Senior, Alfonso. El deporte descongestiona la caldera social en Lecturas Dominicales. Bogotá. Agosto 14 de 1977

[8] Revista Semana No. 111. Bogotá. Diciembre 4 de 1948

[9] En Medellín no se jugaba en un estadio sino en el hipódromo y a veces al mismo tiempo que se disputaban las carreras dando un espectáculo impresionante al público.

Publicado originalmente en febrero del 2013 en Golcaracol.com

lunes, 9 de diciembre de 2013

Petro y el fútbol


El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, del movimiento Progresistas, recibió un injusto fallo de destitución e inhabilidad por 15 años por parte de la Procuraduría General de la Nación.

A propósito de esta grave noticia, algunas postales de la relación del mandatario (que impulsa importantes políticas sociales en la capital colombiana) con el fútbol:

Con Omar Pérez (izquierda) y Rafael Robayo (derecha), íconos de los principales equipos de la capital, Santa Fe y Millonarios, en un homenaje a un hincha asesinado en la ciudad.

Con César Pastrana (derecha), presidente de Santa Fe, y otros directivos y jugadores de ése club en un homenaje por la obtención de su séptima estrella tras 37 años de sequía.

Petro recibe una camiseta de Millonarios de parte de directivos y jugadores de ése club.

Omar Pérez recibe de las manos de Petro un reconocimiento de la Alcaldía Mayor.

Durante la campaña a la Presidencia de la República del 2010, como candidato formuló algunas propuestas para el deporte:


Sobre la democratización de los clubes de fútbol


Sobre las barras futboleras

lunes, 2 de septiembre de 2013

Colombia: hinchadas con el paro agrario y popular

Así las autoridades censuren y repriman, y los medios de comunicación desinformen, son múltiples las manifestaciones de solidaridad de las hinchadas del fútbol con el paro nacional agrario y popular:


Hinchas de la Selección Colombia en partido de eliminatorias.


La Guardia (Santa Fe, Bogotá)


La Guardia (Santa Fe, Bogotá)


Revolución Vinotinto (Tolima, Ibagué)


Holocausto (Once Caldas, Manizales)


Comandos Azules (Millonarios, Bogotá)


Fortaleza Leoparda Sur (Bucaramanga)


Los del Sur (Nacional, Medellín)

*Envía tus fotos a futbolrebelde@gmail.com

domingo, 29 de julio de 2012

Libardo Mora Toro: el atleta comunista que corrió por Santa Fe

Libardo Mora Toro fue un atleta y militante comunista que corrió con los colores del Club Independiente Santa Fe. Ingresó al Ejército Popular de Liberación y cayó en combate en 1971.

Por Ricardo Ávila Palacios
El Espectador


A mediados del siglo veinte el discurso marxista-leninista torció el destino de un atleta alto, de calvicie prematura y dueño de una zancada impresionante para los de su época. De las pistas saltó a la guerrilla, donde permaneció hasta su muerte.


Una protesta inusual rompió la tranquilidad en los VI Juegos Deportivos Nacionales, celebrados a comienzos de 1950 en Santa Marta y cuya importancia radicaba en que allí se seleccionaría al equipo colombiano que días después intervendría en los Juegos Centroamericanos de Guatemala.

Al terminar su actuación en el campeonato atlético, Libardo Mora Toro (vencedor en los 800 y 1.500 metros e integrante del cuarteto que dominó la posta larga), en un acto de rebeldía, devolvió a la Asociación Colombiana de Atletismo las tres medallas de oro que ganó, en rechazo por su exclusión de las justas centroamericanas. Debido a su polémica determinación, Mora recibió una sanción de 18 meses, durante los cuales no pudo competir.

El castigo no tenía razón de ser desde el punto de vista exclusivamente deportivo, si se tiene en cuenta que ese año Mora fue uno de los mejores atletas en Colombia, al imponer tres nuevos registros nacionales en un lapso de ocho días en la milla, los 800 y 3.000 metros. Sin embargo, un año después participó en los I Juegos Panamericanos de Argentina, donde fue eliminado en las primeras de cambio en los 1.500 metros.


Nacido en Alcalá (Valle del Cauca), en 1924, hablar de Mora, un hombre alto, delgado, de calvicie prematura, poseedor de una zancada impresionante para los de su época, competidor aguerrido y valiente que siempre corrió por el departamento de Caldas, es remontarnos a un polémico personaje de los años 50, que dejó huella en su paso por la vida. Inclusive, formó parte del plantel de atletas que a finales de los años 40 corrió por la camiseta del Independiente Santa Fe, cuando esa institución era un verdadero club deportivo.

