martes, 31 de enero de 2017

Goleira do MST é convocada para Seleção Brasileira de futebol

Maike Weber passou boa parte de sua infância no Assentamento Conquista na Fronteira, no oeste de Santa Catarina


José Eduardo Bernardes
Brasil de Fato

A assentada do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST) Maike Weber, 24 anos, será a nova goleira da Seleção Brasileira feminina de futebol. A catarinense, natural da cidade de Maravilha, mas que passou boa parte de sua infância com os pais, no assentamento do Movimento em Dionísio Cerqueira, também em Santa Catarina, foi convocada pela técnica Emily Lima para um período de testes na Granja Comary, centro de treinamentos do time nacional, entre os dias 6 e 11 de fevereiro.

A goleira, que hoje atua pelo Flamengo - clube que mantém parceria com a Marinha brasileira - revela que não conteve a emoção ao receber a notícia da convocação. “Chorei ali mesmo antes de começar o treino”, diz Maike, em entrevista exclusiva para o Brasil de Fato.

Essa é a primeira convocação de Maike, que é sobrinha de Marlisa Wahlbrink, a “Goleira Maravilha”, que defendeu a Seleção Brasileira por mais de 10 anos. Foi a tia quem encorajou a goleira a realizar o sonho de ser jogadora profissional. “Foi por meio dela que consegui o meu primeiro time. Ela sempre deu o suporte necessário para que eu enfrentasse tudo com a cabeça erguida, e seguir em frente diante das dificuldades que eu iria encontrar”, disse.

Maike Weber conta que sempre jogou, “desde pequena com meus irmãos, meus amigos”. Mas revela que só em 2008 teve coragem de contar aos pais seu desejo de se tornar atleta. “Fui em busca dos meus sonhos. SaÍ de Dionísio Cerqueira, uma cidade pequena, com pouco mais de 14 mil habitantes, para encarar a cidade grande lá fora”, lembra.

Ainda assimilando a conquista, a goleira disse que pretende “treinar cada vez mais forte para me firmar na Seleção Brasileira”. Outro sonho é jogar por uma equipe fora do Brasil, “onde o futebol feminino é muito mais valorizado”, disse.

Conquista na Fronteira

O Assentamento Conquista na Fronteira, situado na divisa entre Brasil e Argentina, local onde a goleira cresceu, é uma referência internacional. Em 1990, dois anos após a conquista do assentamento, os agricultores sem-terra organizaram no local a Cooperunião, uma Cooperativa de Produção Agropecuária (CPA), onde todas as questões são resolvidas em Assembleia Geral.

A iniciativa dos agricultores privilegia e garante a alimentação das 43 famílias e mais de 120 pessoas que vivem no local e também se tornou uma fonte de geração de renda, a partir da bovinocultura para a produção de leite e corte, da avicultura e da produção de grãos como o feijão, além da criação de abelhas para a extração de mel.

As famílias que ocuparam o assentamento Conquista na Fronteira e construíram a Cooperunião estavam entre as primeiras que ocuparam latifúndios em Santa Catarina, em 1985, nos municípios do oeste do estado, logo nos primeiros passos do MST, enquanto organização.

Por seu pioneirismo, o assentamento é constantemente visitado por estudantes, pesquisadores, integrantes de governos, militantes sociais e demais interessados em conhecer a experiência da reforma agrária em Santa Catarina.

lunes, 23 de enero de 2017

Matthias Sindelar: el drama de un genio

El "Mozart del fútbol" no rubricó la anexión austriaca a la Alemania nazi ni quiso ofrecer su juego al régimen hitleriano


sindelar

Por Borja Barba
Diarios de Fútbol

El fútbol no es una cuestión de vida o muerte: es mucho más que eso.” La archiconocida y manida cita de Bill Shankly ha sido siempre vista desde la perspectiva cómica que sugería la irreverencia del mítico técnico escocés. A nadie se le ocurriría pensar que el fútbol, o mejor aún, las emociones y sentimientos que éste provoca, pudieran situarse por encima de la propia vida.

