El país hebreo ofreció cinco millones de euros por promocionarse como destino turístico en su camiseta
Por Javier Santos
El Correo
Con una final europea que acaparó las miradas de todo el planeta futbolístico, siete jornadas de la Liga y dos de las seis que tiene aseguradas en la Champions League ya disputadas, el Sevilla sigue sin encontrar a su patrocinador principal para la temporada.
El club ha mantenido negociaciones con más de una empresa de poderío y ha recibido propuestas de toda índole, alguna de ellas tan exóticas como bastante importantes en lo económico. Entre ellas, la que más cerca estuvo de concretarse fue la oferta que recibió del gobierno de Israel.
El país hebreo quiso promocionarse como destino turístico a través de la elástica sevillista, una de las de más proyección internacional del fútbol español –la final de la Supercopa de Europa, por ejemplo, fue retransmitida en casi todos los países, con una potencial audiencia de más de 200 millones de personas–.
La propuesta israelí era lo suficientemente jugosa como para que el Sevilla diese el visto bueno: cinco millones de euros, más del doble de lo que pagaba hasta la temporada pasada Malasia.
Pero el club finalmente se echó para atrás. La principal razón no era la económica, sino las connotaciones políticas que implicaba el acuerdo. El país hebreo mantiene, como es sabido, un histórico conflicto político con Palestina –y el resto de países con mayoría árabe– que le hace estar en permanente estado de guerra ante el que mantener relaciones comerciales con uno u otro bando se hace especialmente delicado según en qué casos. El pulso entre ambos países se extiende incluso al ámbito futbolístico –la final de la pasada Copa palestina tuvo que ser aplazada por imperativo israelí–.
Precedentes
No ha querido el Sevilla posicionarse públicamente o hacer pensar al mundo islámico que así lo hacía. En 2006 el Arsenal ya tuvo problemas de esta índole cuando aceptó un acuerdo parecido, el cual levantó polémicas e incluso campañas virales en contra del patrocinio, que era, como lo hubiera sido en el caso del Sevilla, puramente turístico, sin más. Incluso el Milan rechazó un trato similar un año antes. Sin ser un caso exacto, el Sevilla ya rechazó hace un par de años el patrocinio de una conocida web de citas para personas casadas.
Además de lo que supondría para la población árabe o o islámica, hay que tener en cuenta que un amplio sector del sevillismo no vería con buenos ojos un acuerdo con Israel. En 2009, Frederic Kanouté, ídolo de las masas sevillistas, fue sancionado por mostrar una camiseta de apoyo a Palestina tras marcar un gol en un partido de la Copa del Rey. Sin embargo, el maliense recibió apoyo por parte de una gran parte del sevillismo, en especial el grupo más numeroso: los Biris Norte. Pero no se trata de que el Sevilla prefiera apoyar a Palestina, sino que no se quiere señalar apoyando a Israel, lo que significaría que estaría en el punto de mira de todo el mundo islámico.
Uno de los competidores deportivos del Sevilla es el Atlético de Madrid, aunque en lo económico esté muy lejos. El club colchonero, precisamente, ha firmado este verano un nuevo patrocino con una empresa cuyo capital, en gran parte, es israelí. Por el acuerdo recibirá 12 millones anuales pero no implica llevar el nombre de Israel en la camiseta –el Sevilla, probablemente, habría lucido Discover Israel–, sino el nombre de una empresa. Son tres más los equipos sin patrocinador: Málaga, Betis y Valencia, que también está jugando la Champions League con su camiseta impoluta.
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