El guerrillero

En el ocaso de la década del 50, el espíritu deportivo del atleta cedió a la seducción de las ideas de izquierda que se debatían en los pasillos de la Universidad Libre —donde se graduó como abogado—. Entonces el discurso marxista-leninista, en plena vigencia de la Guerra Fría entre las flamantes superpotencias, lo absorbió y poco después de su última competencia internacional en los III Juegos Bolivarianos de Caracas-61 (allí fue subcampeón en 800 y 1.500 metros), Mora representó los intereses del Partido Comunista Colombiano (PCC) en Moscú, donde intervino en el Congreso de Juventudes Comunistas, un encuentro que marcaría su nacimiento como agitador de alto turmequé.

El 11 de marzo de 1962, meses después de su actuación en la capital soviética, “el Comité Ejecutivo Central de la Juco (Juventudes Comunistas) expulsó de sus filas a Libardo Mora Toro (cofundador del PCC-ML) y Víctor Medina Morón (cofundador del Eln)”*. Al parecer, sus recias críticas a la dirección del partido desencadenaron la ira de los altos mandos, que tomaron la decisión de apartarlos de ese colectivo. Otras versiones no descartan que ambos participaban en un complot.

Medina, tras ser acusado por la muerte de otro guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (Eln), acabó sus días frente a un pelotón de fusilamiento el 22 de marzo de 1968.

Al ser indagado sobre el momento en que Mora ingresó a las filas de la guerrilla, el ingeniero
José Briceño —exatleta, periodista e ingeniero civil actualmente radicado en Canadá, y quizá el colombiano más erudito en temas de atletismo— señala que “no hay precisión sobre la fecha de su vinculación como miembro directivo y combatiente del Ejército Popular de Liberación (Epl), en Santander”.

Pero sí recuerda que “por esa época revolucionaria de los años 60 viajaba por tierra y se vestía con ruana y sombrero, camuflándose como campesino, al decir de alguien que una vez lo encontró en una fonda por los lados de Antioquia. Se desconoce también cuántas veces estuvo en Cuba, pero tenía buenos contactos con los líderes de la revolución castrista y después de su muerte (fue dado de baja en combate en diciembre de 1971), sus hijos recibieron becas para irse a ese país”.

Briceño también rememora que durante su vida en la clandestinidad Mora participó en diferentes ataques armados y “oficialmente” fue dado de baja en combate por lo menos cinco veces, hasta que sus compañeros de revolución confirmaron su deceso en diciembre de 1971. Sin embargo, su cadáver nunca fue entregado a su familia, no obstante la tramitomanía que cumplieron para obtener el certificado de defunción. Hace 40 años un reducto subversivo del Epl fue bautizado como
Frente Libardo Mora Toro, en homenaje al combatiente caído.

En 1963, Mora intervino en una reunión de las Juventudes Comunistas (Juco) en Alemania. “Allí se le encomendó trasladarse a Bucaramanga para organizar el sabotaje a oleoductos e instalaciones petrolíferas, trabajo que al parecer tuvo algunos frutos, pero que, sobre todo, determinó sus estrechas conexiones con jóvenes estudiantes y dirigentes sindicales del petróleo que más tarde fundaron el Ejército de Liberación Nacional (Eln), donde militó por algún tiempo”, según un artículo del diario El Tiempo, publicado el 29 de diciembre de 1971, con ocasión de su muerte.

“(…) hasta enero de 1968 poco se volvió a saber de él públicamente. El 9 de ese mismo año y mes, una patrulla militar halló sobre el cadáver del cabo Luis Mendoza —muerto en combate— un documento firmado por Mora, en el cual aparecía como miembro de la Junta Patriótica Regional del Alto Sinú y Alto San Jorge.

Públicamente sus últimas actuaciones conocidas fueron el 20 de mayo de 1969, cuando fue designado integrante del Comité Ejecutivo Central del PCML, y la del 9 de agosto de 1971, cuando firmó un volante en que invitaba a los atletas nacionales a abstenerse de participar en los Juegos Panamericanos de Cali”, reseñó ese diario.

Esa es la historia de Libardo Mora Toro, que se perdió en el tiempo y en la ingratitud. Hoy, dice Briceño con nostalgia, “nadie lo recuerda, quizá porque no marcó un gol o porque no abrió las nubes grises del firmamento para que Dios viera una gambeta como lo hacían los famosos jugadores del momento. Lo único que hizo Mora fue correr y correr”.

