El Shakhtar jugará la Liga de Campeones de Europa pero padece serias dificultades por el conflicto que vive su ciudad. Hará de local en la ciudad de Lvov, en el occidente de Ucrania
Por Camilo Rueda Navarro
El martes 16 de septiembre empezará a disputarse la fase de grupos de la Liga de Campeones de Europa, el torneo de los clubes más poderosos del mundo. Entre septiembre y diciembre participarán 32 equipos, entre ellos uno cuya ciudad pasa por un momento muy delicado: el Shakhtar Donetsk de la liga ucraniana.
Pero la presencia del Shakhtar en esta edición muestra serias dificultades a causa del conflicto que vive su región desde el golpe de Estado en contra del anterior gobierno ucraniano y la sublevación de varias provincias del oriente del país, donde se ubica la ciudad de Donetsk, su sede.
Además de eso, la UEFA condicionó el sorteo de los grupos para que el Shakhtar no coincidiera con el CSKA de Moscú, pues la Unión Europea acusa a Rusia de apoyar a las milicias independentistas y contempla aplicar sanciones como el boicot al Mundial 2018.
El club
El Shakhtar fue fundado en 1936 con el nombre de ‘Stajanovets’ en honor al minero Alekséi Stajánov, héroe del trabajo socialista y quien inspiró la doctrina del estajanovismo. Por eso, y por la actividad productiva que se lleva a cabo en su zona, al club se le conoce como ‘los mineros’. Después de la Segunda Guerra Mundial, fue reorganizado y recibió su actual denominación.
Su mayor esplendor lo ha vivido en la actual liga ucraniana (luego de la desintegración de la Unión Soviética), la que ha ganado en nueve ocasiones, cinco de ellas de manera consecutiva entre 2009 y 2014. Además consiguió la Copa UEFA de 2009, su único título internacional.
Desde 1996 es propiedad de Rinat Leonídovych Ajmétov, considerado el hombre más rico de Ucrania y dueño de la firma SCM Holdings, un conglomerado con el que acapara las empresas mineras de Donetsk.
El conflicto
En enero pasado, el gobierno de Víktor Yanukóvich fue derrocado por un golpe de Estado parlamentario luego de que el mandatario firmara un acuerdo de cooperación con Rusia. En su lugar se instauró un gobierno provisional prooccidente a cargo de Oleksandr Turchínov. Ante la situación, varias provincias se sublevaron en contra de Kiev.
Luego, la región de Crimea declaró su independencia y celebró un referendo que determinó su anexión a Rusia. Mientras tanto, en el oriente ucraniano, en Donbass, Luhansk y Járkov, se conformaron milicias y se proclamaron repúblicas populares que desde abril han sido contenidas por el gobierno central.
Desde entonces las provincias separatistas, que se constituyeron en una especie de nuevo Estado federal, viven el cerco de las fuerzas ucranianas y la confrontación directa en campos y ciudades. En medio del conflicto, los bombardeos de Kiev han alcanzado instalaciones civiles, entre ellas el estadio del Shakhtar, el Donbass Arena. El director ejecutivo del club, Sergei Palkin, aseguró que el 20 de agosto dos bombas impactaron el predio: una ocasionó daños en el estadio y la otra impactó una subestación eléctrica. No obstante aclaró que “no hubo víctimas entre el personal oficial”.
Entre oriente y occidente
A causa de la confrontación, la Federación de Fútbol de Ucrania canceló la celebración de partidos oficiales en Donetsk. Al contrario de los equipos de Crimea, que se afiliaron a las ligas rusas, el Shakhtar miró hacia occidente. Desde el inicio del conflicto, juega sus encuentros en la ciudad de Lvov, en el otro extremo de Ucrania, donde no hay combates y permanecen alejados del levantamiento pro-ruso.
Aunque el estadio de Lvov cumple todos los estándares internacionales, pues fue construido para la Eurocopa 2012, el inconveniente para el Shakhtar es la frialdad de la tribuna, pues no cuenta con seguidores en esa zona del país. Lo mismo ocurriría si la sede fuera Kiev, la capital, donde el Shakhtar encuentra a su mayor rival, el histórico Dinamo, por lo que incluso podría encontrar animadversión.
Pero la hostilidad no sólo está fuera de casa, sino también en ella. Ajmétov, presidente y propietario del club, se ganó la antipatía de las milicias separatistas al oponerse a ellas, por lo que recibió la amenaza de la expropiación de sus empresas.
Disidentes
El otro problema para el club ha sido el manejo de su plantilla. Por miedo a la guerra, varios futbolistas se han negado a regresar a Donetsk. Así, sus mejores jugadores han abandonado el equipo en el último año y medio como ocurrió con los brasileños Fernandinho (que partió rumbo al Manchester City), William (Chelsea) y Eduardo da Silva (Flamengo) y con el armenio Mkhitaryan (Borussia Dortmund).
En cualquier caso, ‘Los mineros’ deberán hacerle frente a estas dificultades para jugar la próxima Liga de Campeones, en la que se medirán al Porto de Portugal, al Athletic Club del País Vasco y al Bate Borisov de Bielorrusia, sus rivales en el grupo H.
Su primera salida será el 17 de septiembre en el Nuevo San Mamés de Bilbao con la particularidad de que sus rivales también compartirán la representación independentista. No hay que olvidar que en el Athletic sólo militan jugadores surgidos en sus canteras o con origen en la región, una histórica política que podría considerarse estajanovista.
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