Política y deporte nunca fueron buenos compañeros de viaje. La abrumadora mayoría de las (numerosas) intromisiones del mundo de la política en las manifestaciones deportivas han acabado teniendo consecuencias funestas. La política no sólo es volátil e imperdurable, es que además, no entiende de sentimientos. A Matthias Sindelar, el Mozart del fútbol, el deporte le ofreció la mejor manera posible de mantenerse fiel a unos principios, a unos sentimientos, frente a una de las expresiones políticas más duras, represivas y vergonzosas de la Historia de la Humanidad.

Austria, marzo de 1938. La pujante Alemania nazi de Adolf Hitler ha comenzado su vergonzosa expansión geográfica. El Anschluss (anexión) sobre el territorio nacional del país alpino se consuma con el consentimiento refrendado, pero viciado, de la práctica totalidad de la población austriaca. Son los primeros pasos del nazismo en Europa. Cualquier vestigio de oposición a la anexión es aniquilado. Así, en los días posteriores al fatídico día 12 de marzo, numerosas personas de origen judío o con convicciones políticas contrarias al nazismo, son detenidas y encarceladas. Austria deja de ser Austria, y pasa a convertirse en la Marca Oriental.

En medio de esta vorágine socio-política, el fútbol no quiso detenerse en Austria. Era la época dorada del Wunderteam, de la irresistible selección austriaca dirigida por Hugo Meisl que en el 34 había alcanzado las semifinales del Mundial italiano (siendo precisamente eliminada por el “indudable” campeón) y en el '36 había conseguido la medalla de plata en los Juegos de Berlín. Hugo Meisl no vivió los días tristes del Anschluss. Falleció meses antes de la anexión alemana. Sus orígenes judíos no le habrían deparado un futuro mejor en la Austria dominada por el Führer.

En aquel maravilloso equipo austriaco de mediados de la década de los '30, sobresalía de manera especial la figura de Matthias Sindelar. El ‘hombre de papel’, sobrenombre con el que se le conocía por su aspecto enclenque y tremendamente frágil, fue el capitán en aquel exitoso Campeonato del Mundo de 1934. Formado en las categorías inferiores del Hertha de Viena, Sindelar pronto llamó la atención del equipo más poderoso del país, el Austria Viena. Con el equipo violeta, el habilidoso delantero conquistó cinco Copas de Austria y un título de Liga. Sindelar hacía gala de una superioridad técnica con respecto a rivales y compañeros que lo encumbraron como una de las indiscutibles figuras de su época.

Pero lo que había sido una carrera futbolística repleta de éxitos y alegrías, se torció de manera irreversible aquel mes de marzo del '38. Sindelar, nacido en la región de Moravia (actualmente en la República Checa y por aquel entonces territorio del Imperio Austrohúngaro), no había escondido nunca su ascendencia judía. El origen humilde de su familia obligó a ésta a emigrar a Austria cuando Matthias sólo tenía dos años. Allí, en las calles del populoso barrio vienés de Favoriten, creció y alimentó su habilidad con el balón en los pies el que, siete décadas más tarde, sería considerado como el mejor deportista austriaco del siglo XX.

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La Alemania nazi veía el deporte, y más concretamente el fútbol, como un medio propagandístico imprescindible y con gran fuerza entre la población. Por ese motivo, el Reich no tardó en absorber a la poderosa selección austriaca de fútbol, que ya se había clasificado para el Mundial del '38, e incorporar a sus mejores futbolistas al equipo alemán, por aquel entonces aún lejos de ser considerado una potencia mundial. Sindelar nunca quiso entrar en el siniestro juego de defender los colores de un país, o más bien de un régimen, que detestaba profundamente. Simuló lesiones y evadió, como buenamente pudo, cualquier intento del combinado alemán de contar con sus servicios. Todo, menos izar el brazo derecho con la palma de la mano extendida. Todo menos traicionar sus convicciones y rendirse a las macabras imposiciones del nazismo.

