Hinchada y jugadores napolitanos respaldaron a Kalidou Koulibaly tras los gestos racistas que recibió en la visita ante el Inter de Milán.
Por Redacción
Fútbol Rebelde
En el marco de la victoria 3-2 ante Bolonia, la comunidad napolitana apoyó contundentemente al defensor Kalidou Koulibaly, víctima de gestos racistas el pasado 26 de diciembre en la visita al Inter de Milán.
Koulibaly, francés de padres senegaleses, había recibido la provocación de aficionados interistas, que imitaron aullidos de mono cuando tomaba el balón. Reportes de prensa indican que las autoridades del juego fueron alertadas de la situación, pero decidieron proseguir el encuentro.
Finalmente, Koulibaly fue expulsado luego de recibir dos tarjetas amarillas de forma consecutiva, la segunda por el gesto de aplaudir al árbitro al haberlo amonestado. Tras los incidentes, el Inter fue castigado con dos partidos a puerta cerrada, más un tercero sin los aficionados de la tribuna donde se ubican los “ultras”, presuntos autores del gesto racista.
En las afueras del estadio, un enfrentamiento entre hinchas locales, los napolitanos y la policía terminó con un muerto y varios heridos.
Respaldo en San Paolo
Tres días después de los incidentes, la hinchada napolitana se unió en respaldo del jugador, con la consigna #SiamotuttiKalidou (Todos somos Kalidou), y exhibiendo fotografías de Koulibaly en las tribunas del estadio San Paolo.
Carlo Ancelotti, entrenador del Napoli, advirtió que la próxima vez que haya cánticos racistas contra alguno de sus jugadores, retirará el equipo del campo de juego.
Además, varios jugadores repudiaron los gestos racistas y enviaron mensajes solidarios con Koulibaly. Faouzi Ghoulam calentó con la camiseta de la selección de Senegal con el número 26, propia de su compañero, y ya en el encuentro usó el mismo número con el apellido Koulibaly.
Otras personalidades del fútbol italiano rechazaron la agresión y respaldaron al jugador francosenegalés mediante fotos y mensajes en redes sociales, y en declaraciones a los medios de comunicación.
domingo, 30 de diciembre de 2018
lunes, 24 de diciembre de 2018
La tregua de Navidad
En medio de la Primera Guerra Mundial, en las trincheras de Flandes se improvisó un partido de fútbol entre soldados enemigos que constituyó una tregua no declarada.
Por Pablo Aro Geraldes
Hace un siglo, el fútbol le regalaba a la humanidad una de sus historias más conmovedoras.
Se dio en el marco de un breve alto el fuego no oficial entre el Imperio Alemán y las tropas británicas apostadas en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial durante la Navidad de 1914. La tregua comenzó el 24 de diciembre cuando los alemanes empezaron a decorar sus trincheras y luego entonaron el villancico "Stille Nacht" (Noche de paz). Los británicos respondieron con otros villancicos en inglés. Ambos lados continuaron el intercambio gritando saludos de Navidad los unos a los otros. Pronto se encontraron en la tierra de nadie, donde intercambiaron pequeños regalos: whisky, cigarrillos, etc.
La artillería en esa región permaneció en silencio toda esa noche. La tregua también permitió que los caídos recientes fueran recuperados desde detrás de las líneas y enterrados. Se condujeron ceremonias de entierro con soldados de ambos lados llorando las pérdidas juntas y ofreciéndose su respeto.
En medio de esa tregua no pactada en las trincheras de Flandes, se improvisó un partido de fútbol entre las fuerzas enemigas. Hay cartas que reseñan que los alemanes ganaron 3-2. Claro, el resultado fue lo de menos.
Un siglo después el presidente de la UEFA, Michel Platini, inauguró el monumento en Ploegsteert cerca del antiguo frente de batalla en Bélgica. "Quiero homenajear a los soldados que hace cien años expresaron su humanidad jugando juntos al fútbol. Ellos escribieron un capítulo en la construcción de la unidad europea y que son un ejemplo a seguir por las jóvenes generaciones de hoy", señaló.
El historiador galés Mike Dash explicó en 2011 que "hay muchas evidencias de que en aquella Navidad se jugaron varios partidos -en su mayoría entre soldados de la misma nacionalidad- pero en al menos en tres o cuatro lugares se dio entre las tropas de los ejércitos enemigos". Una carta escrita por un médico adjunto a la Rifle Brigade, publicada en The Times el 1 de enero de 1915, informó: "un partido de fútbol ... jugado entre ellos y nosotros frente a la trinchera". Entre esos partidos, se incluye uno entre el 133rd Royal Saxon Regiment frente a "tropas escocesas", como los protagonistas de esta historia. Luego se sumaron muchos elementos de ficción, cuando el poeta y escritor británico Robert Graves reconstruyó los hechos y los publicó en 1962. En su versión se da como válido el resultado 3-2 a favor de los germanos.
Otro partido se jugó en el sector de Argyll y las Sutherland Highlanders. "Ese juego se dio entre las líneas y las trincheras", según una carta publicada por el Glasgow News, y los escoceses ganaron 4-1.
Albert Wynn, lugarteniente del Royal Field Artillery escribió sobre un partido entre un equipo alemán (descripto como "Prussians and Hanovers") jugado cerca de Ypres, localidad próxima a la frontera entre Bélgica y Francia. The Lancashire Fusiliers, apostados cerca de Le Touquet, en la costa norte francesa, enfrentaron a los teutones usando una lata de ración de picadillo de carne como pelota. Para conmemorar estos partidos, la Premier League planea terminar una cancha de fútbol en Ypres.
Tomado de: Periodismo de Fútbol Internacional
Por Pablo Aro Geraldes
Hace un siglo, el fútbol le regalaba a la humanidad una de sus historias más conmovedoras.
Se dio en el marco de un breve alto el fuego no oficial entre el Imperio Alemán y las tropas británicas apostadas en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial durante la Navidad de 1914. La tregua comenzó el 24 de diciembre cuando los alemanes empezaron a decorar sus trincheras y luego entonaron el villancico "Stille Nacht" (Noche de paz). Los británicos respondieron con otros villancicos en inglés. Ambos lados continuaron el intercambio gritando saludos de Navidad los unos a los otros. Pronto se encontraron en la tierra de nadie, donde intercambiaron pequeños regalos: whisky, cigarrillos, etc.
La artillería en esa región permaneció en silencio toda esa noche. La tregua también permitió que los caídos recientes fueran recuperados desde detrás de las líneas y enterrados. Se condujeron ceremonias de entierro con soldados de ambos lados llorando las pérdidas juntas y ofreciéndose su respeto.
En medio de esa tregua no pactada en las trincheras de Flandes, se improvisó un partido de fútbol entre las fuerzas enemigas. Hay cartas que reseñan que los alemanes ganaron 3-2. Claro, el resultado fue lo de menos.
Un siglo después el presidente de la UEFA, Michel Platini, inauguró el monumento en Ploegsteert cerca del antiguo frente de batalla en Bélgica. "Quiero homenajear a los soldados que hace cien años expresaron su humanidad jugando juntos al fútbol. Ellos escribieron un capítulo en la construcción de la unidad europea y que son un ejemplo a seguir por las jóvenes generaciones de hoy", señaló.
El historiador galés Mike Dash explicó en 2011 que "hay muchas evidencias de que en aquella Navidad se jugaron varios partidos -en su mayoría entre soldados de la misma nacionalidad- pero en al menos en tres o cuatro lugares se dio entre las tropas de los ejércitos enemigos". Una carta escrita por un médico adjunto a la Rifle Brigade, publicada en The Times el 1 de enero de 1915, informó: "un partido de fútbol ... jugado entre ellos y nosotros frente a la trinchera". Entre esos partidos, se incluye uno entre el 133rd Royal Saxon Regiment frente a "tropas escocesas", como los protagonistas de esta historia. Luego se sumaron muchos elementos de ficción, cuando el poeta y escritor británico Robert Graves reconstruyó los hechos y los publicó en 1962. En su versión se da como válido el resultado 3-2 a favor de los germanos.
Otro partido se jugó en el sector de Argyll y las Sutherland Highlanders. "Ese juego se dio entre las líneas y las trincheras", según una carta publicada por el Glasgow News, y los escoceses ganaron 4-1.
Albert Wynn, lugarteniente del Royal Field Artillery escribió sobre un partido entre un equipo alemán (descripto como "Prussians and Hanovers") jugado cerca de Ypres, localidad próxima a la frontera entre Bélgica y Francia. The Lancashire Fusiliers, apostados cerca de Le Touquet, en la costa norte francesa, enfrentaron a los teutones usando una lata de ración de picadillo de carne como pelota. Para conmemorar estos partidos, la Premier League planea terminar una cancha de fútbol en Ypres.
Tomado de: Periodismo de Fútbol Internacional
sábado, 10 de noviembre de 2018
Grandes rivalidades: Boca Juniors - River Plate
El superclásico argentino
Por Pablo Aro Geraldes
Se suele decir en la Argentina que los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos. Y en esa broma hay algo de verdad. En el único país (junto a Uruguay) de América Latina que tiene mayor población de origen europeo que autóctono, la mezcla de italianos, españoles, árabes, rusos, ingleses, turcos, constituyó un auténtico crisol de razas de cuya fundición surgió una identidad nacional propia, una forma de ser que en el fútbol distingue al argentino en cualquier parte del planeta: la pasión. Es una manera de vivir el fútbol que nació a finales del siglo XIX, cuando los ingleses amarraban sus buques en el puerto de Buenos Aires y se aventuraban al interior del país para trazar la red ferroviaria. Sin saberlo, en sus horas de ocio contagiaron a la gente de estas tierras el deporte que practicaban con tanto entusiasmo. Y por todo el país se organizaron clubes y equipos. En el 1901 apareció River Plate, en el humilde barrio de La Boca, junto al Río de la Plata. Una zona poblada por trabajadores portuarios de origen mayoritariamente italiano. En 1908 los riverplatenses alcanzaron la Primera División pero la rivalidad más marcada iba creciendo a nivel barrial: en 1905 un grupo de vecinos genoveses había fundado Boca Juniors. Eran años de caballerosidad, propios de los tiempos románticos de una nación que forjaba su destino a un ritmo vertiginoso.
Como destino de todo país del llamado Tercer Mundo, el progreso devino en ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Y salvando las distancias y con los riesgos y vicios de toda generalización, las clases más acomodadas se fueron identificando con River y los más necesitados tomaron los colores boquenses. Era una rivalidad que trascendía al barrio de La Boca; se había extendido ya por toda Buenos Aires y se conocía en toda la Argentina. Con el ascenso de Boca, llegó el primer choque. Fue el 24 de agosto de 1913 y el calor de la gente no podía estar ausente. Tras la victoria de River ambas hinchadas se trenzaron a golpes y el fuego consumió una bandera de Boca. Ese violento bautismo marcó para siempre la rivalidad. Quien ganara el clásico sería el “dueño” del barrio y algo más.
Pero en 1919 el fútbol nacional se partió en dos y Boca se quedó en la “Asociación Argentina” y River en la “Asociación Amateurs”. Siguieron siete años sin el derby hasta que el 4 de diciembre de 1927 volvieron a chocar. Ganó Boca, como lo seguiría haciendo sobre el final del amateurismo y al principio de la era profesional, que comenzó en 1931. La paternidad se acentuaba, pero el profesionalismo le permitió a River reforzarse y consiguió el pase de Bernabé Ferreyra, el goleador del momento. El alto costo de la transacción le impuso a los riverplatense el mote de “millonarios”. Además, el club se había mudado al elegante Barrio Norte, una zona donde se levantaron las mansiones de los acaudalados de Buenos Aires. Boca, fiel al barrio que lo vio nacer, seguía cerca del puerto, una zona que se inunda rápidamente con las crecidas del Río de la Plata. Los rivales le impusieron a Boca el apodo de “bosteros”, por los desbordes de las cloacas. Lejos de ofenderse, los boquenses lo adoptaron con orgullo y lo conservan. Igual, la broma preferida de los visitantes a La Bombonera es ir al partido con un barbijo. O como hizo durante años Ángel Labruna, quien como jugador, técnico y emblema de River ingresaba a la cancha apretándose su nariz.
El atajo a la gloria
En la historia de Boca y de River hubo jugadores geniales, únicos. Citar a Diego Maradona y Daniel Passarella es una pequeña muestra de los nombres que desfilaron por ambos clubes y se ganaron la admiración de los hinchas. Pero hay otros, cuya trayectoria no fue tan brillante, que se subieron al podio de los favoritos a fuerza de sus actuaciones en el clásico. Labruna fue el gran verdugo de Boca durante los años 40 y 50, y con sus 16 goles se convirtió en el máximo anotador de la historia del “clásico de los clásicos”, como lo bautizó un relator. Pero Boca tuvo un vengador venido del Brasil, Paulo Valentim. Cuando llegó en 1960, Alberto Armando, presidente de Boca, le pidió: “usted hágale goles a River; de los otros partidos no se preocupe”, y el hombre le hizo caso: enfrentó ocho veces a River y le metió 10 goles. Se fue en 1964, pero quedó en la memoria de todos los boquenses. La idolatría se había transformado en canción: “Tim, Tim, Tim... gol de Valentim”, entonaba La Bombonera.
Pero no sólo los goles reservan un lugar en el podio de los corazones de los aficionados de uno y otro equipo. La fidelidad a una camiseta fue siempre reconocida, como le ocurrió a Reinaldo Merlo quien en 35 ocasiones se calzó la banda roja para enfrentar a Boca (1969/84). El xeneize con más clásicos fue Silvio Marzolini con 29 partidos (1960/72). El mismo récord de clásicos lo alcanzó el genial arquero Hugo Gatti, pero repartido entre los dos clubes: 7 en River y 22 en Boca, a lo largo de sus 25 años ininterrumpidos en Primera. Curiosamente Gatti fue querido por todas las hinchadas, pero en la mayoría de los casos, los “traidores” sufren las mismas consecuencias que padeció Figo en su visita a Barcelona con los colores del Real Madrid. Otros casos de grandes jugadores que representaron a los dos clubes más poderosos de la Argentina fueron José Manuel Moreno, Alfredo Rojas, Carlos Morete, Oscar Trossero, Alberto Tarantini, Ricardo Gareca, Oscar Ruggeri, Carlos Tapia, Julio Olarticoechea, Gabriel Batistuta y Claudio Caniggia.
En el siglo XXI
Los clásicos se acumulaban por decenas y las supremacías se alternaban. Todo es motivo de discusión entre River y Boca: la cantidad de convocados a la selección, el tamaño de sus estadios, la fidelidad de sus hinchas, las pintadas de los paredones, el tamaño de las banderas... Es que Boca-River no se vive sólo en la cancha: faltando una semana para el encuentro todo el país habla del partido. Los diarios lo palpitan en sus páginas, los bohemios lo imaginan en las mesas de los bares, los chicos lo sueñan en el colegio y en cada puesto de trabajo se apuesta por el resultado. Hace décadas que este clásico trasciende a Buenos Aires, tanto como que los hinchas de uno y otro están por todo el país. Los de Boca se autodenominan “la mitad más uno”, los de River suman títulos y se autoproclaman “el campeón del siglo”. Y se juega un duelo de ingenio. Cuando River en los años '60 perdió la final de la Copa Libertadores, los de Boca comenzaron a llamarlos “gallinas”. Los de River adoptaron el sobrenombre y responden con imágenes de un cerdo vestido de azul y amarillo. Cuando en 1996 River viajó a Tokio para disputar la Copa Intercontinental, los boquenses agotaron en las tiendas deportivas todas las camisetas de Juventus, su adversario de turno. Lo mismo pasó en el 2000 con las del Real Madrid, compradas por los de River. Entre ellos no existe “el orgullo nacional”. No importa contra qué país se compita, el de Boca quiere una derrota de River y viceversa.
Y cuando llega el encuentro nadie quiere perdérselo. En el único partido argentino en el que se recauda más de un millón de dólares, no importan los vaivenes de la economía nacional y aunque el precio de las entradas se duplica, se agotan. Tampoco importa el maltrato de la policía y los hinchas harán colas desde la madrugada para reservarse su lugar. El derby también bate récords de abonos a la TV codificada (pay per view). Si las tribunas están llenas, los sectores de prensa también: no sólo estarán los medios de toda la Argentina, también habrá periodistas de Europa, Japón, los Estados Unidos y toda Suramérica.
La pasión atrapa a todos: los técnicos hacen declaraciones victoriosas, los diputados suspenden sus sesiones, las revistas se agotan... No importa que se juegue por el campeonato local, la Copa Libertadores o un torneo veraniego, todos quieren ganar. Lamentablemente este fervor a veces se traduce en violencia, ya sea por las tristemente conocidas “barras bravas” o por los cantos xenófobos hacia los inmigrantes paraguayos y bolivianos, en su mayoría identificados con Boca.
De padres e hijos
Existe una forma argentina de bromear: la “cargada”. Tras cada partido aparecen los chistes. De regreso al trabajo o a la escuela, el perdedor debe soportar las burlas de sus amigos. Una modalidad que tomo fuerza en la última década fue la de los afiches callejeros. Cuando River sumó su 29º título local, Buenos Aires amaneció empapelada con carteles con la bandera y la leyenda “Gracias por otra alegría”. Pero el 2000 fue el año de Boca y sus hinchas disfrutaron tanto sus victorias como la impotencia de sus “primos”. Ante la avalancha de triunfos boquenses, los de River no disimulaban su malestar y un hincha anónimo mandó a imprimir afiches en los que se veía una gallina recostada en un diván de psicólogo. Nada resumía mejor los estados de ánimo. El 17 de diciembre Boca ganó un nuevo campeonato y la dedicatoria fue al histórico rival: “Ya se acerca Nochebuena / Ya se acerca Navidad / Para todas las gallinas... el regalo de Papá”. La paternidad siempre fue motivo de cargadas. Hoy, el historial dice que de alrededor de 170 partidos, Boca ganó siete más que River. Pero cada década la tendencia se revierte y todos saben que el fútbol siempre da revancha. Eso sí, lo peor que le puede pasar a un hincha de Boca es que su hijo se identifique con River, lo mismo a la inversa. Por eso es una costumbre asociar al bebé antes de que deje el hospital donde acaba de nacer. Así saldrá al mundo con su carnet para que en su adultez pueda decir con orgullo: “soy hincha desde la cuna”.