Nota:

viernes, 16 de diciembre de 2011

El hincha

Dedicado a los cuarenta mil fieles santafereños que ayer llenaron el estadio, en día y hora laborable, para estar con su equipo.

Por Eduardo Galeano


Una vez por semana, el hincha huye de su casa y asiste al estadio.

Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpientes y el papel picado; la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles, batiéndose a duelo contra los demonios de turno.


Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, glup, traga veneno, se come la gorra, susurra plegarias y maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos.

Rara vez el hincha dice: «hoy juega mi club». Más bien dice: «Hoy jugamos nosotros». Bien sabe este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música.

Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su victoria; qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota; otra vez nos estafaron, juez ladrón. Y entonces el sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el estadio que se vacía. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz, mientras se van apagando las luces y las voces. El estadio se queda solo y también el hincha regresa a su soledad, yo que ha sido nosotros: el hincha se aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del carnaval.

Texto del libro "El fútbol a sol y sombra" de Eduardo Galeano. Foto: El carnaval de los fieles.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Y nos persigue la policía


Esta foto de 1952 nos muestra cómo el ejército invade la cancha de la Ciudad Universitaria de Bogotá para golpear a los jugadores de Independiente Santa Fe por acciones normales de juego. Jorge Ardila (delantero santafereño entre 1946 y 1957) es perseguido por un soldado armado. Como ven, la represión de las autoridades en los estadios es tan vieja como el deporte mismo.

En 1952 Colombia afrontaba la época de "La Violencia". El país estaba gobernado interinamente por el conservador Roberto Urdaneta, quien reprimió con voracidad al pueblo liberal, como su antecesor Laureano Gómez.

Fuente: Santafecito.com

lunes, 28 de noviembre de 2011

Cuando Santa Fe ganó el clásico en la finca de Gacha


Carlos González Puche, directivo de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales, contó en un artículo para la revista Soho la ocasión en que se jugó el clásico bogotano en una finca del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha.


Gacha es ídolo de las barras de Millonarios, que lo recuerdan en sus banderas

El encuentro se disputó en Pacho, Cundinamarca, cuna de Gacha (mejor conocido como “El Mexicano”), que había adquirido el 29% del club del que era hincha: Los Millonarios. Gacha, además de narco era un ferviente anticomunista, y fue responsable de organizar grupos paramilitares.

Según el testimonio de González Puche, en la pretemporada de 1982 se organizó un clásico amistoso a expensas del capo.

Puche, que jugaba en Millonarios, cuenta en su artículo que: “Fue en ese momento que vi al ‘patrón’. Era de mediana estatura, rechoncho, tenía sombrero y una cadena de oro muy gruesa, con una herradura muy llamativa. Siempre estuvo distante y alejado, acompañado solo de unos hombres muy bien armados que debían ser sus escoltas. Era Gonzalo Rodríguez Gacha: el hombre misterioso que había comprado a Millonarios para que volviera al lugar que le correspondía, y se había comprometido a pagar las deudas, traer refuerzos, reconocer salarios y dar premios estrafalarios; quería llevar a su Millos del alma a la gloria, costara lo que costara. En ese momento ya todos sospechábamos a qué se dedicaba.

Esa fue la presentación en sociedad del nuevo Millonarios, el equipo más laureado y famoso de Colombia. La joya de la Corona que quedaba en manos de un hombre de Pacho”.

González Puche fue futbolista en la década de los '80, y actuó en equipos como América, Cúcuta y Millonarios. En ellos fue testigo de la entrada del narcotráfico al fútbol colombiano.


Para esa ocasión, Millonarios estrenaba técnico y 14 refuerzos de primer nivel. Pero para sorpresa de los cuatro mil asistentes y del ‘patrón’, que hacía las veces de local, Santa Fe se impuso 2-1.

Tras la llegada de Gacha al club, Millos ganó dos títulos (1987 y 1988). El capo cayó abatido por la policía en 1989 y desde entonces (hasta el 2012) su equipo no volvió a ganar el torneo nacional.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Banderas por la educación

Hinchadas de Colombia y el mundo se manifiestan a favor de la educación pública, gratuita y de calidad:

"La educación superior no es mercancía". Hinchas de Santa Fe (Bogotá, Colombia).


"La educación se defiende". Hinchas de Nacional en marcha por la educación en Pereira.

Hinchada de St. Pauli en solidaridad con el movimiento estudiantil chileno.


Hinchas de Santa Fe (Bogotá, Colombia).


"Educación gratuita y de calidad. Ni reforma ni ley 30". Hinchas de América de Cali (Colombia).


"Educación libre, digna y gratuita". Hinchas chilenos durante la Copa América Argentina 2011.