El 3 de abril, sólo dos semanas después del Anschluss político, tuvo lugar, de manera oficial, el Anschluss futbolístico. Alemania se enfrentaba a Austria en el Prater vienés, en el que sería el último partido del conjunto austriaco como selección independiente, antes de su unión definitiva a la Alemania nacionalsocialista. Con el Führer y todas las autoridades del Reich en el palco, la selección local con Sindelar en sus filas, había recibido, supuestamente, la orden del régimen nazi de dejarse vencer por la dominadora Alemania. Pero aquella afrenta no entraba en los planes del orgulloso delantero austriaco. Jugando a sus anchas, Sindelar se permitió el lujo de fallar todo lo imaginable ante la portería teutona, hasta que, ya en la segunda mitad, culminó una jugada personal repleta de virtuosismo con un gol pleno de autoridad. Un gol rebelde, un gol en las narices de Adolf Hitler, un gol para demostrar que él era austriaco y no alemán.

Matthias Sindelar fue considerado, desde aquel 2-0 del 3 de abril del '38, como un peligroso elemento subversivo dentro del orden nazi. Con 35 años cumplidos, al héroe austriaco no le costó demasiado convencer a las autoridades deportivas alemanas de innumerables lesiones con tal de evitar tener que formar en el once alemán. No llegó a disputar el Mundial del '38 en Francia, torneo en el que, dicho sea de paso, Alemania logró la peor clasificación de su historia en un Campeonato del Mundo.

El ‘Mozart del fútbol’ encontró su triste final de una manera muy similar a la del recientemente recordado Lutz Eigendorf. Perseguido sin tregua por la Gestapo, el 23 de enero de 1939, Matthias y su novia fueron encontrados muertos sobre la cama de su habitación en Viena. La causa oficial fue la inhalación de monóxido de carbono procedente de la combustión de la calefacción. Sindelar murió asfixiado, pero seguro que lo hizo con la conciencia tranquila. Su fútbol, su destreza con el balón, fue un bien muy preciado por el nazismo. Él no rubricó la vergonzosa anexión y no quiso ofrecer al régimen hitleriano aquello que tanto ansiaba. La maquinaria bélica, política y social del Reich, fue incapaz de imponerse a la fuerza de unas convicciones y una valentía que serían recordadas por el pueblo austriaco, y por el mundo del fútbol, a lo largo de la historia.

viernes, 20 de enero de 2017

Colombia gana el VII Torneo Fifpro América de jugadores libres

Acolfutpro se impone en el VII Torneo Fifpro América de futbolistas sin contrato


El equipo de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro) se adjudicó el campeonato del VII Torneo Fifpro División América, jugado en Cali.

Con un reñido 2-1 en la final, Acolfutpro se impuso al onceno de Costa Rica (Asojupro). El tercer puesto fue para Perú (Safap), que venció 1-0 a Brasil. También participaron las agremiaciones de Uruguay y México.

En el partido final, jugado este 19 de enero, los costarricenses se imponían por la mínima diferencia, pero en la segundo tiempo Colombia remontó, a pesar de quedarse con diez jugadores.

Este campeonato se realiza cada temporada con el objetivo de que los futbolistas sin contrato puedan foguearse y recibir oportunidades laborales en algún equipo profesional.

El Torneo Fifpro América se juega desde el 2011 y es una especie de Copa América de las agremiaciones de futbolistas.

viernes, 13 de enero de 2017

Júpiter, el club catalán que resistió a la dictadura de Franco

El Club Esportiú Júpiter fue foco de resistencia a la dictadura de Primo Rivera y al golpe de Estado de Franco



Por Gabriel Casas
Marcha

A cualquier buena historia de un club hay que agregarle el contexto de su época de fundación. Así, como en la Argentina, en principio Argentinos Juniors se llamó Mártires de Chicago (por la matanza de trabajadores que peleaban por sus derechos en esa ciudad estadounidense en 1886) o en Independiente se eligió ese nombre para diferenciarse de la patronal en donde trabajaban (la tienda “A la ciudad de Londres”), que habían formado el club Maipú Banfield y los empleados de menor rango pagaban una cuota social que les permitía presenciar los partidos, pero no participar de los mismos.  Disconformes, un grupo se abrió y formó su propio club. Con lógica decidieron denominarlo Independiente.