Bienvenidos a la fiesta
El estadio Munumental (donde se disputó la final del Mundial '78) es la casa de River; una obra imponente enclavada en Núñez, un barrio residencial de clase alta. A pocos kilómetros, La Bombonera es una caja de resonancia en la que se siente como en ningún otro lado la presión de los hinchas. Por las humildes y pintorescas calles de sus alrededores ya se respira el ambiente del fútbol. Cada cancha tiene su secreto. En River esa majestuosa inmensidad que intimida a los rivales, en Boca esa sensación de que el público viste la camiseta número 12.
Desde un satélite que orbite la Tierra sería muy fácil distinguir cuándo se enfrentan Boca y River: Buenos Aires, la gran capital con sus 11 millones de habitantes, va deteniendo su ritmo febril, se aletarga, se enmudece. Todo el calor, el sonido y el color queda reducido a un punto, que según el fixture estará en Núñez o La Boca. Y después de 90 minutos de juego, ese calor y ese sonido invadirán las calles de Buenos Aires y de cada pueblo y ciudad de la Argentina, pero sólo un par de colores adornarán la fiesta. Será todo azul y amarillo o todo blanco y rojo, allí se terminará el arco iris del fútbol. Hasta el próximo clásico.
Versión en español del artículo publicado en la revista FIFA Magazine, en febrero de 2001. Tomado de: http://arogeraldes.blogspot.com/
Por Pablo Aro Geraldes
Se suele decir en la Argentina que los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos. Y en esa broma hay algo de verdad. En el único país (junto a Uruguay) de América Latina que tiene mayor población de origen europeo que autóctono, la mezcla de italianos, españoles, árabes, rusos, ingleses, turcos, constituyó un auténtico crisol de razas de cuya fundición surgió una identidad nacional propia, una forma de ser que en el fútbol distingue al argentino en cualquier parte del planeta: la pasión. Es una manera de vivir el fútbol que nació a finales del siglo XIX, cuando los ingleses amarraban sus buques en el puerto de Buenos Aires y se aventuraban al interior del país para trazar la red ferroviaria. Sin saberlo, en sus horas de ocio contagiaron a la gente de estas tierras el deporte que practicaban con tanto entusiasmo. Y por todo el país se organizaron clubes y equipos. En el 1901 apareció River Plate, en el humilde barrio de La Boca, junto al Río de la Plata. Una zona poblada por trabajadores portuarios de origen mayoritariamente italiano. En 1908 los riverplatenses alcanzaron la Primera División pero la rivalidad más marcada iba creciendo a nivel barrial: en 1905 un grupo de vecinos genoveses había fundado Boca Juniors. Eran años de caballerosidad, propios de los tiempos románticos de una nación que forjaba su destino a un ritmo vertiginoso.
Como destino de todo país del llamado Tercer Mundo, el progreso devino en ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Y salvando las distancias y con los riesgos y vicios de toda generalización, las clases más acomodadas se fueron identificando con River y los más necesitados tomaron los colores boquenses. Era una rivalidad que trascendía al barrio de La Boca; se había extendido ya por toda Buenos Aires y se conocía en toda la Argentina. Con el ascenso de Boca, llegó el primer choque. Fue el 24 de agosto de 1913 y el calor de la gente no podía estar ausente. Tras la victoria de River ambas hinchadas se trenzaron a golpes y el fuego consumió una bandera de Boca. Ese violento bautismo marcó para siempre la rivalidad. Quien ganara el clásico sería el “dueño” del barrio y algo más.
Pero en 1919 el fútbol nacional se partió en dos y Boca se quedó en la “Asociación Argentina” y River en la “Asociación Amateurs”. Siguieron siete años sin el derby hasta que el 4 de diciembre de 1927 volvieron a chocar. Ganó Boca, como lo seguiría haciendo sobre el final del amateurismo y al principio de la era profesional, que comenzó en 1931. La paternidad se acentuaba, pero el profesionalismo le permitió a River reforzarse y consiguió el pase de Bernabé Ferreyra, el goleador del momento. El alto costo de la transacción le impuso a los riverplatense el mote de “millonarios”. Además, el club se había mudado al elegante Barrio Norte, una zona donde se levantaron las mansiones de los acaudalados de Buenos Aires. Boca, fiel al barrio que lo vio nacer, seguía cerca del puerto, una zona que se inunda rápidamente con las crecidas del Río de la Plata. Los rivales le impusieron a Boca el apodo de “bosteros”, por los desbordes de las cloacas. Lejos de ofenderse, los boquenses lo adoptaron con orgullo y lo conservan. Igual, la broma preferida de los visitantes a La Bombonera es ir al partido con un barbijo. O como hizo durante años Ángel Labruna, quien como jugador, técnico y emblema de River ingresaba a la cancha apretándose su nariz.
El atajo a la gloria
En la historia de Boca y de River hubo jugadores geniales, únicos. Citar a Diego Maradona y Daniel Passarella es una pequeña muestra de los nombres que desfilaron por ambos clubes y se ganaron la admiración de los hinchas. Pero hay otros, cuya trayectoria no fue tan brillante, que se subieron al podio de los favoritos a fuerza de sus actuaciones en el clásico. Labruna fue el gran verdugo de Boca durante los años 40 y 50, y con sus 16 goles se convirtió en el máximo anotador de la historia del “clásico de los clásicos”, como lo bautizó un relator. Pero Boca tuvo un vengador venido del Brasil, Paulo Valentim. Cuando llegó en 1960, Alberto Armando, presidente de Boca, le pidió: “usted hágale goles a River; de los otros partidos no se preocupe”, y el hombre le hizo caso: enfrentó ocho veces a River y le metió 10 goles. Se fue en 1964, pero quedó en la memoria de todos los boquenses. La idolatría se había transformado en canción: “Tim, Tim, Tim... gol de Valentim”, entonaba La Bombonera.
Pero no sólo los goles reservan un lugar en el podio de los corazones de los aficionados de uno y otro equipo. La fidelidad a una camiseta fue siempre reconocida, como le ocurrió a Reinaldo Merlo quien en 35 ocasiones se calzó la banda roja para enfrentar a Boca (1969/84). El xeneize con más clásicos fue Silvio Marzolini con 29 partidos (1960/72). El mismo récord de clásicos lo alcanzó el genial arquero Hugo Gatti, pero repartido entre los dos clubes: 7 en River y 22 en Boca, a lo largo de sus 25 años ininterrumpidos en Primera. Curiosamente Gatti fue querido por todas las hinchadas, pero en la mayoría de los casos, los “traidores” sufren las mismas consecuencias que padeció Figo en su visita a Barcelona con los colores del Real Madrid. Otros casos de grandes jugadores que representaron a los dos clubes más poderosos de la Argentina fueron José Manuel Moreno, Alfredo Rojas, Carlos Morete, Oscar Trossero, Alberto Tarantini, Ricardo Gareca, Oscar Ruggeri, Carlos Tapia, Julio Olarticoechea, Gabriel Batistuta y Claudio Caniggia.
En el siglo XXI
Los clásicos se acumulaban por decenas y las supremacías se alternaban. Todo es motivo de discusión entre River y Boca: la cantidad de convocados a la selección, el tamaño de sus estadios, la fidelidad de sus hinchas, las pintadas de los paredones, el tamaño de las banderas... Es que Boca-River no se vive sólo en la cancha: faltando una semana para el encuentro todo el país habla del partido. Los diarios lo palpitan en sus páginas, los bohemios lo imaginan en las mesas de los bares, los chicos lo sueñan en el colegio y en cada puesto de trabajo se apuesta por el resultado. Hace décadas que este clásico trasciende a Buenos Aires, tanto como que los hinchas de uno y otro están por todo el país. Los de Boca se autodenominan “la mitad más uno”, los de River suman títulos y se autoproclaman “el campeón del siglo”. Y se juega un duelo de ingenio. Cuando River en los años '60 perdió la final de la Copa Libertadores, los de Boca comenzaron a llamarlos “gallinas”. Los de River adoptaron el sobrenombre y responden con imágenes de un cerdo vestido de azul y amarillo. Cuando en 1996 River viajó a Tokio para disputar la Copa Intercontinental, los boquenses agotaron en las tiendas deportivas todas las camisetas de Juventus, su adversario de turno. Lo mismo pasó en el 2000 con las del Real Madrid, compradas por los de River. Entre ellos no existe “el orgullo nacional”. No importa contra qué país se compita, el de Boca quiere una derrota de River y viceversa.
Y cuando llega el encuentro nadie quiere perdérselo. En el único partido argentino en el que se recauda más de un millón de dólares, no importan los vaivenes de la economía nacional y aunque el precio de las entradas se duplica, se agotan. Tampoco importa el maltrato de la policía y los hinchas harán colas desde la madrugada para reservarse su lugar. El derby también bate récords de abonos a la TV codificada (pay per view). Si las tribunas están llenas, los sectores de prensa también: no sólo estarán los medios de toda la Argentina, también habrá periodistas de Europa, Japón, los Estados Unidos y toda Suramérica.
Gol de Martín Palermo a River Plate por los cuartos de final de la Copa Libertadores del año 2000.
La pasión atrapa a todos: los técnicos hacen declaraciones victoriosas, los diputados suspenden sus sesiones, las revistas se agotan... No importa que se juegue por el campeonato local, la Copa Libertadores o un torneo veraniego, todos quieren ganar. Lamentablemente este fervor a veces se traduce en violencia, ya sea por las tristemente conocidas “barras bravas” o por los cantos xenófobos hacia los inmigrantes paraguayos y bolivianos, en su mayoría identificados con Boca.
De padres e hijos
Existe una forma argentina de bromear: la “cargada”. Tras cada partido aparecen los chistes. De regreso al trabajo o a la escuela, el perdedor debe soportar las burlas de sus amigos. Una modalidad que tomo fuerza en la última década fue la de los afiches callejeros. Cuando River sumó su 29º título local, Buenos Aires amaneció empapelada con carteles con la bandera y la leyenda “Gracias por otra alegría”. Pero el 2000 fue el año de Boca y sus hinchas disfrutaron tanto sus victorias como la impotencia de sus “primos”. Ante la avalancha de triunfos boquenses, los de River no disimulaban su malestar y un hincha anónimo mandó a imprimir afiches en los que se veía una gallina recostada en un diván de psicólogo. Nada resumía mejor los estados de ánimo. El 17 de diciembre Boca ganó un nuevo campeonato y la dedicatoria fue al histórico rival: “Ya se acerca Nochebuena / Ya se acerca Navidad / Para todas las gallinas... el regalo de Papá”. La paternidad siempre fue motivo de cargadas. Hoy, el historial dice que de alrededor de 170 partidos, Boca ganó siete más que River. Pero cada década la tendencia se revierte y todos saben que el fútbol siempre da revancha. Eso sí, lo peor que le puede pasar a un hincha de Boca es que su hijo se identifique con River, lo mismo a la inversa. Por eso es una costumbre asociar al bebé antes de que deje el hospital donde acaba de nacer. Así saldrá al mundo con su carnet para que en su adultez pueda decir con orgullo: “soy hincha desde la cuna”.
Bienvenidos a la fiesta
El estadio Munumental (donde se disputó la final del Mundial '78) es la casa de River; una obra imponente enclavada en Núñez, un barrio residencial de clase alta. A pocos kilómetros, La Bombonera es una caja de resonancia en la que se siente como en ningún otro lado la presión de los hinchas. Por las humildes y pintorescas calles de sus alrededores ya se respira el ambiente del fútbol. Cada cancha tiene su secreto. En River esa majestuosa inmensidad que intimida a los rivales, en Boca esa sensación de que el público viste la camiseta número 12.
Desde un satélite que orbite la Tierra sería muy fácil distinguir cuándo se enfrentan Boca y River: Buenos Aires, la gran capital con sus 11 millones de habitantes, va deteniendo su ritmo febril, se aletarga, se enmudece. Todo el calor, el sonido y el color queda reducido a un punto, que según el fixture estará en Núñez o La Boca. Y después de 90 minutos de juego, ese calor y ese sonido invadirán las calles de Buenos Aires y de cada pueblo y ciudad de la Argentina, pero sólo un par de colores adornarán la fiesta. Será todo azul y amarillo o todo blanco y rojo, allí se terminará el arco iris del fútbol. Hasta el próximo clásico.
Versión en español del artículo publicado en la revista FIFA Magazine, en febrero de 2001. Tomado de: http://arogeraldes.blogspot.com/
miércoles, 12 de septiembre de 2018
Jugadores de "La U" de Chile rinden homenaje a víctimas de la dictadura
Isaac Díaz y David Pizarro llevaron una ofrenda floral al memorial del Estadio Nacional de Santiago, a 45 años del golpe militar contra Salvador Allende
David Pizarro e Isaac Díaz, jugadores del Club Universidad de Chile, dejaron una ofrenda floral en el memorial del sector norte del Estadio Nacional de Santiago, en tributo a las víctimas de la dictadura militar de Augusto Pinochet.
El gesto se da en el marco de la conmemoración de los 45 años del golpe militar que terminó con el gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
Previo al encuentro, la hinchada de "La U" organizó además una actividad cultural en sectores aledaños al estadio, escenario que después del golpe de 1973 fue usado por los militares como centro de presidio y tortura.
David Pizarro e Isaac Díaz, jugadores del Club Universidad de Chile, dejaron una ofrenda floral en el memorial del sector norte del Estadio Nacional de Santiago, en tributo a las víctimas de la dictadura militar de Augusto Pinochet.
El gesto se da en el marco de la conmemoración de los 45 años del golpe militar que terminó con el gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
Previo al encuentro, la hinchada de "La U" organizó además una actividad cultural en sectores aledaños al estadio, escenario que después del golpe de 1973 fue usado por los militares como centro de presidio y tortura.
lunes, 13 de agosto de 2018
Competición de fútbol entre obreros del Norte y del Sur de Corea
Dos partidos por la reconciliación coreana se disputaron en Seúl entre equipos integrados por trabajadores. La bandera de la reunificación presidió los encuentros y fue ovacionada por el público
Por KCNA
Tuvo lugar en Seúl, en el Sur de Corea, la competición de fútbol por la Reunificación entre los obreros norteños y sureños encaminada a la ejecución de la histórica Declaración de Phanmunjom.
Se efectuaron el día 11 los juegos entre el equipo de obreros de construcción de la Federación General de los Sindicatos de Corea del Norte y el equipo de la Federación General de Sindicatos Surcoreanos y entre el equipo de obreros de la industria ligera de la FGSC y el equipo de la Confederación de Sindicatos Surcoreanos.
Los miembros principales de la delegación norteña encabezada por Ju Yong Gil, presidente del Comité Central de la FGSC, vieron los partidos junto con Kim Myong Hwan, presidente de la CSS, Kim Ju Yong, presidente de la FSS, las personalidades y los habitantes de distintos sectores del Sur de Corea.
Cuando los jugadores de ambas partes entraron en el estadio con la bandera de Reunificación de gran tamaño, los espectadores les dieron calurosa bienvenida con el amor fraternal.
Cada vez que los futbolistas mostraron excelente juego, el público dio aplausos y gritos fervientes.
Los partidos se realizaron en un ambiente cordial de reconciliación nacional.
Por otra parte, la delegación norteña efectuó junto con los miembros de la CSS y la FSS la conferencia de representantes de las unidades de obreros Norte-Sur por la implementación de la Declaración de Phanmunjom y los encuentros de las entidades industriales y regionales de los obreros de ambas partes coreanas.
Por KCNA
Tuvo lugar en Seúl, en el Sur de Corea, la competición de fútbol por la Reunificación entre los obreros norteños y sureños encaminada a la ejecución de la histórica Declaración de Phanmunjom.
Se efectuaron el día 11 los juegos entre el equipo de obreros de construcción de la Federación General de los Sindicatos de Corea del Norte y el equipo de la Federación General de Sindicatos Surcoreanos y entre el equipo de obreros de la industria ligera de la FGSC y el equipo de la Confederación de Sindicatos Surcoreanos.
Los miembros principales de la delegación norteña encabezada por Ju Yong Gil, presidente del Comité Central de la FGSC, vieron los partidos junto con Kim Myong Hwan, presidente de la CSS, Kim Ju Yong, presidente de la FSS, las personalidades y los habitantes de distintos sectores del Sur de Corea.
Cuando los jugadores de ambas partes entraron en el estadio con la bandera de Reunificación de gran tamaño, los espectadores les dieron calurosa bienvenida con el amor fraternal.
Cada vez que los futbolistas mostraron excelente juego, el público dio aplausos y gritos fervientes.
Los partidos se realizaron en un ambiente cordial de reconciliación nacional.