Envía más fotos de trapos por la educación al correo futbolrebelde@gmail.com

miércoles, 26 de octubre de 2011

El perro que bailó a la policía

Un canino se coló en la cancha el Estadio El Campín de Bogotá cuando jugaban Santa Fe y Botafogo por la Copa Suramericana.


El sabueso eludió por varios minutos a varios policías que intentaron capturarlo. Los agentes, instruidos para evitar la invasión de la cancha por parte de cualquier ser no invitado, fueron incapaces de atraparlo.

El perro, con sus gambetas, se ganó el cariño de la gente que lo ovasionó con "oles". Finalmente salió hacia la tribuna por su propia cuenta. Desconocemos el paradero del animal y nos preocupa que haya sido víctima de una desaparición forzada.

jueves, 5 de mayo de 2011

Nace “El Gráfico Cardenal”, revista de la hinchada santafereña


El primero de mayo fue la fecha escogida para el lanzamiento de “El Gráfico Cardenal”, publicación oficial de La Guardia Albi-Roja Sur, barra popular del Club Independiente Santa Fe. “La voz de la hinchada popular” entró en circulación en el partido del equipo bogotano ante el DIM en el Estadio de Techo de la capital.

Los editores de la revista quisieron que circulara el primero de mayo, día internacional del trabajo, para reivindicar el sentido popular del equipo y su hinchada.

Este primer número de “El Gráfico Cardenal” trae artículos sobre la historia e identidad de La Guardia, el proceso de democratización del club y noticias de la barra. Es una revista de trece páginas, a todo color, ilustrada con fotografías. Es una publicación coleccionable y se enmarca en la conmemoración de los 70 años del primer campeón colombiano.

"El Gráfico Cardenal" es apoyada por un convenio de trabajo juvenil de la localidad de Teusaquillo de Bogotá y de la Corporación Opción Legal.

viernes, 25 de febrero de 2011

Setenta años de la fuerza de un pueblo


Por Orlando Buitrago Cruz

El 28 de febrero de 1941 en el teatro Lux, hoy convertido en parqueadero, se estrenaba con bombos y platillos la película “Los soldados mandan”, una comedia elegante, retozona y regocijada que mostraba a la juventud norteamericana tal cual era: alegre, intrascendente, robusta y jovial. Uno de los protagonistas era el joven actor Ronald Reagan, quien décadas después sería presidente de los Estados Unidos.

Mientras tanto, a pocas cuadras del Lux, al borde de la Plazoleta del Rosario, en las mesas del Café Rhin, hoy Café Pasaje, un grupo de estudiantes del Gimnasio Moderno plasmaba la primera página de otra historia que sería mucho más regocijada y trascendente que la protagonizada por Reagan: escribieron el acta de fundación de Santa Fe.

Esa misma semana, Jorge Eliecer Gaitán, futuro hincha ilustre de ‘Expreso’, cautivaba con su oratoria en un ciclo de conferencias en el “Teatro Municipal” de Bogotá, y se transformaba en “La fuerza de un pueblo”, tal como lo es hoy el cuadro “cardenal”.

Las siete décadas de gloria están enmarcadas por diversas anécdotas; ¿sabías que el primer gol santafereño, fue a su vez el primer autogol en la historia del campeonato colombiano?: Rodolfo Sarria del Deportes Caldas la anidó en su propio marco. Eso ocurrió en Manizales el domingo 14 de agosto de 1948, cuando se jugó la primera fecha del campeonato, el juego terminó 1-1.

Ese fue el punto de partida de una historia que como tal, no es ajena a las risas, lagrimas, curiosidades y anécdotas.

La “Chiva” escogió al León

En 1974, Guillermo “La Chiva” Cortés, presidente de aquel Santa Fe, pensó que el cuadro rojo debería tener una mascota. Después de revisar el perfil de todo el reino animal, se optó por el rey: el león.

Del zoológico de Pereira trajeron a un cachorro al que por nombre se le puso “Monaguillo”, y saltaba a la cancha en brazos del defensa Rafael Pacheco. Durante algunos años el León estuvo enjaulado en uno de los antejardines de la sede de Santa Fe, por aquel entonces en el barrio Teusaquillo, hasta cuando por una acción legal tuvieron que enviarlo al zoológico de Santa Cruz.

A ritmo de cumbia

En 1971, por iniciativa de hinchas ilustres como Yamit Amat, Santa Fe se fijó como meta marcar cien goles durante la temporada. Parte de la campaña fue el lanzamiento de “La cumbia de los cien goles”, interpretada por Gabriel Romero con la agrupación Black Stars. El tema prensado en un disco de acetato de 45 revoluciones por minuto, se vendió a la par con la música de los cantantes furor de la época.