Sin embargo, la institución que nos motivó para esta nota está muy lejos de los clubes hoy afincados en La Paternal y Avellaneda. Se trata de Club Esportiú Júpiter, un club catalán que se fundó en 1909 en Barcelona. Sus fundadores fueron unos ingleses (¿cuándo no?): los hermanos Mauchan, que eran trabajadores fabriles en el barrio de Poblenou. Inmediatamente, el flamante club reflejó el espíritu obrero del barrio, el mayor exponente de la revolución industrial en Cataluña. Y también en toda España.

Los fundadores del Júpiter, y también sus jugadores, no se quedaron quietos con la simpatía barrial. Ya en la década del 20, cuando el club estaba federado y participaba de los campeonatos, se transformó en un equipo que desempeñó un papel militante en la época de la dictadura de Primo Rivera, en la Segunda República, la guerra civil y ya en la década del 30 durante la larga etapa de otro dictador militar español: Francisco Franco.

Es que la mayoría de los integrantes del Júpiter eran anarquistas, ya que el barrio Poblenou era el cuartel de los anarquistas en Barcelona. Ahí se estableció Buenaventura Durruti, figura emblemática del anarquismo y el sindicalismo catalán. La etapa de esplendor del Júpiter en lo futbolístico (tenía unos 2000 socios, cifra importante para ese entonces) coincidió con una época tremenda de España en los años veinte. Sus aficionados, también anarquistas, con complicidad del club aprovechaban los viajes del equipo, para poner armas en los balones y así transportarlas por el país.

En esa época, las pelotas antiguas de fútbol no estaban cerradas herméticamente como las de la actualidad. Tenían cordones como una zapatilla. Los anarquistas las desataban, sacaban la cámara y ponían dentro las pistolas desmontadas. En 1925, el Júpiter tocó el cielo futbolístico con las manos: fue campeón del grupo B de España. Lo que hoy sería la segunda división.

El Júpiter fue pionero en Catalunya y al principio creció a la par del Barcelona. Después se originó un incidente con el club donde hace años brilla Lionel Messi. En ese 1925 que el Júpiter obtuvo el título de segunda división, el Barcelona salió campeón en la Copa de España.

Para celebrarlo en conjunto hicieron un partido en el antiguo coliseo azulgrana. La Marina Real Británica, que estaba anclada ese día en el puerto de Barcelona, asistió al encuentro e interpretó la Marcha Real, por entonces himno de España. El público reaccionó con abucheos y eso disgustó a las autoridades. Consecuencia,  cerraron el campo y el Júpiter fue suspendido por seis meses de participar en los torneos.

El Júpiter no sólo simpatizaba con el anarquismo, sino que contribuía económicamente dando al movimiento gran parte de sus ganancias. Entonces, el estadio se transformó también en una guarida para cobijar un arsenal de armas listas para la revolución.

Aunque no hay datos certeros de la veracidad de los hechos, se sitúa al campo del Júpiter como la resistencia anarquista al golpe de Estado del general Franco en 1936. Dice la leyenda que desde ahí salieron dos camiones repletos de armas para combatir la insurrección fascista. Ya sabemos que el golpe de Franco se concretó. Y como al régimen militar no le simpatizaba el nombre del club, se decidió cambiarlo por el de Hércules.

La dictadura de Franco intentó que el Júpiter se transformara en una filial del club Espanyol (el actual clásico del Barcelona en la ciudad) para terminar de diluir su nombre histórico. No tuvieron éxito en esa gestión.  Y ya en los años noventa, con Franco bajo tierra desde 1975, el Júpiter recuperó sus colores y escudo originales. Hoy milita en la tercera división española. Aunque, como sabemos, el anarquismo ya es cosa del pasado.