Por otra parte, la delegación norteña efectuó junto con los miembros de la CSS y la FSS la conferencia de representantes de las unidades de obreros Norte-Sur por la implementación de la Declaración de Phanmunjom y los encuentros de las entidades industriales y regionales de los obreros de ambas partes coreanas.
jueves, 12 de julio de 2018
Trabajadores de Fiat van a huelga por multimillonaria contratación de Cristiano Ronaldo
El presidente del club, Andrea Agnelli, es también jefe del grupo Fiat, que afronta una crisis por la que ha congelado los salarios de sus empleados durante varios años
El arribo de Cristiano Ronaldo a la Juventus motivó una protesta de trabajadores de la firma Fiat, que consideran inaceptable que se gaste tanto dinero en una empresa que atraviesa una crisis.
Según estimaciones de los medios italianos, la Juventus deberá desembolsar entre 340 y 400 millones de euros por la transferencia, incluidos los 112 millones que le deberá pagar a Real Madrid por el traspaso. Además, se debe añadir el salario neto de Cristiano, que sería de 120 millones de euros por cuatro temporadas, que con impuestos y gravámenes será más del doble.
Esos números provocaron una fuerte discusión en Italia, ya que el presidente del club, Andrea Agnelli, es el jefe del grupo Fiat, que aportaría unos 30 millones de euros, a cambio de que Cristiano forme parte de una campaña publicitaria para la compañía de autos.
Muchos empleados de Fiat, que se han visto obligados a vivir con salarios congelados durante años, no están contentos. Por eso, los representantes de los trabajadores de la planta en Melfi anunciaron una huelga de protesta entre la tarde del 15 de julio y la mañana del 17 de julio.
Para los trabajadores, el negocio con Ronaldo es "inaceptable". "¿Es normal que una sola persona gane millones y miles de familias apenas sobrevivan con su dinero hasta mediados de mes?", se preguntaron los responsables del sindicato.
Con información de Marca y DPA
El arribo de Cristiano Ronaldo a la Juventus motivó una protesta de trabajadores de la firma Fiat, que consideran inaceptable que se gaste tanto dinero en una empresa que atraviesa una crisis.
Según estimaciones de los medios italianos, la Juventus deberá desembolsar entre 340 y 400 millones de euros por la transferencia, incluidos los 112 millones que le deberá pagar a Real Madrid por el traspaso. Además, se debe añadir el salario neto de Cristiano, que sería de 120 millones de euros por cuatro temporadas, que con impuestos y gravámenes será más del doble.
Esos números provocaron una fuerte discusión en Italia, ya que el presidente del club, Andrea Agnelli, es el jefe del grupo Fiat, que aportaría unos 30 millones de euros, a cambio de que Cristiano forme parte de una campaña publicitaria para la compañía de autos.
Muchos empleados de Fiat, que se han visto obligados a vivir con salarios congelados durante años, no están contentos. Por eso, los representantes de los trabajadores de la planta en Melfi anunciaron una huelga de protesta entre la tarde del 15 de julio y la mañana del 17 de julio.
Para los trabajadores, el negocio con Ronaldo es "inaceptable". "¿Es normal que una sola persona gane millones y miles de familias apenas sobrevivan con su dinero hasta mediados de mes?", se preguntaron los responsables del sindicato.
Con información de Marca y DPA
sábado, 23 de junio de 2018
Futbolista mexicano suplica por niños afectados por política migratoria de Trump
Miguel Layún compartió esta semana una fotografía de la situación de los niños migrantes que han sido separados de sus padres
Por RT
El futbolista de la selección de México Miguel Layún expresó su preocupación frente a la actual problemática que ha suscitado la política de 'tolerancia cero' hacia los inmigrantes promovida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El lateral izquierdo del 'Tri' compartió este jueves una fotografía de uno de los centros de detención de una patrulla fronteriza. En ella, varios niños migrantes que han sido separados de sus padres aparecen encerrados, durmiendo en colchonetas en el suelo y arropados con mantas térmicas. "Estas imágenes me entristecen, me duelen", escribió en su cuenta de Instagram.
Layún pidió a la gente "que tiene la capacidad y el poder de hablar" de unir esfuerzos para ayudar a los menores involucrados "a que no sufran más": "Les suplico, hagan algo, los niños no son responsables de lo que está pasando".
"No todos somos padres, pero todos somos hijos, hagamos conciencia", finaliza el jugador.
Una serie de imágenes como esta, difundidas a través de los medios, indignó a la opinión pública y obligó a Trump a firmar un decreto esta semana para prohibir la separación de los niños de sus padres indocumentados mientras transcurre el proceso judicial que determina su estatus migratorio.
Por RT
El futbolista de la selección de México Miguel Layún expresó su preocupación frente a la actual problemática que ha suscitado la política de 'tolerancia cero' hacia los inmigrantes promovida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El lateral izquierdo del 'Tri' compartió este jueves una fotografía de uno de los centros de detención de una patrulla fronteriza. En ella, varios niños migrantes que han sido separados de sus padres aparecen encerrados, durmiendo en colchonetas en el suelo y arropados con mantas térmicas. "Estas imágenes me entristecen, me duelen", escribió en su cuenta de Instagram.
Layún pidió a la gente "que tiene la capacidad y el poder de hablar" de unir esfuerzos para ayudar a los menores involucrados "a que no sufran más": "Les suplico, hagan algo, los niños no son responsables de lo que está pasando".
"No todos somos padres, pero todos somos hijos, hagamos conciencia", finaliza el jugador.
Una serie de imágenes como esta, difundidas a través de los medios, indignó a la opinión pública y obligó a Trump a firmar un decreto esta semana para prohibir la separación de los niños de sus padres indocumentados mientras transcurre el proceso judicial que determina su estatus migratorio.
jueves, 21 de junio de 2018
Fútbol por la reconciliación en Dabeiba, Antioquia
Así se vivió "Golpe de Estadio 2", un encuentro de fútbol por la paz de Colombia
El Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Jacobo Arango, en la vereda Llano Grande, de Dabeiba, Antioquia, fue escenario de “Golpe de Estadio 2”, un encuentro por la paz y la reconciliación a través del fútbol. Participaron excombatientes de las FARC, el ELN y las AUC; fuerza pública y autoridades estatales; víctimas del conflicto; comunidades del municipio; entidades internacionales; exfutbolistas y personalidades.
El Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Jacobo Arango, en la vereda Llano Grande, de Dabeiba, Antioquia, fue escenario de “Golpe de Estadio 2”, un encuentro por la paz y la reconciliación a través del fútbol. Participaron excombatientes de las FARC, el ELN y las AUC; fuerza pública y autoridades estatales; víctimas del conflicto; comunidades del municipio; entidades internacionales; exfutbolistas y personalidades.
jueves, 14 de junio de 2018
Así veían las Farc los mundiales en el monte
"Timo y Pastor, cediendo al entusiasmo de los guerrilleros, accedieron por fin a sacar el pequeño televisor a blanco y negro que cargaba una de sus tropas, mientras los muchachos se daban mañas para izar una antena"
Por Gabriel Ángel
Haber ingresado a las FARC en 1987, me ponía un año por delante del mundial de fútbol de 1986, que ganó Argentina con un Maradona elevado a la categoría de dios en las canchas mejicanas. Pasarían tres años antes de que se volviera a presentar otra copa mundo. Recuerdo que fueron esos los años de gloria del América de Cali en el torneo nacional, así como también los días amargos de la intromisión descarada de las mafias del narcotráfico en el fútbol rentado.
Todo eso había hecho que mi afición por el deporte de las multitudes menguara enormemente. En la guerrilla se sostenía que el fútbol era un negocio sucio en el que los resultados se ajustaban a los intereses de determinados grupos, de manera que el gran público resultaba ser siempre un juguete manipulado por estos. Pese a ello, un campeonato mundial de fútbol resultaba demasiado para cualquier argumento de esa naturaleza, sobre todo si Colombia había clasificado.
El mundial de 1990 me sorprendió en Santa Clara, un pueblecito de una veintena de casuchas ubicado en una hermosa cuchilla de 1400 metros, en jurisdicción de Fundación, Magdalena. Desde lejos tenía la forma perfecta de una hamaca y desde su calle central, la única además, se divisaban paisajes impresionantes hacia todos los puntos cardinales. Los blancos filos de la Sierra Nevada destacaban al oriente, al tiempo que al sur y al norte se atisbaban lejanías maravillosas.
Los hombres salían a trabajar en las fincas desde tempranas horas y los niños de la escuela ingresaban a clase en las primeras horas de la mañana. Después de la agitación que precedía la partida de los carros de la línea hacia el pueblo en el plan, Santa Clara quedaba casi vacía. Si no fuera por los altavoces de los equipos de sonido de algunos negocias de tienda y billar, en los que se podía oír las emisoras en FM de Barranquilla, el silencio lo habría invadido todo.
Colombia había ganado por 2 a 0 a Emiratos Árabes, y pese al empeño que puse por interesar a los escasos pobladores, en su mayoría mujeres, a seguir el juego contra Yugoeslavia por la televisión, nuestra selección terminó derrotada por un gol a cero. Algunas mujeres quisieron cogerme de burla por aquel resultado. Decidí responderles que no se trataba de un asunto personal, sino de la pasión del país entero. Allí jugaba nuestra selección nacional y todos teníamos el deber de apoyarla.
Entonces me propuse que el partido contra Alemania fuera a otro precio. De los seis guerrilleros asignados a la región, formé dos grupos con la misión de recorrer todas las veredas aledañas, invitando a los pobladores a ver aquel juego en el caserío. El día del partido había unos 150 espectadores. El dueño del billar más grande tenía uno de los dos únicos televisores a color en Santa Clara. Hablé con él para que permitiera ver el juego a todos allí.
Los guerrilleros nos vestimos con los colores de la bandera nacional, y muchos niños siguieron nuestro ejemplo. Otra gente se pintó el rostro de tricolor. Cuando inició aquel juego el recinto del billar tenía un lleno a reventar. Procuré encender las barras con consignas y vivas. A los pocos minutos de juego noté que la pasión por nuestro equipo se había apoderado de todos y todas allí. Las mujeres que me burlaron eran las más fanáticas vivando nuestro equipo.
Hasta el punto de que cuando faltando apenas unos minutos Alemania nos hizo el gol, vi lágrimas de angustia en el rostro de muchas de ellas. Parecía que habían perdido a su ser más querido. Por un momento me sentí culpable, yo era quien había llevado las cosas a tal paroxismo. Pero cuando Fredy Rincón empató faltando un minuto para el final, la explosión de felicidad general lo compensó todo. La gente se abrazaba y lloraba de alegría, quizás fue lo más hermoso que vi en la vida.
La fiesta se nos desbarató en el partido contra Camerún. Quizás había el doble de gente en el mismo local. Lloramos con el error fatal de Higuita, nuestra estrella y orgullo nacional. Los cohetes comprados se quedaron sin lanzar. Pasarían casi cuatro años para volver a experimentar lo mismo que en Santa Clara aquel día del empate glorioso con Alemania. Esta vez fue en el sur de Bolívar. Veníamos de varios días de marcha por entre la selva ardiente del Magdalena Medio.
Recién había terminado un largo operativo. No teníamos idea cómo lo habían sabido, pero por unos documentos capturados al enemigo tras un combate, nos enteramos de que aquella embestida tenía por objeto capturar o dar de baja a Timoleón Jiménez, el miembro del Secretariado Nacional que tenía algunos meses de haber llegado a la zona del 24 Frente. Nadie, salvo las unidades que comandaba Pastor y el mismo Timo, conocía de su presencia en la zona.
Había llegado allá en un arriesgado vuelo en avioneta desde los llanos orientales, las proezas que hacía la guerrilla en plena época de la persecución contra el fugado Pablo Escobar. Del Magdalena Medio santandereano, lo habíamos trasladado al otro lado del río grande, siempre por agua, de noche, castigados por el implacable zancudero que domina la región. Tras tres meses de reuniones con los mandos que fundaban el Bloque, por fin salíamos de lo más profundo de la selva.
Recuerdo que cruzamos el río Tamar y nos metimos a la montaña que hacía parte de la finca de un viejo colono fundador de la zona, cuando alguien recordó que estaba por comenzar el partido entre Argentina y Colombia, por la clasificación a la copa mundo de 1994. Timo y Pastor, cediendo al entusiasmo de los guerrilleros, accedieron por fin a sacar el pequeño televisor a blanco y negro que cargaba una de sus tropas, mientras los muchachos se daban mañas para izar una antena.
El partido tenía lugar en Buenos Aires, creíamos que íbamos a perder por goleada. Más de una vez los jefes estuvieron a punto de ordenar que se apagara el aparato y recogieran todo. Las atajadas de Oscar Córdoba, portero colombiano, y los goles que desperdició Argentina, obligaban a lanzar exclamaciones de júbilo. Pero nada como los cinco goles sucesivos de Rincón, Asprilla, Rincón, Asprilla y el tren Valencia. Era imposible contener la felicidad y la bulla respectiva.
Quizás porque todo el mundo se hallaba presenciando el juego, nadie se percató de la gritería que brotaba de aquella montaña esa tarde de 5 de septiembre. Ni siquiera estaba claro que el Ejército hubiera abandonado la zona por completo. Podía haber patrullas camufladas entre la jungla. Quizás ellas estarían también alborotando. Lo cierto fue que apenas terminó el partido, abandonamos el sitio a toda prisa, se suponía que nadie debía conocer nuestra presencia.
Del mundial de 2002, apenas escuché por radio, en medio de la operación que siguió a la ruptura de los diálogos del Caguán, que Brasil había sido campeón y que Ronaldo había sido su figura excepcional. No hubo la menor oportunidad de ver la televisión en un solo juego. Hasta escuchar la radio resultaba peligroso. Igual pasó con el mundial de 2006, en las vegas de los ríos Duda y Guayabero. El famoso cabezazo de Zidane lo miramos tiempo después, en directo fue imposible.
En el 2010 las cosas fueron muy distintas. Para entonces me hallaba en la serranía de La Macarena y los bombardeos, desembarcos y operaciones terrestres que perseguían al Mono Jojoy adquirían dimensiones épicas. El día 11 de junio se llevaba a cabo el primer juego, que enfrentaba a Méjico y Sudáfrica. Desde la madrugada, a unos 15 kilómetros al norte de nuestra ubicación, se oyó bombardeo aéreo y de morteros desde las cuatro de la mañana.
A las once llegaron los aviones Súper Tucano a descargar sus bombas en las inmediaciones de nuestro campamento. Desde entonces no hubo tregua, todos los días y noches se presentaban los aviones a descargar su explosivo una y otra vez. Resultaba imposible escuchar por la radio las transmisiones de los juegos. Debíamos permanecer en un lugar durante el día, mientras en la noche buscábamos otro sitio en donde dormir.
Había que hacer trincheras en los dos lugares. Así que cavábamos por la mañana y por la tarde. Las trincheras estaban ubicadas a un lado de nuestras caletas, de manera que pudiéramos saltar a ellas a la menor señal de peligro. Pese a ello, la presencia de los aviones se fue convirtiendo en rutina. Los muchachos desenredaban las esponjas de bombril y se las arreglaban para colocar una de sus puntas en el lugar más alto posible, la rama de algún árbol gigantesco.
Llamaban dichas antenas parabólicas. Con ellas se sintonizaba a la perfección la señal de la radio. Así que mientras cavábamos seguíamos los partidos de fútbol. Recuerdo la tristeza de Gerson cuando Brasil perdió ante Holanda. En su parecer, la mejor selección del mundial era la auriverde. Pero había quedado por fuera del torneo. La gran final se llevaría a cabo el domingo siguiente y enfrentaría a Holanda contra España.
Alexandra, la holandesa, permanecía en el campamento de El Mono, a unos quinientos metros del nuestro. Allá, en solidaridad con ella, todos se habían hecho fanáticos de la Naranja Mecánica. Supimos que El Mono ordenaba prender la televisión cuando jugaba dicha selección, un aparato a color alrededor del cual las tropas de su unidad se arremolinaban para mirar sus partidos. La señal entraba colocando la antena lo más alta posible.
Hablé un día antes de la final con Alexandra, conocida por la prensa como Tanja. Ella decía que en las lenguas nórdicas la “j” sonaba como “i”, así que la pronunciación correcta era Tania y no Tanja. Le dije que la tercera era la vencida, que yo había seguido a Holanda en el 74 y en el 78, cuando había quedado de segunda. Esta vez sería la campeona. No hubo bombardeo el día de la final, así que vivieron en directo la angustia de ver caer a Holanda ante España.
Aquello parecía un mal presagio, se había aguado la fiesta general. Algo más de dos meses después, El Mono perecería en el más aterrador de todos los bombardeos sufridos. Pese a ello, en el 2014, en pleno proceso de paz, los que nos hallábamos en La Habana tuvimos la oportunidad de seguir el campeonato mundial que ganó Alemania. Coincidió con una reunión con la dirección del ELN. Timo y Gabino presenciaron el partido que perdió Colombia con Brasil. Las cosas habían cambiado.
Publicado originalmente en Las 2 Orillas
Haber ingresado a las FARC en 1987, me ponía un año por delante del mundial de fútbol de 1986, que ganó Argentina con un Maradona elevado a la categoría de dios en las canchas mejicanas. Pasarían tres años antes de que se volviera a presentar otra copa mundo. Recuerdo que fueron esos los años de gloria del América de Cali en el torneo nacional, así como también los días amargos de la intromisión descarada de las mafias del narcotráfico en el fútbol rentado.
Todo eso había hecho que mi afición por el deporte de las multitudes menguara enormemente. En la guerrilla se sostenía que el fútbol era un negocio sucio en el que los resultados se ajustaban a los intereses de determinados grupos, de manera que el gran público resultaba ser siempre un juguete manipulado por estos. Pese a ello, un campeonato mundial de fútbol resultaba demasiado para cualquier argumento de esa naturaleza, sobre todo si Colombia había clasificado.
