Foto: Boris Guevara
Por Bocac*
El deporte fue durante muchos años una actividad prohibida para los guerrilleros y las guerrilleras: había que estar en constante alerta, con el arma encima y un ojo abierto, para evitar cualquier sorpresa del enemigo. Ahora que la paz está impregnando lentamente las regiones, las mentes y los corazones, vuelve a ser una oportunidad para muchos y muchas de sana diversión y ejercicio físico.
Así que la guerrilla que está preagrupada en Buenos Aires, Cauca, decidió organizar este año el primer Campeonato Interveredal por la Paz. Los campeonatos de microfútbol entre veredas se han jugado desde siempre en esta montañosa área del Cauca. Sin embargo, por primera vez estuvieron participando los muchachos y las muchachas de las FARC-EP, lo que hizo que este campeonato fuera único en su especie.
Luego de cuatro semanas de partidos clasificatorios y entrenamientos intensivos en los campamentos de esta guerrilla y en las veredas aledañas de Los Robles, La Esperanza, El Ceral, La Silvia, El Despunte, El Porvenir, Los Aures, El Diamante, el sábado 17 de diciembre tuvieron lugar las tan esperadas semifinales y finales del Campeonato Interveredal por la Paz.
Casi todas las veredas disponen de un equipo masculino y un equipo femenino, así que se jugaron dos finales: Final de hombres y final de mujeres. Las FARC-EP, a pesar de tantos años sin entrenamiento alguno, clasificó a ambas finales.
Con camisetas que llevaban frases como “La paz es un derecho de los pueblos” y “Solo le pido a Dios que los tiempos que vengan sean de paz”, la final se produjo a las dos de la tarde: FARC-EP vs. la vereda La Esperanza.
El ambiente de las finales fue animado por un excelente comentarista surgido de la misma comunidad: el viejo Mastín. Al tiempo que promocionaba los equipos y comentaba los pormenores técnicos del partido, lanzaba frases para promover el comercio en Robles: “Y aquí al frente, señores y señoras, pueden comer un delicioso almuerzo en el Palacio del Colesterol; hay salchichas, hay papas rellenas, hay empanadas….”. Al final fue acallado por el arbitro, alegando que no dejaba escuchar el pito.
¿Fue el nerviosismo? ¿Fue demasiada la presión de la barra guerrillera? ¿O fue sencillamente falta de práctica y más entrenamiento? Lo cierto es que el recio equipo de La Esperanza ganó 6-1 contra el equipo guerrillero, a pesar del arquero fariano Geovany, quien se batió como un león en la cancha y supo evitar mayores catástrofes.
La final de mujeres, que tuvo lugar a las tres de la tarde entre el equipo de La Esperanza “Las reinas del balón” y el equipo de mujeres farianas “Sembradoras de Paz”, arrojó como resultado 3-1, a pesar del ya famoso entrenamiento diario bajo el ilustre técnico Walter Mendoza quien las bautizó “Las Superpoderosas”.
Una de las lecciones que aprendimos fue que hay que seguir entrenando. Pero la más importante conclusión es que el deporte puede jugar un papel protagónico en la construcción territorial de la paz. Aprendimos que el fútbol hermana indígenas, afros, viejos, jóvenes, guerrilleras y guerrilleros.
El fútbol construye paz.
*Bloque Occidental Comandante Alfonso Cano de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo. Texto tomado de http://farc-ep-occidente.org/.
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