Pues bien, al son de la cumbia, el expreso rojo marcó 103 goles, y de paso logró su quinta estrella.

Los hombres récord

Gabriel Ochoa, es el único técnico colombiano que ha sido campeón con Santa Fe (1966). Los demás títulos rojos han sido bajo la conducción de timoneles extranjeros: el peruano Carrillo en 1948, el argentino Julio Tocker en 1958 y 1960, el Serbio Vladimir Popovic en 1971 y el chileno Francisco Hormazábal en 1975.

Dos jugadores lograron tres títulos con el cuadro rojo: Carlos Aponte (1958, 1960 y 1966) y Alfonso “El Maestro” Cañón (1966, 1971 y 1975).


Cañón, además, es el máximo artillero de Santa Fe, pero más allá de sus goles es considerado el mejor jugador “Cardenal” de todos los tiempos. Fue un volante creativo de esos que hacen del fútbol, arte.

Las familias Cañón y Díaz son las que más jugadores le han aportado a Santa Fe (tres cada una): Además de Alfonso Cañón, jugaron en Santa Fe, su hermano Miguel, y su hijo Alfonso.

Los dos hijos de Ernesto Díaz formaron parte de la nómina roja, después de regresar de Bélgica en donde se formaron como futbolistas.

El equipo soñado

El Santa Fe de 1960, es según las encuestas, el mejor de todos tiempos. El ramillete de astros dirigidos por “El filósofo” Julio Tocker, lo integraban entre otros: Leonardo Bevilacqua, Juan Montero, Hernando Tovar, Carlos Rodríguez, Carlos Aponte, Ricardo Campana, Miguel Resnik, Oswaldo Panzutto, Alberto Perazzo y Héctor “El Zipa” González.

En 1961, ese equipo llegó con Palmeiras de Brasil a la semifinal de la Copa campeones de América (hoy Copa Libertadores), y Panzutto fue el goleador del certamen.

Feliz cumpleaños

Haría falta un libro para plasmar en detalle la epopeya roja, este ha sido simplemente una pincelada para la tertulia de la fiesta.

Un abrazo grande para toda la comunidad “Cardenal”, que con fidelidad a toda prueba no para de amar a su Santafecitolindo, a pesar de los 35 años de espera. ¿Será que el 7 que antecede al cero, es presagio de la séptima? Ojalá así sea, sería la mejor manera de celebrar los 70 años de la fuerza de un pueblo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

En Santa Fe la ilusión está por encima de cualquier cosa


Por Camilo Rueda Navarro

Acostumbrado a ganar en el último minuto, Santa Fe perdió en éste la clasificación a la final del torneo de fútbol colombiano. En su casa, el estadio El Campín, ante 28 mil espectadores, al cuadro bogotano le bastaba un empate para ir a disputar la séptima estrella. El empate a ceros estaba cocinado, cuando un golazo desde fuera del área cayó como un baldado de agua fría y nuevamente se esfumó la opción de título.

Ese “mazazo”, como lo llamó el técnico Néstor Otero, trajo consigo mucho más que la eliminación. El llanto se tomó a hinchas y jugadores; como una “pesadilla” tituló la prensa; y el presidente del club renunció ante la consternación.

Los medios comerciales vislumbraron una crisis y un remezón en Santa Fe. Pero en un hecho poco usual, jugadores e hinchas iniciaron una cruzada para respaldar la gestión de César Pastrana en la presidencia del club y pedir su continuidad, junto con la de la actual nómina. El dolor por la derrota se convirtió en un movimiento de respaldo a la institución.

martes, 24 de agosto de 2010

Ómar Pérez bajó su sueldo para ayudar a Independiente Santa Fe

El centrocampista argentino decidió bajar sus honorarios y colaborar con el equipo que pasa por una grave crisis económica, según señaló el presidente del club César Pastrana.

Ómar Pérez, jugador de Santa Fe, decidió bajarse el sueldo que gana y dar una mano con la actual crisis económica que vive el onceno cardenal. Foto: Rodrigo Sepúlveda.

"Ómar Pérez es uno de los jugadores referentes que más le ha apostado a este equipo y más en esta situación. Él es un jugador costoso. Sin embargo, se ha bajado a la mitad de su sueldo, pues me dijo que está seguro de que en diciembre estaremos clasificados y entonces se le puede pagar lo que no va a recibir ahora", señaló el dirigente deportivo a Caracol Radio.