El mundial de 1990 me sorprendió en Santa Clara, un pueblecito de una veintena de casuchas ubicado en una hermosa cuchilla de 1400 metros, en jurisdicción de Fundación, Magdalena. Desde lejos tenía la forma perfecta de una hamaca y desde su calle central, la única además, se divisaban paisajes impresionantes hacia todos los puntos cardinales. Los blancos filos de la Sierra Nevada destacaban al oriente, al tiempo que al sur y al norte se atisbaban lejanías maravillosas.
Los hombres salían a trabajar en las fincas desde tempranas horas y los niños de la escuela ingresaban a clase en las primeras horas de la mañana. Después de la agitación que precedía la partida de los carros de la línea hacia el pueblo en el plan, Santa Clara quedaba casi vacía. Si no fuera por los altavoces de los equipos de sonido de algunos negocias de tienda y billar, en los que se podía oír las emisoras en FM de Barranquilla, el silencio lo habría invadido todo.
Colombia había ganado por 2 a 0 a Emiratos Árabes, y pese al empeño que puse por interesar a los escasos pobladores, en su mayoría mujeres, a seguir el juego contra Yugoeslavia por la televisión, nuestra selección terminó derrotada por un gol a cero. Algunas mujeres quisieron cogerme de burla por aquel resultado. Decidí responderles que no se trataba de un asunto personal, sino de la pasión del país entero. Allí jugaba nuestra selección nacional y todos teníamos el deber de apoyarla.
Entonces me propuse que el partido contra Alemania fuera a otro precio. De los seis guerrilleros asignados a la región, formé dos grupos con la misión de recorrer todas las veredas aledañas, invitando a los pobladores a ver aquel juego en el caserío. El día del partido había unos 150 espectadores. El dueño del billar más grande tenía uno de los dos únicos televisores a color en Santa Clara. Hablé con él para que permitiera ver el juego a todos allí.
Los guerrilleros nos vestimos con los colores de la bandera nacional, y muchos niños siguieron nuestro ejemplo. Otra gente se pintó el rostro de tricolor. Cuando inició aquel juego el recinto del billar tenía un lleno a reventar. Procuré encender las barras con consignas y vivas. A los pocos minutos de juego noté que la pasión por nuestro equipo se había apoderado de todos y todas allí. Las mujeres que me burlaron eran las más fanáticas vivando nuestro equipo.
Hasta el punto de que cuando faltando apenas unos minutos Alemania nos hizo el gol, vi lágrimas de angustia en el rostro de muchas de ellas. Parecía que habían perdido a su ser más querido. Por un momento me sentí culpable, yo era quien había llevado las cosas a tal paroxismo. Pero cuando Fredy Rincón empató faltando un minuto para el final, la explosión de felicidad general lo compensó todo. La gente se abrazaba y lloraba de alegría, quizás fue lo más hermoso que vi en la vida.
La fiesta se nos desbarató en el partido contra Camerún. Quizás había el doble de gente en el mismo local. Lloramos con el error fatal de Higuita, nuestra estrella y orgullo nacional. Los cohetes comprados se quedaron sin lanzar. Pasarían casi cuatro años para volver a experimentar lo mismo que en Santa Clara aquel día del empate glorioso con Alemania. Esta vez fue en el sur de Bolívar. Veníamos de varios días de marcha por entre la selva ardiente del Magdalena Medio.
Recién había terminado un largo operativo. No teníamos idea cómo lo habían sabido, pero por unos documentos capturados al enemigo tras un combate, nos enteramos de que aquella embestida tenía por objeto capturar o dar de baja a Timoleón Jiménez, el miembro del Secretariado Nacional que tenía algunos meses de haber llegado a la zona del 24 Frente. Nadie, salvo las unidades que comandaba Pastor y el mismo Timo, conocía de su presencia en la zona.
Había llegado allá en un arriesgado vuelo en avioneta desde los llanos orientales, las proezas que hacía la guerrilla en plena época de la persecución contra el fugado Pablo Escobar. Del Magdalena Medio santandereano, lo habíamos trasladado al otro lado del río grande, siempre por agua, de noche, castigados por el implacable zancudero que domina la región. Tras tres meses de reuniones con los mandos que fundaban el Bloque, por fin salíamos de lo más profundo de la selva.
Recuerdo que cruzamos el río Tamar y nos metimos a la montaña que hacía parte de la finca de un viejo colono fundador de la zona, cuando alguien recordó que estaba por comenzar el partido entre Argentina y Colombia, por la clasificación a la copa mundo de 1994. Timo y Pastor, cediendo al entusiasmo de los guerrilleros, accedieron por fin a sacar el pequeño televisor a blanco y negro que cargaba una de sus tropas, mientras los muchachos se daban mañas para izar una antena.
El partido tenía lugar en Buenos Aires, creíamos que íbamos a perder por goleada. Más de una vez los jefes estuvieron a punto de ordenar que se apagara el aparato y recogieran todo. Las atajadas de Oscar Córdoba, portero colombiano, y los goles que desperdició Argentina, obligaban a lanzar exclamaciones de júbilo. Pero nada como los cinco goles sucesivos de Rincón, Asprilla, Rincón, Asprilla y el tren Valencia. Era imposible contener la felicidad y la bulla respectiva.
Quizás porque todo el mundo se hallaba presenciando el juego, nadie se percató de la gritería que brotaba de aquella montaña esa tarde de 5 de septiembre. Ni siquiera estaba claro que el Ejército hubiera abandonado la zona por completo. Podía haber patrullas camufladas entre la jungla. Quizás ellas estarían también alborotando. Lo cierto fue que apenas terminó el partido, abandonamos el sitio a toda prisa, se suponía que nadie debía conocer nuestra presencia.
Del mundial de 2002, apenas escuché por radio, en medio de la operación que siguió a la ruptura de los diálogos del Caguán, que Brasil había sido campeón y que Ronaldo había sido su figura excepcional. No hubo la menor oportunidad de ver la televisión en un solo juego. Hasta escuchar la radio resultaba peligroso. Igual pasó con el mundial de 2006, en las vegas de los ríos Duda y Guayabero. El famoso cabezazo de Zidane lo miramos tiempo después, en directo fue imposible.
En el 2010 las cosas fueron muy distintas. Para entonces me hallaba en la serranía de La Macarena y los bombardeos, desembarcos y operaciones terrestres que perseguían al Mono Jojoy adquirían dimensiones épicas. El día 11 de junio se llevaba a cabo el primer juego, que enfrentaba a Méjico y Sudáfrica. Desde la madrugada, a unos 15 kilómetros al norte de nuestra ubicación, se oyó bombardeo aéreo y de morteros desde las cuatro de la mañana.
A las once llegaron los aviones Súper Tucano a descargar sus bombas en las inmediaciones de nuestro campamento. Desde entonces no hubo tregua, todos los días y noches se presentaban los aviones a descargar su explosivo una y otra vez. Resultaba imposible escuchar por la radio las transmisiones de los juegos. Debíamos permanecer en un lugar durante el día, mientras en la noche buscábamos otro sitio en donde dormir.
Había que hacer trincheras en los dos lugares. Así que cavábamos por la mañana y por la tarde. Las trincheras estaban ubicadas a un lado de nuestras caletas, de manera que pudiéramos saltar a ellas a la menor señal de peligro. Pese a ello, la presencia de los aviones se fue convirtiendo en rutina. Los muchachos desenredaban las esponjas de bombril y se las arreglaban para colocar una de sus puntas en el lugar más alto posible, la rama de algún árbol gigantesco.
Llamaban dichas antenas parabólicas. Con ellas se sintonizaba a la perfección la señal de la radio. Así que mientras cavábamos seguíamos los partidos de fútbol. Recuerdo la tristeza de Gerson cuando Brasil perdió ante Holanda. En su parecer, la mejor selección del mundial era la auriverde. Pero había quedado por fuera del torneo. La gran final se llevaría a cabo el domingo siguiente y enfrentaría a Holanda contra España.
Alexandra, la holandesa, permanecía en el campamento de El Mono, a unos quinientos metros del nuestro. Allá, en solidaridad con ella, todos se habían hecho fanáticos de la Naranja Mecánica. Supimos que El Mono ordenaba prender la televisión cuando jugaba dicha selección, un aparato a color alrededor del cual las tropas de su unidad se arremolinaban para mirar sus partidos. La señal entraba colocando la antena lo más alta posible.
Hablé un día antes de la final con Alexandra, conocida por la prensa como Tanja. Ella decía que en las lenguas nórdicas la “j” sonaba como “i”, así que la pronunciación correcta era Tania y no Tanja. Le dije que la tercera era la vencida, que yo había seguido a Holanda en el 74 y en el 78, cuando había quedado de segunda. Esta vez sería la campeona. No hubo bombardeo el día de la final, así que vivieron en directo la angustia de ver caer a Holanda ante España.
Aquello parecía un mal presagio, se había aguado la fiesta general. Algo más de dos meses después, El Mono perecería en el más aterrador de todos los bombardeos sufridos. Pese a ello, en el 2014, en pleno proceso de paz, los que nos hallábamos en La Habana tuvimos la oportunidad de seguir el campeonato mundial que ganó Alemania. Coincidió con una reunión con la dirección del ELN. Timo y Gabino presenciaron el partido que perdió Colombia con Brasil. Las cosas habían cambiado.
Publicado originalmente en Las 2 Orillas
martes, 12 de junio de 2018
Así será el Mundial para los maradonianos
Desde que le cortaron las piernas en Estados Unidos 94, Maradona igual estuvo presente en cada Copa del Mundo. Rusia 2018 no será la excepción: 'De la mano del diez' continuará el camino de 'De Zurda', todas las noches por Telesur
Por Nicolás Zuberman
Tiempo Argentino
Un Mundial es, entre otras cosas, la posibilidad de convivir con Diego Armando Maradona. Y en Rusia 2018, como sucedió en cada Copa del Mundo desde España 82 -a excepción del de 2002 cuando Japón le negó la visa-, eso volverá a ocurrir: Diego aparecerá 32 noches consecutivas en la pantalla de Telesur como conductor del programa De la mano del Diez junto al relator uruguayo Víctor Hugo Morales. Desde el 13 de junio, el día previo al partido inaugural entre Rusia y Arabia Saudita, hasta que se juegue la final, estará al aire todas las noches por el canal con sede en Caracas que en Argentina ya no aparece en la TDA pero sí en los cableoperadores y también transmite en vivo por su sitio de Internet. Será una continuidad de De Zurda, el programa que marcó el mundial de Brasil 2014 para todos los maradonianos. Por la diferencia horaria, se grabará como un falso vivo después del último partido de la jornada y saldrá al aire a las 23 de Argentina.
A diferencia de lo que ocurrió en 2014, esta vez habrá presencia de Maradona en los estadios. La FIFA que organiza este Mundial no tiene la misma relación con el Diez que cuatro años atrás. Diego llega a Moscú no sólo como conductor televisivo sino también como embajador FIFA, lo que le abrirá más puertas que en la última Copa del Mundo. Según contaron desde la producción, están pactadas entrevistas entre el mejor jugador de todos los tiempos y Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, y Vladimir Putín, el presidente ruso.
De la mano del Diez será un programa político, social y cultural que tendrá al fútbol como excusa. Tal como fue con De Zurda el foco estará puesto en el andar de las selecciones latinoamericanas: Argentina, Uruguay, Colombia, Argentina, México, Perú y Costa Rica. Maradona estará en al menos un partido de esas selecciones. Y la impronta de la Patria Grande -como ocurrió con el hit que cantaron en 2014 Gustavo Santaolalla, Gustavo Cordera, Julieta Vengas y los colombianos de ChocQuibTown- estará presente desde la cortina musical. En este caso, le pondrán la voz Lila Downs, Charo Bogarín, de Tolonec, y el aporte del grupo colombiano, quienes fusionarán el ritmo latinoamericano con la sinfónica rusa.
Desde que le cortaron las piernas en Estados Unidos 1994 Maradona siguió presente en cada Mundial, pero dejando su impronta del otro lado de la línea de cal. Después de despedirse de la mano de Sue Carpenter, con la 10 en la espalda y la cinta de capitán atada al bíceps izquierdo, volvió cuatro años después para Francia 98 como comentarista: salió al aire por el canal América junto a Miguel Simón, Juan Pablo Varsky y Ángel Cappa. Ya se había retirado del fútbol casi un año atrás y mantenía una enemistad con Daniel Alberto Pasarella, el entrenador de aquella Selección: luego de la eliminación contra Holanda se autopostulaba como sucesor del Kaiser.
El Mundial siguiente, en Corea-Japón, lo siguió desde Cuba, donde se recuperaba luego de haber gambeteado a la muerte en Punta del Este a comienzos del 2000. Sí participó en dos spots publicitarios memorables: uno para Quilmes, donde con voz en off se asumía como hincha de la Selección, y otro para DirecTV, en el que iba casa por casa tocando timbres para despertar a la gente: “Arriba, Argentina, que empieza el Mundial”.
En Alemania 2006, volvió a ser comentarista. Esta vez, para la Cadena Cuatro de España. Una de las condiciones fue poder ir a ver los partidos de Argentina: en una de sus mejores versiones, mientras filmaba La Noche del Diez, estuvo en todos los partidos argentinos de ese mundial menos el de la eliminación ante Alemania, porque a algunos amigos que llegaban con él no los dejaron entrar. En Sudáfrica 2010 cumplió su profecía y llegó con el buzo de entrenador puesto. Fue su última oportunidad como protagonista. Después de ese 0-4 ante Alemania –“una trompada de Tyson”, lo definió el Diez- volvió a la televisión. En Brasil 2014 llegó De Zurda. Y ahora, en Rusia, tendrá continuidad con De la mano del Diez.
Por Nicolás Zuberman
Tiempo Argentino
Un Mundial es, entre otras cosas, la posibilidad de convivir con Diego Armando Maradona. Y en Rusia 2018, como sucedió en cada Copa del Mundo desde España 82 -a excepción del de 2002 cuando Japón le negó la visa-, eso volverá a ocurrir: Diego aparecerá 32 noches consecutivas en la pantalla de Telesur como conductor del programa De la mano del Diez junto al relator uruguayo Víctor Hugo Morales. Desde el 13 de junio, el día previo al partido inaugural entre Rusia y Arabia Saudita, hasta que se juegue la final, estará al aire todas las noches por el canal con sede en Caracas que en Argentina ya no aparece en la TDA pero sí en los cableoperadores y también transmite en vivo por su sitio de Internet. Será una continuidad de De Zurda, el programa que marcó el mundial de Brasil 2014 para todos los maradonianos. Por la diferencia horaria, se grabará como un falso vivo después del último partido de la jornada y saldrá al aire a las 23 de Argentina.
A diferencia de lo que ocurrió en 2014, esta vez habrá presencia de Maradona en los estadios. La FIFA que organiza este Mundial no tiene la misma relación con el Diez que cuatro años atrás. Diego llega a Moscú no sólo como conductor televisivo sino también como embajador FIFA, lo que le abrirá más puertas que en la última Copa del Mundo. Según contaron desde la producción, están pactadas entrevistas entre el mejor jugador de todos los tiempos y Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, y Vladimir Putín, el presidente ruso.
De la mano del Diez será un programa político, social y cultural que tendrá al fútbol como excusa. Tal como fue con De Zurda el foco estará puesto en el andar de las selecciones latinoamericanas: Argentina, Uruguay, Colombia, Argentina, México, Perú y Costa Rica. Maradona estará en al menos un partido de esas selecciones. Y la impronta de la Patria Grande -como ocurrió con el hit que cantaron en 2014 Gustavo Santaolalla, Gustavo Cordera, Julieta Vengas y los colombianos de ChocQuibTown- estará presente desde la cortina musical. En este caso, le pondrán la voz Lila Downs, Charo Bogarín, de Tolonec, y el aporte del grupo colombiano, quienes fusionarán el ritmo latinoamericano con la sinfónica rusa.
Desde que le cortaron las piernas en Estados Unidos 1994 Maradona siguió presente en cada Mundial, pero dejando su impronta del otro lado de la línea de cal. Después de despedirse de la mano de Sue Carpenter, con la 10 en la espalda y la cinta de capitán atada al bíceps izquierdo, volvió cuatro años después para Francia 98 como comentarista: salió al aire por el canal América junto a Miguel Simón, Juan Pablo Varsky y Ángel Cappa. Ya se había retirado del fútbol casi un año atrás y mantenía una enemistad con Daniel Alberto Pasarella, el entrenador de aquella Selección: luego de la eliminación contra Holanda se autopostulaba como sucesor del Kaiser.
El Mundial siguiente, en Corea-Japón, lo siguió desde Cuba, donde se recuperaba luego de haber gambeteado a la muerte en Punta del Este a comienzos del 2000. Sí participó en dos spots publicitarios memorables: uno para Quilmes, donde con voz en off se asumía como hincha de la Selección, y otro para DirecTV, en el que iba casa por casa tocando timbres para despertar a la gente: “Arriba, Argentina, que empieza el Mundial”.
