Por Camilo Rueda NavarroAcostumbrado a ganar en el último minuto, Santa Fe perdió en éste la clasificación a la final del torneo de fútbol colombiano. En su casa, el estadio El Campín, ante 28 mil espectadores, al cuadro bogotano le bastaba un empate para ir a disputar la séptima estrella. El empate a ceros estaba cocinado, cuando un golazo desde fuera del área cayó como un baldado de agua fría y nuevamente se esfumó la opción de título.
Ese “mazazo”, como lo llamó el técnico Néstor Otero, trajo consigo mucho más que la eliminación. El llanto se tomó a hinchas y jugadores; como una “pesadilla” tituló la prensa; y el presidente del club renunció ante la consternación.
Los medios comerciales vislumbraron una crisis y un remezón en Santa Fe. Pero en un hecho poco usual, jugadores e hinchas iniciaron una cruzada para respaldar la gestión de César Pastrana en la presidencia del club y pedir su continuidad, junto con la de la actual nómina. El dolor por la derrota se convirtió en un movimiento de respaldo a la institución.
La salida de Pastrana desencadenaría la salida de muchos de los actuales jugadores. Esta generación ya cumple tres años y varias veces ha quedado cerca de conseguir la estrella, sin llegar a concretarla. Sólo
la Copa Colombia de 2009 significó un oasis en medio del desierto de resultados deportivos. Un aliciente para la sufrida parcial cardenal.
Ese mismo grupo de jugadores, liderado por Omar Pérez, pidió al presidente Pastrana que continuara al frente del club. Al tiempo, centenares de hinchas organizaron una marcha en la tarde del 17 de diciembre a la sede del plantel para expresar su respaldo y pedir la continuidad del proceso. El dirigente reconsideró su decisión y seguirá con su mandato, no obstante las dificultades económicas.
El emporio cervecero que patrocinaba al equipo canceló su contrato y a la fecha no hay ningún sponsor definido para el 2011. Muchas empresas han manifestado sus reservas de figurar al lado de Santa Fe, ya que la prensa generó el estigma de la presencia de dineros calientes en la institución capitalina, sin que a la fecha exista un fallo condenatorio o prueba concreta de ello. La Superintendencia de Sociedades validó el manejo administrativo del club y la justicia estadounidense desmintió investigaciones sobre el equipo.
Después de tres décadas permeado por el narcotráfico, el fútbol colombiano presenta una crisis administrativa marcada por déficits económicos, conflictos laborales y títulos marcados por la corrupción. Curiosamente ahora se quiere mostrar como un ente que lavaba activos de los narcos a uno de los equipos tradicionales del país que se ha enorgullecido por su historia limpia de títulos injustos. Algo de lo que sus hinchas se resisten a creer y se avergonzarían de ello.
En febrero de 2011, Santa Fe cumplirá 70 años de historia, de la cual, la segunda mitad ha pasado sin bordarle una nueva estrella a su escudo. Pero esa actual muestra de apoyo ratifica que el sentimiento cardenal está por encima de cualquier cosa: las derrotas deportivas, las crisis económicas o la persecución judicial. Porque este equipo es el sentimiento y la pasión de sus seguidores, es la fuerza de un pueblo. Y la ilusión santafereña prevalecerá por sobre cualquier situación adversa.
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