En Alemania 2006, volvió a ser comentarista. Esta vez, para la Cadena Cuatro de España. Una de las condiciones fue poder ir a ver los partidos de Argentina: en una de sus mejores versiones, mientras filmaba La Noche del Diez, estuvo en todos los partidos argentinos de ese mundial menos el de la eliminación ante Alemania, porque a algunos amigos que llegaban con él no los dejaron entrar. En Sudáfrica 2010 cumplió su profecía y llegó con el buzo de entrenador puesto. Fue su última oportunidad como protagonista. Después de ese 0-4 ante Alemania –“una trompada de Tyson”, lo definió el Diez- volvió a la televisión. En Brasil 2014 llegó De Zurda. Y ahora, en Rusia, tendrá continuidad con De la mano del Diez.
lunes, 4 de junio de 2018
Primera jornada de “Save the football”
Se pone en marcha "Save the football", una iniciativa que busca reivindicar en barrios y universidades el fútbol popular
El pasado sábado 2 de junio se llevó a cabo el primer conversatorio del colectivo “Save The Football”. Estos tienen como objetivo realizar un ciclo de conferencias en universidades y barrios sobre las apuestas existentes alrededor del fútbol en las que se impulsan proyectos deportivos, de investigación, producción escrita, entre otros, que den ejemplo de cómo a través de este deporte se encuentra una herramienta de paz, de construcción de sociedad y formación en valores.
En su primera edición, se llevó a cabo en el auditorio del torreón de la Universidad Pedagógica Nacional, estando liderado por Edwin Medina en calidad de moderador, quien es periodista y fundador del blog “La guerra del gol” y el fanpage “Sócrates Oliveira”. El panel de ponentes estuvo conformado por Camilo Rueda Navarro, periodista y creador del blog “Fútbol Rebelde”, el cual cumple 10 años de existencia; Nandy Nieto, psicóloga, investigadora sobre liderazgo transformacional en barras populares y editora del fanpage “Fútbol del Sur”, y Sebastián Sánchez, licenciado en Ciencias Sociales en formación, quien se desempeña como docente de la escuela de fútbol popular “Bukaneros”.
La primera ponencia fue la de Nandy Nieto, quien realizó una introducción a lo que fue su proyecto investigativo; cuál fue el método de investigación empleado, cómo se desarrolló y cuáles fueron sus hallazgos. Se centró en el liderazgo transformacional en particular, ya que es el liderazgo que busca fortalecer y empoderar a cada uno de sus integrantes a través de 4 ejes como la consideración individual, motivación inspiracional, influencia idealizada y estimulación intelectual. Se presentó la descripción sociodemográfica de esta población y los hallazgos, donde se resalta el fútbol como herramienta de resiliencia, organización comunitaria y con alto potencial de acción y manejo de grupos que impactan de manera positiva en las necesidades de su entorno.
La siguiente ponencia fue la de Camilo Rueda Navarro, quien hizo una presentación de cómo su blog surgía como un medio para resaltar las historias de fútbol rebelde que se alejan de lo que es fútbol moderno y su modelo de negocio. En su presentación resaltó la historia del fútbol y cómo llegó al nivel de organización actual, presentando una breve historia de la FIFA, sus dirigentes y manejos inadecuados que dieron origen al capítulo conocido como “Fifa Gate”, junto a ejemplos de manejo de grandes marcas presentes en el fútbol tales como Adidas y Puma y su relación con el fútbol negocio. Cerró su intervención presentando ejemplos de fútbol rebelde tales como Drogba y su rol como mediador de paz en Costa de Marfil y Sócrates y la democracia corinthiana.
La ponencia final estuvo a cargo de Sebastián Sánchez, quien inició con un aporte audiovisual sobre la localidad de Usme y las características de la misma donde se ejecuta el proyecto de “Bukaneros Fútbol Popular”. El video presenta el entorno del barrio, sus problemáticas y el espacio donde se realizan los entrenamientos. Se hace énfasis en el fútbol no como un fin, si no como un medio a través del cual se enseñan valores, disciplina, perseverancia y sobretodo se promueve el reconocimiento con el otro, donde se enseña ver a los pares como iguales y no como enemigos por un color o simples competidores. Se presenta la organización actual de la liga de fútbol popular y cómo este ejercicio se extiende a las familias y como apoyo en casos de maltrato infantil, o reconocimiento en paz de las diferencias.
El moderador realiza una ronda de preguntas iniciales a los ponentes como abrebocas y posteriormente el público muestra mayor motivación a interactuar con los panelistas. Se realizan cuestionamientos sobre el papel de las familias en la construcción de ética y valores a través del fútbol popular, sobre la postura de los ponentes frente a las asignaciones salariales vistas en el fútbol moderno, el impacto de las divisiones territoriales en las barras frente a la participación democrática y reconocimiento con el otro, herramientas para que el fútbol no sea una herramienta de distracción frente a las problemáticas nacionales e invitaciones por parte de los asistentes a abrir espacios de interacción, acción e investigación desde sus propios proyectos tales como escuelas de fútbol popular y BMX.
Esta primera edición deja una grata impresión sobre los proyectos existentes a través del fútbol como herramienta positiva de rebeldía, resistencia y resiliencia, junto a un público motivado en conocer más y aportar desde cada uno de ellos, un grano de arena para que entre todos salvemos el fútbol. Quedamos con gran expectativa sobre la segunda edición.
El pasado sábado 2 de junio se llevó a cabo el primer conversatorio del colectivo “Save The Football”. Estos tienen como objetivo realizar un ciclo de conferencias en universidades y barrios sobre las apuestas existentes alrededor del fútbol en las que se impulsan proyectos deportivos, de investigación, producción escrita, entre otros, que den ejemplo de cómo a través de este deporte se encuentra una herramienta de paz, de construcción de sociedad y formación en valores.
En su primera edición, se llevó a cabo en el auditorio del torreón de la Universidad Pedagógica Nacional, estando liderado por Edwin Medina en calidad de moderador, quien es periodista y fundador del blog “La guerra del gol” y el fanpage “Sócrates Oliveira”. El panel de ponentes estuvo conformado por Camilo Rueda Navarro, periodista y creador del blog “Fútbol Rebelde”, el cual cumple 10 años de existencia; Nandy Nieto, psicóloga, investigadora sobre liderazgo transformacional en barras populares y editora del fanpage “Fútbol del Sur”, y Sebastián Sánchez, licenciado en Ciencias Sociales en formación, quien se desempeña como docente de la escuela de fútbol popular “Bukaneros”.
La primera ponencia fue la de Nandy Nieto, quien realizó una introducción a lo que fue su proyecto investigativo; cuál fue el método de investigación empleado, cómo se desarrolló y cuáles fueron sus hallazgos. Se centró en el liderazgo transformacional en particular, ya que es el liderazgo que busca fortalecer y empoderar a cada uno de sus integrantes a través de 4 ejes como la consideración individual, motivación inspiracional, influencia idealizada y estimulación intelectual. Se presentó la descripción sociodemográfica de esta población y los hallazgos, donde se resalta el fútbol como herramienta de resiliencia, organización comunitaria y con alto potencial de acción y manejo de grupos que impactan de manera positiva en las necesidades de su entorno.
La siguiente ponencia fue la de Camilo Rueda Navarro, quien hizo una presentación de cómo su blog surgía como un medio para resaltar las historias de fútbol rebelde que se alejan de lo que es fútbol moderno y su modelo de negocio. En su presentación resaltó la historia del fútbol y cómo llegó al nivel de organización actual, presentando una breve historia de la FIFA, sus dirigentes y manejos inadecuados que dieron origen al capítulo conocido como “Fifa Gate”, junto a ejemplos de manejo de grandes marcas presentes en el fútbol tales como Adidas y Puma y su relación con el fútbol negocio. Cerró su intervención presentando ejemplos de fútbol rebelde tales como Drogba y su rol como mediador de paz en Costa de Marfil y Sócrates y la democracia corinthiana.
La ponencia final estuvo a cargo de Sebastián Sánchez, quien inició con un aporte audiovisual sobre la localidad de Usme y las características de la misma donde se ejecuta el proyecto de “Bukaneros Fútbol Popular”. El video presenta el entorno del barrio, sus problemáticas y el espacio donde se realizan los entrenamientos. Se hace énfasis en el fútbol no como un fin, si no como un medio a través del cual se enseñan valores, disciplina, perseverancia y sobretodo se promueve el reconocimiento con el otro, donde se enseña ver a los pares como iguales y no como enemigos por un color o simples competidores. Se presenta la organización actual de la liga de fútbol popular y cómo este ejercicio se extiende a las familias y como apoyo en casos de maltrato infantil, o reconocimiento en paz de las diferencias.
El moderador realiza una ronda de preguntas iniciales a los ponentes como abrebocas y posteriormente el público muestra mayor motivación a interactuar con los panelistas. Se realizan cuestionamientos sobre el papel de las familias en la construcción de ética y valores a través del fútbol popular, sobre la postura de los ponentes frente a las asignaciones salariales vistas en el fútbol moderno, el impacto de las divisiones territoriales en las barras frente a la participación democrática y reconocimiento con el otro, herramientas para que el fútbol no sea una herramienta de distracción frente a las problemáticas nacionales e invitaciones por parte de los asistentes a abrir espacios de interacción, acción e investigación desde sus propios proyectos tales como escuelas de fútbol popular y BMX.
Esta primera edición deja una grata impresión sobre los proyectos existentes a través del fútbol como herramienta positiva de rebeldía, resistencia y resiliencia, junto a un público motivado en conocer más y aportar desde cada uno de ellos, un grano de arena para que entre todos salvemos el fútbol. Quedamos con gran expectativa sobre la segunda edición.
viernes, 1 de junio de 2018
Seminario “Save the football”: el fútbol moderno, a debate
Inicia este sábado en la Universidad Pedagógica Nacional, en Bogotá
Este 2 de junio se realizará la primera sesión del seminario “Save the football”, una iniciativa que busca debatir en torno al fútbol y su relación con el poder y la sociedad.
En esta jornada se harán ponencias sobre fútbol femenino, la mercantilización del fútbol y las experiencias de fútbol popular como escenario de resistencia.
“Save the football” busca llegar a universidades y barrios populares de Bogotá para crear espacios de reflexión sobre el fútbol, sus dinámicas actuales y su potencial de transformación social.
Además, el equipo organizador espera que la actividad sirva para apoyar la Escuela de fútbol popular Bukaneros, que funciona en la localidad de Usme de la capital. Por ello invita a donar implementos deportivos para los niños y jóvenes que se benefician de este proyecto sin ánimo de lucro.
Primera sesión:
Sábado, 2 de junio, 3:00 pm.
Torreón B419, Universidad Pedagógica, calle 72 11-86.
Bogotá.
Este 2 de junio se realizará la primera sesión del seminario “Save the football”, una iniciativa que busca debatir en torno al fútbol y su relación con el poder y la sociedad.
En esta jornada se harán ponencias sobre fútbol femenino, la mercantilización del fútbol y las experiencias de fútbol popular como escenario de resistencia.
“Save the football” busca llegar a universidades y barrios populares de Bogotá para crear espacios de reflexión sobre el fútbol, sus dinámicas actuales y su potencial de transformación social.
Además, el equipo organizador espera que la actividad sirva para apoyar la Escuela de fútbol popular Bukaneros, que funciona en la localidad de Usme de la capital. Por ello invita a donar implementos deportivos para los niños y jóvenes que se benefician de este proyecto sin ánimo de lucro.
Primera sesión:
Sábado, 2 de junio, 3:00 pm.
Torreón B419, Universidad Pedagógica, calle 72 11-86.
Bogotá.
martes, 29 de mayo de 2018
Argentina: Exigen a la AFA que la selección no juegue en Israel
Frente a la sede de la Asociación del Fútbol Argentino, manifestantes rechazan que la selección gaucha juegue ante Israel en Jerusalén ante los múltiples crímenes que el Estado israelí viene cometiendo contra el pueblo palestino
Por Resumen Latinoamericano
Numerosas personas pertenecientes a entidades palestinas en Argentina y militantes solidarios con ese pueblo repudiaron frente a la Asociación del Fútbol Argentino, la prevista realización de un partido amistoso entre el seleccionado local y el de Israel. El encuentro está previsto para junio antes de que comience el Mundial de Fútbol, y se jugaría en Jerusalén el 9 de junio próximo.
Los manifestantes están llevando adelante una campaña denunciando que si la Selección va a Israel será cómplice de los múltiples asesinatos que el ejército sionista viene haciendo contra el pueblo de Palestina ocupada desde hace 70 años.
Por Resumen Latinoamericano
Numerosas personas pertenecientes a entidades palestinas en Argentina y militantes solidarios con ese pueblo repudiaron frente a la Asociación del Fútbol Argentino, la prevista realización de un partido amistoso entre el seleccionado local y el de Israel. El encuentro está previsto para junio antes de que comience el Mundial de Fútbol, y se jugaría en Jerusalén el 9 de junio próximo.
Los manifestantes están llevando adelante una campaña denunciando que si la Selección va a Israel será cómplice de los múltiples asesinatos que el ejército sionista viene haciendo contra el pueblo de Palestina ocupada desde hace 70 años.
martes, 15 de mayo de 2018
Futebol feminino do Corinthians faz campanha contra machismo
A modalidade feminina do esporte sofre com falta de apoio, infraestrutura e patrocínio
Beatriz Drague Ramos
Rádio Brasil Atual
No país do futebol, a modalidade feminina vive dias sombrios, traduzidos em baixos salários, retirada de investimento pela Caixa Econômica Federal, machismo, e nenhuma estrutura das equipes de base. Vendo isso, o Corinthians tomou a iniciativa de promover uma campanha contra o machismo sofrido pelas atletas. Ouça a reportagem de Beatriz Drague Ramos.
Ouça a matéria.
Beatriz Drague Ramos
Rádio Brasil Atual
No país do futebol, a modalidade feminina vive dias sombrios, traduzidos em baixos salários, retirada de investimento pela Caixa Econômica Federal, machismo, e nenhuma estrutura das equipes de base. Vendo isso, o Corinthians tomou a iniciativa de promover uma campanha contra o machismo sofrido pelas atletas. Ouça a reportagem de Beatriz Drague Ramos.
Ouça a matéria.
viernes, 4 de mayo de 2018
Conmebol prohíbe homenaje a un movimiento opositor de la última dictadura brasileña
Ante Independiente, por la Copa Libertadores, Corinthians quiso usar una camiseta en tributo a la Democracia Corinthiana, pero no se lo permitieron por considerarlo un "mensaje político"
Por Nicolás Zuberman
Tiempo Argentino
La derrota por 2-1 como local ante Independiente por el grupo 7 de la Copa Libertadores terminó de arruinar la noche para Corinthians. Pero la historia ya había arrancado mal: el Timao había preparado un homenaje para el mítico futbolista Sócrates y su Democracia Corinthiana. La Conmebol le prohibió que usara ese lema en la casaca por contener un "mensaje político", tal como figura en el artículo 67 de la presente edición de la Liberadores. La estatua de Sócrates, con el puño derecho en alto en las afueras del estadio Itaquerao, sí fue inaugurada.
¿Qué fue la Democracia Corinthiana? "Una sociedad en donde el trabajador más simple tenía el mismo peso que su patrón en las votaciones colectivas. Ni en la familia existe eso", explicó alguna vez el propio Sócrates a la revista El Gráfico. En años de dictaduras militares en toda América Latina, el club paulista generó una estructura en la que dirigentes, cuerpo técnico, plantel y empleados del club decidían cuándo entrenar, qué comer, dónde concentrar y cómo jugar. De esa organización horizontal y futbolera también salió la consigna "Directas já", que aparecía en letras grandes en la camiseta del Corinthians en 1984.
Casi 25 años después, en un año electoral para Brasil, un país que tiene su democracia cuestionada luego de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff y de la arbitraria detención de Lula, el político brasileño más popular, la Conmebol prohibió que el Timao saliera a la cancha con esa leyenda en la espalda que decía únicamente Democracia Corinthiana.
¿Quién fue Sócrates? Mediocampista talentoso, espigado y estético, jugó en Botafogo, Corinthians, Flamengo y Fiorentina, entre otros. Su padre lo bautizó así mientras leía La República, de Platón. Con su Selección participó del Mundial de España 82 y México 86, donde lució una vincha que pedía "Paz" y otra que decía "Reagan es un asesino". Además era médico y fue el emblema de la Democracia Corinthiana.
"A mi me parece muy simbólico que la Conmebol haya vetado una manifestación en referencia a la Democracia Corinthiana en este momento político de Brasil, en el que se despierta incluso una ola de gente que pide la vuelta de la dictadura militar. El fútbol brasileño, igual que parte significativa de nuestra sociedad, hace casi nada para valorar las memorias del período militar, como sí se hace en las canchas argentinas", explica el periodista brasilero Breiller Pires, de ESPN y El País. Y da un ejemplo claro: Vasco da Gama, por caso, antes de jugar con Racing por la Libertadores, le realizó un homenaje a Coronel Nunes, actual presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y un defensor de la dictadura militar.
El 9 de abril pasado, dos días después de entregarse a la cárcel, el expresidente Lula publicó en su cuenta de Twitter algunas fotos con banderas que pedían su libertad en las canchas de fútbol. "Por las tribunas de Brasil", agregaba el mensaje. La violencia creciente en el país, con el asesinato a la concejala Marielle Franco y la balacera que sufrió el campamento que se instaló en Curitiba para pedir la liberación de Lula como exponentes, también se puede sentir en los estadios de fútbol, donde también creció la represión policial contra los hinchas. Otra prueba de que, más allá de los reglamentos de la Conmebol, la política y el fútbol siempre juegan en la misma cancha.
Por Nicolás Zuberman
Tiempo Argentino
La derrota por 2-1 como local ante Independiente por el grupo 7 de la Copa Libertadores terminó de arruinar la noche para Corinthians. Pero la historia ya había arrancado mal: el Timao había preparado un homenaje para el mítico futbolista Sócrates y su Democracia Corinthiana. La Conmebol le prohibió que usara ese lema en la casaca por contener un "mensaje político", tal como figura en el artículo 67 de la presente edición de la Liberadores. La estatua de Sócrates, con el puño derecho en alto en las afueras del estadio Itaquerao, sí fue inaugurada.
¿Qué fue la Democracia Corinthiana? "Una sociedad en donde el trabajador más simple tenía el mismo peso que su patrón en las votaciones colectivas. Ni en la familia existe eso", explicó alguna vez el propio Sócrates a la revista El Gráfico. En años de dictaduras militares en toda América Latina, el club paulista generó una estructura en la que dirigentes, cuerpo técnico, plantel y empleados del club decidían cuándo entrenar, qué comer, dónde concentrar y cómo jugar. De esa organización horizontal y futbolera también salió la consigna "Directas já", que aparecía en letras grandes en la camiseta del Corinthians en 1984.
Casi 25 años después, en un año electoral para Brasil, un país que tiene su democracia cuestionada luego de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff y de la arbitraria detención de Lula, el político brasileño más popular, la Conmebol prohibió que el Timao saliera a la cancha con esa leyenda en la espalda que decía únicamente Democracia Corinthiana.
¿Quién fue Sócrates? Mediocampista talentoso, espigado y estético, jugó en Botafogo, Corinthians, Flamengo y Fiorentina, entre otros. Su padre lo bautizó así mientras leía La República, de Platón. Con su Selección participó del Mundial de España 82 y México 86, donde lució una vincha que pedía "Paz" y otra que decía "Reagan es un asesino". Además era médico y fue el emblema de la Democracia Corinthiana.
"A mi me parece muy simbólico que la Conmebol haya vetado una manifestación en referencia a la Democracia Corinthiana en este momento político de Brasil, en el que se despierta incluso una ola de gente que pide la vuelta de la dictadura militar. El fútbol brasileño, igual que parte significativa de nuestra sociedad, hace casi nada para valorar las memorias del período militar, como sí se hace en las canchas argentinas", explica el periodista brasilero Breiller Pires, de ESPN y El País. Y da un ejemplo claro: Vasco da Gama, por caso, antes de jugar con Racing por la Libertadores, le realizó un homenaje a Coronel Nunes, actual presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y un defensor de la dictadura militar.
El 9 de abril pasado, dos días después de entregarse a la cárcel, el expresidente Lula publicó en su cuenta de Twitter algunas fotos con banderas que pedían su libertad en las canchas de fútbol. "Por las tribunas de Brasil", agregaba el mensaje. La violencia creciente en el país, con el asesinato a la concejala Marielle Franco y la balacera que sufrió el campamento que se instaló en Curitiba para pedir la liberación de Lula como exponentes, también se puede sentir en los estadios de fútbol, donde también creció la represión policial contra los hinchas. Otra prueba de que, más allá de los reglamentos de la Conmebol, la política y el fútbol siempre juegan en la misma cancha.
lunes, 19 de marzo de 2018
Un médico comunista, empleado de Colo-Colo, es "el tipo más querido del Monumental"
Colo-Colo homenajea a Álvaro Reyes, un médico comunista, víctima de la dictadura de Pinochet y actual funcionario del club. Atendió a Salvador Allende cuando este era presidente de Chile y fue parte de la resistencia después del golpe militar que lo derrocó
Por Disidentes.net
Una historia llena de convicción, política y grandeza es la que rodea al gran Álvaro Reyes, el doctor de 90 años que trabaja en Colo Colo y es considerado “el más querido del Monumental”. Es por eso que desde la entidad del cacique, lo homenajearon en el Estadio Monumental, dándole un galardón por su larga trayectoria en los albos.
A la ceremonia acudió el presidente Aníbal Mosa, el goleador Esteban Paredes, y los históricos Raúl Ormeño, Pablo Contreras y Luis Mena. El jugador que está cerca de los 200 goles, en primera división declaró “me enorgullece que le hagan un homenaje al doctor. Me siento privilegiado de estar con usted hoy y se merece todo esto”.
Y desde afuera también le llegaron los mensajes de cariño y agradecimiento como el crack mundial Arturo Vidal, y el crack noventero Marcelo Barticciotto quien dijo conocer toda su historia y lo consideraba un tipo tremendamente admirable.
En una reciente entrevista, Reyes había hablado de política y del periodo de la Unidad Popular. Acá el texto íntegro:
Por Leonardo Salazar
Colocolo.cl
Tal vez él no lo sabe, pero Álvaro Reyes es el tipo más querido del Monumental. Respetado, admirado y activo, el médico jefe del Fútbol Joven goza con un pasado lleno de historias y emociones, un presente donde enseña y un futuro esplendor que lo espera para seguir cosechando un buen rato más… ¿Sus pasiones? El fútbol, el espíritu crítico, la vida misma.
“Nunca fui jugador”, dice de entrada Álvaro Reyes Bazán a sus 85 años, sentado en su escritorio-consulta en las dependencias del Fútbol Joven. Lo suyo era el rugby. “Jugué por la Universidad Católica y por el Stade Francés”, apunta.
Como hincha sí, ha vibrado desde siempre con el fútbol. Su padre, el también médico Alejandro Reyes Pérez, lo llevaba a ver a Colo-Colo desde pequeño, aunque el jugador que más recuerda con la casaca alba lo comenzó a conocer ya de adulto: Francisco “Chamaco” Valdés.
“Colo-Colo era el equipo que más me entusiasmaba, el que me gustaba de niño. Pero recuerdo también a las dos universidades. El Clásico Universitario era una fiesta popular”, dice.
¿Cómo entra a trabajar en el fútbol?
Mi primera experiencia fue con la famosa Universidad de Chile del Ballet Azul. Yo era cabro, no tenía un año de profesión. Dejé eso porque necesitaba continuar mis estudios de traumatología.
¿Trabajando en la Posta –donde ya era un reconocido anestesista- había llegado a la U?
Yo trabajaba con el doctor Arturo Lavín en la posta y él era director de la U. de Chile. Él me pidió que fuera a trabajar a la U, ad honorem, invitado por él. Ahí conocí el Ballet, dirigidos por el Zorro Álamos. Era una U especial.
Llego y me encuentro que había un médico de planta, dos dentistas, una asistente social, un psicólogo. Y eso llevó a la U a ser campeón y crear al Ballet Azul. Ningún club tenía eso.
¿Cómo sigue?
Después entré a Ferrobádminton porque un amigo y colega mío, el doctor Carlos Salinas Apablaza me empezó a pedir que me fuera a ayudarle a Ferrodádbminton, porque él trabajaba para Ferrocarriles del Estado.
Llegué cuando Ferro estaba en Segunda División. Lo dirigía Francisco Hormazábal que fue un muy buen técnico (N de R: campeón con Colo-Colo en 1970). Y ocurre que salimos campeón y pasamos a Primera.
De ahí se alejó un buen tiempo
Pasó el tiempo. Estando de vacaciones en Papudo, junto con Nicanor Molinare –con quien teníamos una relación de parentesco (los dos éramos casados con las hermanas Zuanic)- me dijo: ‘Anda aquí en Papudo Paco Molina, que es técnico de la Unión Española y necesita un médico ¿Qué te parece que conversemos con él?’.
Cuando me encuentro con Paco Molina le dije: ‘Salí de Ferro porque me cansé’. Yo estaba cansado de la escasez de recursos, de la poca capacidad y creatividad de los dirigentes.
¿Estaba decepcionado?
Quedé con ese sabor un poco amargo, frustrante del fútbol… Me tocó ir a ver a un jugador de Primera División, profesional, un central de Ferrobádminton de apellido Valenzuela, a una población en invierno y tuve que entrar a la casa pisando ladrillos que habían puesto para no meterse al barro. Me meto a la pieza de este jugador y no tenía pavimento, nada, pisando la tierra. Eso es una imagen que le doy para ver las carencias del futbolista de ese tiempo.
Luego, en Papudo, Paco Molina me dice: ‘Hombre, Unión es otra cosa’. Me convencieron entre Paco Molina y Nicanor Molinare. Y me fui a encontrar con Abel Alonso que era el presidente de la rama de fútbol. Conversó conmigo, me dijo que iba a contar con todo lo que quisiera.
Es parte de la Unión tres veces campeón en los 70 y finalista de la Copa Libertadores
Sí, era un gran equipo ese.
También trabaja en la selección
Sí, con el Zorro Álamos. Estábamos jugando con Unión en Asunción, por Copa Libertadores 73, y me piden que desde allí me sume a la selección que jugó unos amistosos en México y Haití. De regreso pasamos a Lima y jugamos con Perú por las Eliminatorias.
Después de eso llega a verme a la Posta un funcionario de la Asociación Central a pedirme el uniforme de la selección. Nada más.
¿Así salió de la selección?
Así me sacaron. Inmediatamente nombran médico a un oficial de la Fuerza Aérea. Evidentemente estaban preparando todo para el Golpe.
¿Cómo vivió el Mundial del 62?
Me aboné. Fui a todos los partidos del Nacional. En esos años no era lujo. Fue grandioso. Nunca he visto una organización mejor que esa. Los partidos eran a las 2 de la tarde y yo entraba a mi turno a la Asistencia Pública a las 16 horas. Salía del fútbol, tomaba mi auto y llegaba a las 16 horas. El tránsito todo de bajada por avenida Grecia. En minutos estaba en Diagonal Paraguay con Portugal.
Y la organización era perfecta, uno tenía su asiento, no se lo quitaba nadie, estaba cómodo. La capacidad estaba muy bien calculada, los horarios eran perfectos…
¿Cuándo llega a Colo-Colo por primera vez?
En 1979, cuando llegó Pedro Morales (como DT). Él me trajo porque habíamos salido campeones en Everton (en 1976).
Después tuve un problema con el presidente Patricio Vildósola (1984) y me sacaron. Ya me habían sacado de la selección para el Mundial del 82.
Pero al poco tiempo volví a Colo-Colo cuando llega Arturo Salah (1986) y desde ahí, hasta ahora. Es toda una vida en Colo-Colo.
VIDA
Álvaro Reyes nació en Concepción, el primer día de 1928. A los 6 años partió junto a su familia a Santiago. Su padre Alejandro y su madre Ana Luisa se trasladaron por razones familiares. “Fue un periodo muy duro. Mi padre tenía muy buena situación en Concepción, era profesor de la Universidad de Concepción. Llegó a Santiago sin tener trabajo. Fue difícil la vida”, narra.
Cuénteme de su llegada a Santiago
Entré al Instituto Alonso de Arcilla y luego al tercer año de secundaria al Instituto Nacional. En el curso inmediatamente anterior al mío estaba el hijo del Presidente de la República de la época, Juan Antonio Ríos. No había ninguna cosa diferente. Era un espacio sumamente democrático. Estaba el hijo del Presidente pero yo tenía otros compañeros hijos de un almacenero, de un carnicero, así.
¿Cómo fue su niñez?
En Concepción, interesante. Mi padre era un hombre extraordinariamente interesante. De gran capacidad intelectual. Artista, escritor, poeta, aparte de ser médico. Tenía una virtud, era un conversador. A él lo invitaban a tertulias para escucharlo.
¿Heredó cosas de él?
Muchas. La parte de las letras. Él me enseñó mucho. Salíamos al cerro Caracol y me enseñaba las plantas. Le gustaba mucho la botánica, escribió un libro sobre el litre. Fue el primer hombre en Chile que se preocupó de la alergia.
¿Su padre también participaba en política?
Sí. Era un hombre de izquierda pero no era militante. Fue parte de la Federación de Estudiantes del año 20, famosa porque tenían un espíritu revolucionario.
Ese ambiente me formó a mí. Mi padre tenía muchos amigos artistas, escritores. Mariano Latorre, Luis Durand visitaban mi casa. Pintores como Pacheco de Altamirano. Había muchos cuadros de ellos en la casa de mis padres en Concepción. Siempre la casa era visitada por gente de mucha cultura. Yo de niño recuerdo que mis padres me llevaron a un concierto de Claudio Arrau. Esas vivencias tengo yo de niño. Leía mucho. Tenía un diccionario enciclopédico, un tomo grande. Lo ojeaba, leía. Aprendí las cosas más insólitas. Solo. Mis padres me decían: ‘Ya, son las 10 de la noche, anda a acostarte’. Y yo entretenido leyendo la enciclopedia. Eso a uno le crea un espíritu inquieto.
Seguramente ese espíritu hace que usted se haga militante del Partido Comunista
No tan pronto. Llegué al Instituto Nacional y me encontré con un ambiente muy diferente a donde yo estaba. Yo nunca fui creyente. Mis padres eran librepensadores, pero concurrían a misa. Me bautizaron de niño-grande, por cuestiones sociales. En el Instituto Alonso de Ercilla entré a los 8 años, salí a los 12. Tenía una voz muy especial. Me escogieron para cantar en el coro del Colegio, una Schola Cantorum.
¿¡Fue cantante!?
La Schola Cantorum era muy conocida en los medios religiosos de Santiago porque cantábamos misa, Te Deum. Los fines de semana, si no estábamos en la Iglesia de Los Sacramentinos, cantábamos en otra iglesia importante en Santiago.
A veces cantaba solo en la misa. Tenía buena voz… Yo nunca tuve fe. Hice mi primera comunión en el colegio, cerca de los 11 años y con todo lo que me habían hablado pensé que iba a sentir algo extraordinario cuando recibiera la hostia… y no pasó na’ (risas). Da risa pero esa fue una cosa especial.
Nos habían dicho que la fe era una gracia de dios y yo no tenía esa gracia. Llegué al Instituto y el ambiente era totalmente librepensador. Cuando estaba en el último año fui presidente del Instituto de Letras y tuve oportunidad de invitar a grandes escritores. Compañero de la Academia de Letras era José Miguel Varas. Ahí conocí a numerosa gente derechamente de izquierda.
POLÍTICA
¿Cuándo entra al Partido Comunista?
Ya después de ser médico. A los 26 años.
En 1972 usted va a La Moneda y atiende a Salvador Allende
Él visitaba con frecuencia la Asistencia Pública. Cuando fui a verlo, a La Moneda, fue porque él llamó a la Posta para decir que le mandaran un médico porque se había torcido una rodilla y estaba con mucho dolor. Y el médico jefe de la posta, el doctor Raúl Zapata, que era un DC parece o algo así, me llamó a mí y me dice: ‘Anda tú a ver’. Sabían cómo yo pensaba.
Ahí conocí a la Payita, la secretaria que tenía él. Ella me recibió. Atendí al presidente, le coloqué una rodillera de yeso, porque tenía un esguince de ligamento medial y después la Paya me invitó a almorzar. Yo iba con un paramédico. Almorcé en La Moneda.
¿Qué tal Salvador Allende?
Un hombre de una tremenda personalidad, muy sencillo, muy corriente, pero se notaba su peso intelectual y su personalidad, fuerte. Cuando llegamos a La Moneda, me llamaron cerca de la 1 de la tarde. Él había almorzado y sagradamente dormía una siesta de 20 a 30 minutos todos los días. Y no se podía hablar nada porque estaba durmiendo la siesta el compañero. Así que tuve que esperar a que se recuperara de la siesta para atenderlo. Y lo vi durmiendo… ¡si dormía en un sillón, en cualquier parte! No se retiraba para eso. El resto se retiraba para que él durmiera (risas).
¿Lo sorprendió el golpe militar?
No. Se veía venir. Había conflictos dentro del sector de la UP porque había gente que decía que había que avanzar sin transar y otros que pensaban que tenía que ser una cosa gradual.
¿Usted que pensaba?
Cuando salió Allende pensé que podía ser una cosa gradual. Y de hecho defendí ese planteamiento siempre. En la Asistencia Pública donde yo trabajaba había socialistas, había gente del MIR, el FTR tenía bastante gente. Conversaba con Abel Sepúlveda (hoy también en Colo-Colo), que era del FTR, le decía cuando conversábamos en la Posta: ‘Mira Abel: Lo más importante es que tú debes saber hacia qué lado disparas’. Empleé esa terminología porque él era de los partidarios de las armas. ‘Debes saber para qué lado disparas’. Y ellos estaban disparando contra el gobierno popular en ese momento.
El MIR estaba contra Allende y estaba traicionando al gobierno popular. Y el mismo Altamirano se restó del trabajo de apoyo a Allende. Si Allende era apoyado por el Partido Comunista al final solamente. Y con el Partido Comunista se conversó la posibilidad de pedir la alianza de la Democracia Cristiana para defender la democracia.
Usted estaba a cargo del Comité Empresa de la Posta. Era probable el golpe ¿Se había tocado el tema en la mesa, había algún instructivo?
Había un instructivo que había que prepararse para un enfrentamiento posible pero nosotros no teníamos armas. Teníamos instrucción de proveernos de elementos artesanales de defensa.
Tampoco era que usted y su gente iban a ir a La Moneda el día que ocurriera el golpe… No había nada preparado en ese sentido. Eso surgió espontáneamente para El Tanquetazo. Pero fue una reacción popular. No hubo nada preparado.
¿Cómo recuerda el 11?
Cuando iba para la posta, en el auto, escuché el discurso de Salvador Allende. Esa mañana partí poco antes de las 8 desde la casa. Deben haber sido las 8:10 cuando llegué a la posta. En el auto escuché la radio Magallanes. Escuché la declaración de los cuatro generales.
De inmediato captó que no era como el Tanquetazo
Nooooooo. Llegué a la posta y estaban los compañeros en la puerta, esperándome. ‘¡Compañero qué hacemos!’, me dicen. Y yo les dije: ‘Compañeros, esto es demasiado grande, así que hagamos cuenta de que viene un vendaval y nosotros nos agarramos de una rama, de un árbol, de lo que sea y esperemos que pase, a ver qué hacemos después. Por el momento cada uno en sus puestos, trabajando, ayudando en lo que se pueda’.
En la Posta, ese día, usted recibe y ayuda a la Payita
Entre las instrucciones que le di a la gente nuestra de la Posta, gente de la UP, era que salieran las ambulancias hacia el centro con gente de confianza. Salían las ambulancias sin que las llamaran. Va pasando una ambulancia por Morandé y, según ella contó, un Oficial le dice: ‘Y tú aquí Payita’. Justo pasa la ambulancia y dice: ‘Ella está herida’. Y se la llevan.
Llegó a la Posta en shock, con crisis de pánico, abrumada… Le puse una rodillera de yeso y justifiqué que quedara arriba en el 4° piso y no en Urgencias, en primer piso. Eso nos permitió sacarla en ambulancia.
La persona que la atendió, una auxiliar de enfermería, le ofreció llevarla a un departamento. Al personal de la ambulancia se le dio la dirección, ella les dio las llaves y ahí se fue la Payita.
Sospechaba que en algún momento llegarían a buscarlo los militares
Sí, sabía que era posible. Tuve un alivio cuando vi en la prensa que la Payita se asiló… Cuando me detuvieron, en el interrogatorio lo orientaron a saber de la Payita. Me torturaron sabiendo que la Payita estaba asilada.
¿Dónde lo toman detenido?
En la misma Posta. A mí me echaron de la Posta a los 6 días del Golpe. Mi exoneración aparece en marzo. Estuve sin ingresos todos esos meses…
Me llama un médico que había trabajado en la Asistencia Pública y que lo nombran director del Hospital Barros Luco. Me dice: ‘Vente para acá’. Me fui a la Posta a buscar los papeles. Entro y una enfermera conocida me ve y le noto una cara de pánico… No alcanzó a decirme nada porque un Oficial de Carabineros me toma por la espalda. Me dicen: ‘Sígame’. Me sacan al patio y me suben a un furgón de Carabineros. Un tipo alto, que yo había visto antes, me sube con un par de patadas al furgón.
Me llevaron a una comisaría, estuve una hora u hora y media y me trasladaron a la Escuela de Especialidades de la FACh. Esto fue el 17 de diciembre del 73. Ahí pasé la Pascua. Y me sometieron a interrogatorios y torturas. Me vendaron la vista, custodiado por dos conscriptos me llevaron al lugar de interrogatorio. Me preguntaron detalles de la Payita y gente de la UP de la Asistencia Pública. Fueron por lo menos unas dos, tres horas sometido a interrogatorio.
Lo primero que me hicieron para debilitarme fue hacer flexiones de rodillas. No era un chiquillo, tenía 44 años, pero buen estado físico. Me hicieron hacer unas 100 flexiones. Al día siguiente no podía caminar. Me trataba de parar y se me doblaban las rodillas.
Ese fue el inicio de la tortura. Después me zambulleron de cabeza en un tonel con agua, el submarino que le llaman, varias veces.
Luego me aplicaron corriente. Primero me hicieron tomar unos cables y luego me enrollaron en los genitales un cable eléctrico. Pensé: ‘Voy a gritar’.
Me tenían amarrado en una silla metálica, vendado. .. Gritaba. Por debajo de la venda veo un pie que se levanta y me dan una patada en el pecho.
De repente un tipo me pone una pistola en la cabeza, me pide que no haga ruido, ni una palabra... Entra una persona y era la jefa de personal de la Asistencia Pública. Yo estaba desnudo, vendado. Ella –se notaba- también entró vendada.
No sabía que estaba yo… Por eso el gallo me dijo que me callara. Le preguntaron sobre mí. Ella respondió. Debe haber estado más asustada que yo.
¿Logró verle las caras a los que lo torturaron?
Nooooo. Todo el tiempo yo estaba vendado. Ninguna noción de quién fue.
Luego, mientras estaba detenido, lo van a visitar los jugadores de la Selección Chilena
Yo pasé por el Estadio Chile como dos semanas y luego me trasladaron a la Penitenciaría. Inmediatamente me comenzaron a visitar amigos. Pedro García se portó estupendo conmigo. Debe haber sido en abril del 74 cuando fueron a verme los dirigentes de Unión Española, me regalaron un televisor Antú para ver el Mundial. Fue Abel Alonso. Incluso Fluxá (Presidente de la Asociación Central de Fútbol) y los capos grandes trataron de interceder ante el Gobierno Militar.
Luego, los seleccionados –me contaron después- iban hacia el aeropuerto y le pidieron al chofer del bus que pasaran al Penitenciaría y se bajó un grupo grande a saludarme. Y me regalaron un banderín firmado. Dentro de lo triste, esas cosas eran súper alentadoras.
¿Después no pensó salir del país?
Me lo ofrecieron pero decidí quedarme. Por mis principios y mis ideas decidí ayudar a luchar contra la dictadura. En la clandestinidad. Una vez me detuvieron los Carabineros por un control rutinario y yo llevaba una pila de propaganda dentro del auto. Me podrían haber eliminado.
Siempre pensé que, cuando estuve preso, no me eliminaron porque yo era una persona conocida. En una clínica donde trabajé a fines de los 70 e inicios de los 80 atendí a gente clandestina del Partido Comunista. Incluso gente del Frente Patriótico. En la clínica nunca se dieron cuenta.
Por Disidentes.net
Una historia llena de convicción, política y grandeza es la que rodea al gran Álvaro Reyes, el doctor de 90 años que trabaja en Colo Colo y es considerado “el más querido del Monumental”. Es por eso que desde la entidad del cacique, lo homenajearon en el Estadio Monumental, dándole un galardón por su larga trayectoria en los albos.
A la ceremonia acudió el presidente Aníbal Mosa, el goleador Esteban Paredes, y los históricos Raúl Ormeño, Pablo Contreras y Luis Mena. El jugador que está cerca de los 200 goles, en primera división declaró “me enorgullece que le hagan un homenaje al doctor. Me siento privilegiado de estar con usted hoy y se merece todo esto”.
Y desde afuera también le llegaron los mensajes de cariño y agradecimiento como el crack mundial Arturo Vidal, y el crack noventero Marcelo Barticciotto quien dijo conocer toda su historia y lo consideraba un tipo tremendamente admirable.
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En una reciente entrevista, Reyes había hablado de política y del periodo de la Unidad Popular. Acá el texto íntegro:
Fútbol, vida y política con el tipo más querido del Monumental
Por Leonardo Salazar
Colocolo.cl
Tal vez él no lo sabe, pero Álvaro Reyes es el tipo más querido del Monumental. Respetado, admirado y activo, el médico jefe del Fútbol Joven goza con un pasado lleno de historias y emociones, un presente donde enseña y un futuro esplendor que lo espera para seguir cosechando un buen rato más… ¿Sus pasiones? El fútbol, el espíritu crítico, la vida misma.
“Nunca fui jugador”, dice de entrada Álvaro Reyes Bazán a sus 85 años, sentado en su escritorio-consulta en las dependencias del Fútbol Joven. Lo suyo era el rugby. “Jugué por la Universidad Católica y por el Stade Francés”, apunta.
Como hincha sí, ha vibrado desde siempre con el fútbol. Su padre, el también médico Alejandro Reyes Pérez, lo llevaba a ver a Colo-Colo desde pequeño, aunque el jugador que más recuerda con la casaca alba lo comenzó a conocer ya de adulto: Francisco “Chamaco” Valdés.
“Colo-Colo era el equipo que más me entusiasmaba, el que me gustaba de niño. Pero recuerdo también a las dos universidades. El Clásico Universitario era una fiesta popular”, dice.
¿Cómo entra a trabajar en el fútbol?
Mi primera experiencia fue con la famosa Universidad de Chile del Ballet Azul. Yo era cabro, no tenía un año de profesión. Dejé eso porque necesitaba continuar mis estudios de traumatología.
¿Trabajando en la Posta –donde ya era un reconocido anestesista- había llegado a la U?
Yo trabajaba con el doctor Arturo Lavín en la posta y él era director de la U. de Chile. Él me pidió que fuera a trabajar a la U, ad honorem, invitado por él. Ahí conocí el Ballet, dirigidos por el Zorro Álamos. Era una U especial.
Llego y me encuentro que había un médico de planta, dos dentistas, una asistente social, un psicólogo. Y eso llevó a la U a ser campeón y crear al Ballet Azul. Ningún club tenía eso.
¿Cómo sigue?
Después entré a Ferrobádminton porque un amigo y colega mío, el doctor Carlos Salinas Apablaza me empezó a pedir que me fuera a ayudarle a Ferrodádbminton, porque él trabajaba para Ferrocarriles del Estado.
Llegué cuando Ferro estaba en Segunda División. Lo dirigía Francisco Hormazábal que fue un muy buen técnico (N de R: campeón con Colo-Colo en 1970). Y ocurre que salimos campeón y pasamos a Primera.
De ahí se alejó un buen tiempo
Pasó el tiempo. Estando de vacaciones en Papudo, junto con Nicanor Molinare –con quien teníamos una relación de parentesco (los dos éramos casados con las hermanas Zuanic)- me dijo: ‘Anda aquí en Papudo Paco Molina, que es técnico de la Unión Española y necesita un médico ¿Qué te parece que conversemos con él?’.
Cuando me encuentro con Paco Molina le dije: ‘Salí de Ferro porque me cansé’. Yo estaba cansado de la escasez de recursos, de la poca capacidad y creatividad de los dirigentes.
¿Estaba decepcionado?
Quedé con ese sabor un poco amargo, frustrante del fútbol… Me tocó ir a ver a un jugador de Primera División, profesional, un central de Ferrobádminton de apellido Valenzuela, a una población en invierno y tuve que entrar a la casa pisando ladrillos que habían puesto para no meterse al barro. Me meto a la pieza de este jugador y no tenía pavimento, nada, pisando la tierra. Eso es una imagen que le doy para ver las carencias del futbolista de ese tiempo.
Luego, en Papudo, Paco Molina me dice: ‘Hombre, Unión es otra cosa’. Me convencieron entre Paco Molina y Nicanor Molinare. Y me fui a encontrar con Abel Alonso que era el presidente de la rama de fútbol. Conversó conmigo, me dijo que iba a contar con todo lo que quisiera.
Es parte de la Unión tres veces campeón en los 70 y finalista de la Copa Libertadores
Sí, era un gran equipo ese.
También trabaja en la selección
Sí, con el Zorro Álamos. Estábamos jugando con Unión en Asunción, por Copa Libertadores 73, y me piden que desde allí me sume a la selección que jugó unos amistosos en México y Haití. De regreso pasamos a Lima y jugamos con Perú por las Eliminatorias.
Después de eso llega a verme a la Posta un funcionario de la Asociación Central a pedirme el uniforme de la selección. Nada más.
¿Así salió de la selección?
Así me sacaron. Inmediatamente nombran médico a un oficial de la Fuerza Aérea. Evidentemente estaban preparando todo para el Golpe.
¿Cómo vivió el Mundial del 62?
Me aboné. Fui a todos los partidos del Nacional. En esos años no era lujo. Fue grandioso. Nunca he visto una organización mejor que esa. Los partidos eran a las 2 de la tarde y yo entraba a mi turno a la Asistencia Pública a las 16 horas. Salía del fútbol, tomaba mi auto y llegaba a las 16 horas. El tránsito todo de bajada por avenida Grecia. En minutos estaba en Diagonal Paraguay con Portugal.
Y la organización era perfecta, uno tenía su asiento, no se lo quitaba nadie, estaba cómodo. La capacidad estaba muy bien calculada, los horarios eran perfectos…
¿Cuándo llega a Colo-Colo por primera vez?
En 1979, cuando llegó Pedro Morales (como DT). Él me trajo porque habíamos salido campeones en Everton (en 1976).
Después tuve un problema con el presidente Patricio Vildósola (1984) y me sacaron. Ya me habían sacado de la selección para el Mundial del 82.
Pero al poco tiempo volví a Colo-Colo cuando llega Arturo Salah (1986) y desde ahí, hasta ahora. Es toda una vida en Colo-Colo.
VIDA
Álvaro Reyes nació en Concepción, el primer día de 1928. A los 6 años partió junto a su familia a Santiago. Su padre Alejandro y su madre Ana Luisa se trasladaron por razones familiares. “Fue un periodo muy duro. Mi padre tenía muy buena situación en Concepción, era profesor de la Universidad de Concepción. Llegó a Santiago sin tener trabajo. Fue difícil la vida”, narra.
Cuénteme de su llegada a Santiago
Entré al Instituto Alonso de Arcilla y luego al tercer año de secundaria al Instituto Nacional. En el curso inmediatamente anterior al mío estaba el hijo del Presidente de la República de la época, Juan Antonio Ríos. No había ninguna cosa diferente. Era un espacio sumamente democrático. Estaba el hijo del Presidente pero yo tenía otros compañeros hijos de un almacenero, de un carnicero, así.
¿Cómo fue su niñez?
En Concepción, interesante. Mi padre era un hombre extraordinariamente interesante. De gran capacidad intelectual. Artista, escritor, poeta, aparte de ser médico. Tenía una virtud, era un conversador. A él lo invitaban a tertulias para escucharlo.
¿Heredó cosas de él?
Muchas. La parte de las letras. Él me enseñó mucho. Salíamos al cerro Caracol y me enseñaba las plantas. Le gustaba mucho la botánica, escribió un libro sobre el litre. Fue el primer hombre en Chile que se preocupó de la alergia.
¿Su padre también participaba en política?
Sí. Era un hombre de izquierda pero no era militante. Fue parte de la Federación de Estudiantes del año 20, famosa porque tenían un espíritu revolucionario.
Ese ambiente me formó a mí. Mi padre tenía muchos amigos artistas, escritores. Mariano Latorre, Luis Durand visitaban mi casa. Pintores como Pacheco de Altamirano. Había muchos cuadros de ellos en la casa de mis padres en Concepción. Siempre la casa era visitada por gente de mucha cultura. Yo de niño recuerdo que mis padres me llevaron a un concierto de Claudio Arrau. Esas vivencias tengo yo de niño. Leía mucho. Tenía un diccionario enciclopédico, un tomo grande. Lo ojeaba, leía. Aprendí las cosas más insólitas. Solo. Mis padres me decían: ‘Ya, son las 10 de la noche, anda a acostarte’. Y yo entretenido leyendo la enciclopedia. Eso a uno le crea un espíritu inquieto.
Seguramente ese espíritu hace que usted se haga militante del Partido Comunista
No tan pronto. Llegué al Instituto Nacional y me encontré con un ambiente muy diferente a donde yo estaba. Yo nunca fui creyente. Mis padres eran librepensadores, pero concurrían a misa. Me bautizaron de niño-grande, por cuestiones sociales. En el Instituto Alonso de Ercilla entré a los 8 años, salí a los 12. Tenía una voz muy especial. Me escogieron para cantar en el coro del Colegio, una Schola Cantorum.
¿¡Fue cantante!?
La Schola Cantorum era muy conocida en los medios religiosos de Santiago porque cantábamos misa, Te Deum. Los fines de semana, si no estábamos en la Iglesia de Los Sacramentinos, cantábamos en otra iglesia importante en Santiago.
A veces cantaba solo en la misa. Tenía buena voz… Yo nunca tuve fe. Hice mi primera comunión en el colegio, cerca de los 11 años y con todo lo que me habían hablado pensé que iba a sentir algo extraordinario cuando recibiera la hostia… y no pasó na’ (risas). Da risa pero esa fue una cosa especial.
Nos habían dicho que la fe era una gracia de dios y yo no tenía esa gracia. Llegué al Instituto y el ambiente era totalmente librepensador. Cuando estaba en el último año fui presidente del Instituto de Letras y tuve oportunidad de invitar a grandes escritores. Compañero de la Academia de Letras era José Miguel Varas. Ahí conocí a numerosa gente derechamente de izquierda.
POLÍTICA
¿Cuándo entra al Partido Comunista?
Ya después de ser médico. A los 26 años.
En 1972 usted va a La Moneda y atiende a Salvador Allende
Él visitaba con frecuencia la Asistencia Pública. Cuando fui a verlo, a La Moneda, fue porque él llamó a la Posta para decir que le mandaran un médico porque se había torcido una rodilla y estaba con mucho dolor. Y el médico jefe de la posta, el doctor Raúl Zapata, que era un DC parece o algo así, me llamó a mí y me dice: ‘Anda tú a ver’. Sabían cómo yo pensaba.
Ahí conocí a la Payita, la secretaria que tenía él. Ella me recibió. Atendí al presidente, le coloqué una rodillera de yeso, porque tenía un esguince de ligamento medial y después la Paya me invitó a almorzar. Yo iba con un paramédico. Almorcé en La Moneda.
¿Qué tal Salvador Allende?
Un hombre de una tremenda personalidad, muy sencillo, muy corriente, pero se notaba su peso intelectual y su personalidad, fuerte. Cuando llegamos a La Moneda, me llamaron cerca de la 1 de la tarde. Él había almorzado y sagradamente dormía una siesta de 20 a 30 minutos todos los días. Y no se podía hablar nada porque estaba durmiendo la siesta el compañero. Así que tuve que esperar a que se recuperara de la siesta para atenderlo. Y lo vi durmiendo… ¡si dormía en un sillón, en cualquier parte! No se retiraba para eso. El resto se retiraba para que él durmiera (risas).
¿Lo sorprendió el golpe militar?
No. Se veía venir. Había conflictos dentro del sector de la UP porque había gente que decía que había que avanzar sin transar y otros que pensaban que tenía que ser una cosa gradual.
¿Usted que pensaba?
Cuando salió Allende pensé que podía ser una cosa gradual. Y de hecho defendí ese planteamiento siempre. En la Asistencia Pública donde yo trabajaba había socialistas, había gente del MIR, el FTR tenía bastante gente. Conversaba con Abel Sepúlveda (hoy también en Colo-Colo), que era del FTR, le decía cuando conversábamos en la Posta: ‘Mira Abel: Lo más importante es que tú debes saber hacia qué lado disparas’. Empleé esa terminología porque él era de los partidarios de las armas. ‘Debes saber para qué lado disparas’. Y ellos estaban disparando contra el gobierno popular en ese momento.
El MIR estaba contra Allende y estaba traicionando al gobierno popular. Y el mismo Altamirano se restó del trabajo de apoyo a Allende. Si Allende era apoyado por el Partido Comunista al final solamente. Y con el Partido Comunista se conversó la posibilidad de pedir la alianza de la Democracia Cristiana para defender la democracia.
Usted estaba a cargo del Comité Empresa de la Posta. Era probable el golpe ¿Se había tocado el tema en la mesa, había algún instructivo?
Había un instructivo que había que prepararse para un enfrentamiento posible pero nosotros no teníamos armas. Teníamos instrucción de proveernos de elementos artesanales de defensa.
Tampoco era que usted y su gente iban a ir a La Moneda el día que ocurriera el golpe… No había nada preparado en ese sentido. Eso surgió espontáneamente para El Tanquetazo. Pero fue una reacción popular. No hubo nada preparado.
¿Cómo recuerda el 11?
Cuando iba para la posta, en el auto, escuché el discurso de Salvador Allende. Esa mañana partí poco antes de las 8 desde la casa. Deben haber sido las 8:10 cuando llegué a la posta. En el auto escuché la radio Magallanes. Escuché la declaración de los cuatro generales.
De inmediato captó que no era como el Tanquetazo
Nooooooo. Llegué a la posta y estaban los compañeros en la puerta, esperándome. ‘¡Compañero qué hacemos!’, me dicen. Y yo les dije: ‘Compañeros, esto es demasiado grande, así que hagamos cuenta de que viene un vendaval y nosotros nos agarramos de una rama, de un árbol, de lo que sea y esperemos que pase, a ver qué hacemos después. Por el momento cada uno en sus puestos, trabajando, ayudando en lo que se pueda’.
En la Posta, ese día, usted recibe y ayuda a la Payita
Entre las instrucciones que le di a la gente nuestra de la Posta, gente de la UP, era que salieran las ambulancias hacia el centro con gente de confianza. Salían las ambulancias sin que las llamaran. Va pasando una ambulancia por Morandé y, según ella contó, un Oficial le dice: ‘Y tú aquí Payita’. Justo pasa la ambulancia y dice: ‘Ella está herida’. Y se la llevan.
Llegó a la Posta en shock, con crisis de pánico, abrumada… Le puse una rodillera de yeso y justifiqué que quedara arriba en el 4° piso y no en Urgencias, en primer piso. Eso nos permitió sacarla en ambulancia.
La persona que la atendió, una auxiliar de enfermería, le ofreció llevarla a un departamento. Al personal de la ambulancia se le dio la dirección, ella les dio las llaves y ahí se fue la Payita.
Sospechaba que en algún momento llegarían a buscarlo los militares
Sí, sabía que era posible. Tuve un alivio cuando vi en la prensa que la Payita se asiló… Cuando me detuvieron, en el interrogatorio lo orientaron a saber de la Payita. Me torturaron sabiendo que la Payita estaba asilada.
¿Dónde lo toman detenido?
En la misma Posta. A mí me echaron de la Posta a los 6 días del Golpe. Mi exoneración aparece en marzo. Estuve sin ingresos todos esos meses…
Me llama un médico que había trabajado en la Asistencia Pública y que lo nombran director del Hospital Barros Luco. Me dice: ‘Vente para acá’. Me fui a la Posta a buscar los papeles. Entro y una enfermera conocida me ve y le noto una cara de pánico… No alcanzó a decirme nada porque un Oficial de Carabineros me toma por la espalda. Me dicen: ‘Sígame’. Me sacan al patio y me suben a un furgón de Carabineros. Un tipo alto, que yo había visto antes, me sube con un par de patadas al furgón.
Me llevaron a una comisaría, estuve una hora u hora y media y me trasladaron a la Escuela de Especialidades de la FACh. Esto fue el 17 de diciembre del 73. Ahí pasé la Pascua. Y me sometieron a interrogatorios y torturas. Me vendaron la vista, custodiado por dos conscriptos me llevaron al lugar de interrogatorio. Me preguntaron detalles de la Payita y gente de la UP de la Asistencia Pública. Fueron por lo menos unas dos, tres horas sometido a interrogatorio.
Lo primero que me hicieron para debilitarme fue hacer flexiones de rodillas. No era un chiquillo, tenía 44 años, pero buen estado físico. Me hicieron hacer unas 100 flexiones. Al día siguiente no podía caminar. Me trataba de parar y se me doblaban las rodillas.
Ese fue el inicio de la tortura. Después me zambulleron de cabeza en un tonel con agua, el submarino que le llaman, varias veces.
Luego me aplicaron corriente. Primero me hicieron tomar unos cables y luego me enrollaron en los genitales un cable eléctrico. Pensé: ‘Voy a gritar’.
Me tenían amarrado en una silla metálica, vendado. .. Gritaba. Por debajo de la venda veo un pie que se levanta y me dan una patada en el pecho.
De repente un tipo me pone una pistola en la cabeza, me pide que no haga ruido, ni una palabra... Entra una persona y era la jefa de personal de la Asistencia Pública. Yo estaba desnudo, vendado. Ella –se notaba- también entró vendada.
No sabía que estaba yo… Por eso el gallo me dijo que me callara. Le preguntaron sobre mí. Ella respondió. Debe haber estado más asustada que yo.
¿Logró verle las caras a los que lo torturaron?
Nooooo. Todo el tiempo yo estaba vendado. Ninguna noción de quién fue.
Luego, mientras estaba detenido, lo van a visitar los jugadores de la Selección Chilena
Yo pasé por el Estadio Chile como dos semanas y luego me trasladaron a la Penitenciaría. Inmediatamente me comenzaron a visitar amigos. Pedro García se portó estupendo conmigo. Debe haber sido en abril del 74 cuando fueron a verme los dirigentes de Unión Española, me regalaron un televisor Antú para ver el Mundial. Fue Abel Alonso. Incluso Fluxá (Presidente de la Asociación Central de Fútbol) y los capos grandes trataron de interceder ante el Gobierno Militar.
Luego, los seleccionados –me contaron después- iban hacia el aeropuerto y le pidieron al chofer del bus que pasaran al Penitenciaría y se bajó un grupo grande a saludarme. Y me regalaron un banderín firmado. Dentro de lo triste, esas cosas eran súper alentadoras.
¿Después no pensó salir del país?
Me lo ofrecieron pero decidí quedarme. Por mis principios y mis ideas decidí ayudar a luchar contra la dictadura. En la clandestinidad. Una vez me detuvieron los Carabineros por un control rutinario y yo llevaba una pila de propaganda dentro del auto. Me podrían haber eliminado.
Siempre pensé que, cuando estuve preso, no me eliminaron porque yo era una persona conocida. En una clínica donde trabajé a fines de los 70 e inicios de los 80 atendí a gente clandestina del Partido Comunista. Incluso gente del Frente Patriótico. En la clínica nunca se dieron cuenta.
sábado, 3 de marzo de 2018
Guardiola desafía autoridades inglesas con lazo independentista
Por llevar un lazo amarillo, símbolo de solidaridad con los presos políticos catalanes, el fútbol inglés procesa al entrenador del Manchester City. “Se trata de democracia”, sostiene Pep
Por Camilo Rueda Navarro
Josep Guardiola, entrenador del Manchester City, fue procesado por las autoridades del fútbol inglés por portar en los partidos un lazo amarillo, insignia de solidaridad con los presos políticos catalanes, pues lo consideran un gesto político en contravía de la normatividad.
Tras portar dicho símbolo en la final de la Copa de la Liga en el estadio de Wembley, la Federación Inglesa anunció la apertura de un expediente contra el técnico, con el señalamiento de “llevar un mensaje político, específicamente un lazo amarillo”, lo que según esa entidad vulnera sus reglas.
“Hay cuatro hombres en la cárcel por sedición. Y no han usado otra arma que el voto. Siempre estarán conmigo. No se trata de política, sino de democracia”, explicó Guardiola tras el juego, en el que volvió a portar el lazo pese a las críticas y amenazas.
“En Inglaterra sabéis lo que esto significa. Habéis tenido el Brexit, habéis dejado hacer un referéndum a Escocia. Mi comportamiento no es irrespetuoso hacia nadie”, agregó Pep, que desde finales del 2017 porta el lazo amarillo en todos los partidos y ruedas de prensa a las que asiste.
También explicó que lo seguirá portando “pase lo que pase”, a excepción de que el City se lo pida. “Creo que no va a pasar, pero si me lo piden (la dirigencia del club), tengo que aceptarlo”, aclaró.
Cuatro líderes del independentismo catalán (Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart) fueron encarcelados tras el referendo independentista del 1ro. de octubre, convocado por el gobierno catalán pero prohibido por la justicia española. Se les acusa de cargos como rebelión y sedición, delitos que dan duras penas de cárcel en el Estado español.
Algunos medios destacaron que varios aficionados del City también portaron el lazo amarillo en solidaridad con su entrenador, que ya les dio su primer título (la Copa de la Liga ante el Arsenal), a la vez que lidera la Liga Premier y compite por la Champions europea.
“Estoy muy agradecido con todos los aficionados del Manchester City que llevaron el lazo amarillo en Wembley. Lo aprecio mucho y estoy contento de que entiendan la situación”, expresó Guardiola sobre el gesto.
Por Camilo Rueda Navarro
Josep Guardiola, entrenador del Manchester City, fue procesado por las autoridades del fútbol inglés por portar en los partidos un lazo amarillo, insignia de solidaridad con los presos políticos catalanes, pues lo consideran un gesto político en contravía de la normatividad.
Tras portar dicho símbolo en la final de la Copa de la Liga en el estadio de Wembley, la Federación Inglesa anunció la apertura de un expediente contra el técnico, con el señalamiento de “llevar un mensaje político, específicamente un lazo amarillo”, lo que según esa entidad vulnera sus reglas.
“Hay cuatro hombres en la cárcel por sedición. Y no han usado otra arma que el voto. Siempre estarán conmigo. No se trata de política, sino de democracia”, explicó Guardiola tras el juego, en el que volvió a portar el lazo pese a las críticas y amenazas.
“En Inglaterra sabéis lo que esto significa. Habéis tenido el Brexit, habéis dejado hacer un referéndum a Escocia. Mi comportamiento no es irrespetuoso hacia nadie”, agregó Pep, que desde finales del 2017 porta el lazo amarillo en todos los partidos y ruedas de prensa a las que asiste.
También explicó que lo seguirá portando “pase lo que pase”, a excepción de que el City se lo pida. “Creo que no va a pasar, pero si me lo piden (la dirigencia del club), tengo que aceptarlo”, aclaró.
Cuatro líderes del independentismo catalán (Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart) fueron encarcelados tras el referendo independentista del 1ro. de octubre, convocado por el gobierno catalán pero prohibido por la justicia española. Se les acusa de cargos como rebelión y sedición, delitos que dan duras penas de cárcel en el Estado español.
Algunos medios destacaron que varios aficionados del City también portaron el lazo amarillo en solidaridad con su entrenador, que ya les dio su primer título (la Copa de la Liga ante el Arsenal), a la vez que lidera la Liga Premier y compite por la Champions europea.
“Estoy muy agradecido con todos los aficionados del Manchester City que llevaron el lazo amarillo en Wembley. Lo aprecio mucho y estoy contento de que entiendan la situación”, expresó Guardiola sobre el gesto.
viernes, 16 de febrero de 2018
Argentina, la ciencia y el fútbol se darán cita en la próxima Feria del Libro de Bogotá
Con motivo del Mundial de Rusia 2018, se crea Filbo Fútbol, que traerá actividades dedicadas a ese deporte. Argentina será el invitado de honor
La ciencia y el fútbol serán dos de las grandes novedades de la XXXI edición de la Feria del Libro de Bogotá (Filbo), que contará con más de 1.500 eventos culturales y con Argentina como país invitado de honor. La cita internacional se realizará entre el 17 de abril y el 2 de mayo.
Argentina repite después de 24 años como protagonista del evento con una delegación de 40 autores y artistas, entre los que destaca el fotógrafo Daniel Mordzinski, reconocido por sus retratos de artistas y quien será el encargado de las postales oficiales por segundo año consecutivo.
Entre las nuevas secciones, destacan la Filbo Ciencia, en la cual se entregará a los asistentes un espacio dedicado a la ciencia, la filosofía, astronomía y física, entre otros.
De igual forma, como serie previa al Mundial de Rusia 2018 se creó Filbo Fútbol con actividades dedicadas a ese deporte, así como salones especializados en ilustración, cine y digital.
Bajo el lema "Siente las ideas", los organizadores buscan que durante los 16 días de la feria los asistentes experimenten diversas sensaciones a través de talleres musicales, charlas de reconciliación, y libros sobre culinaria, entre otros.
La edición de este año contará con más de 150.000 títulos de diversos géneros, con los que esperan superar los 550.000 visitantes que acudieron a la cita literaria en su edición anterior.
Agencia Efe
La ciencia y el fútbol serán dos de las grandes novedades de la XXXI edición de la Feria del Libro de Bogotá (Filbo), que contará con más de 1.500 eventos culturales y con Argentina como país invitado de honor. La cita internacional se realizará entre el 17 de abril y el 2 de mayo.
Argentina repite después de 24 años como protagonista del evento con una delegación de 40 autores y artistas, entre los que destaca el fotógrafo Daniel Mordzinski, reconocido por sus retratos de artistas y quien será el encargado de las postales oficiales por segundo año consecutivo.
Entre las nuevas secciones, destacan la Filbo Ciencia, en la cual se entregará a los asistentes un espacio dedicado a la ciencia, la filosofía, astronomía y física, entre otros.
De igual forma, como serie previa al Mundial de Rusia 2018 se creó Filbo Fútbol con actividades dedicadas a ese deporte, así como salones especializados en ilustración, cine y digital.
Bajo el lema "Siente las ideas", los organizadores buscan que durante los 16 días de la feria los asistentes experimenten diversas sensaciones a través de talleres musicales, charlas de reconciliación, y libros sobre culinaria, entre otros.
La edición de este año contará con más de 150.000 títulos de diversos géneros, con los que esperan superar los 550.000 visitantes que acudieron a la cita literaria en su edición anterior.
Agencia Efe
martes, 13 de febrero de 2018
Kim Jong-un agradece a Corea del Sur por acoger delegación norcoreana en Juegos de invierno
Tras participar en los Olímpicos de Invierno de Pyeongchang, Corea del Norte ha invitado al presidente anfitrión a visitar su país
Kim Jong-un elogió este martes al gobierno de Seúl por sus esfuerzos para acoger una delegación de su país durante los Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebran actualmente en la ciudad de Pyeongchang, reportó la agencia estatal norcoreana KCNA.
Esta nueva declaración favorable hacia el sur, con quien está técnicamente en guerra desde 1948, tuvo lugar tras el regreso de la delegación oficial que participó en los juegos y que estuvo encabezada por Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano.
A través de la agencia KCNA, Kim agradeció a Corea del Sur por "priorizar" la participación de su país en la competencia. Previamente, la hermana de Kim había hecho una invitación oficial al presidente de Corea del Sur para que visite el norte.
La participación de la República Popular Democrática de Corea en los juegos de invierno ha servido como mecanismo diplomático entre los dos gobiernos, así como una iniciativa de distensión y de paz. Además de facilitar la participación norcoreana, ambos gobiernos acordaron concurrir al desfile inaugural como una delegación conjunta bajo la bandera de Corea unificada.
Kim Yo-jong y el jefe el jefe ceremonial de estado Kim Yong-nam encabezaron la delegación más importante de Corea del Norte en visitar el sur desde la Guerra de Corea en la década de 1950 y que causó su separación en dos estados.
Corea del Norte está sujeta a una serie de sanciones por parte de Estados Unidos (aliado del sur) en represalia por sus pruebas militares. El deporte ha servido en esta ocasión, como en tantas otras, para promover la paz y la fraternidad entre pueblos hermanos.
Kim Jong-un elogió este martes al gobierno de Seúl por sus esfuerzos para acoger una delegación de su país durante los Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebran actualmente en la ciudad de Pyeongchang, reportó la agencia estatal norcoreana KCNA.
Esta nueva declaración favorable hacia el sur, con quien está técnicamente en guerra desde 1948, tuvo lugar tras el regreso de la delegación oficial que participó en los juegos y que estuvo encabezada por Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano.
A través de la agencia KCNA, Kim agradeció a Corea del Sur por "priorizar" la participación de su país en la competencia. Previamente, la hermana de Kim había hecho una invitación oficial al presidente de Corea del Sur para que visite el norte.
La participación de la República Popular Democrática de Corea en los juegos de invierno ha servido como mecanismo diplomático entre los dos gobiernos, así como una iniciativa de distensión y de paz. Además de facilitar la participación norcoreana, ambos gobiernos acordaron concurrir al desfile inaugural como una delegación conjunta bajo la bandera de Corea unificada.
Kim Yo-jong y el jefe el jefe ceremonial de estado Kim Yong-nam encabezaron la delegación más importante de Corea del Norte en visitar el sur desde la Guerra de Corea en la década de 1950 y que causó su separación en dos estados.
Corea del Norte está sujeta a una serie de sanciones por parte de Estados Unidos (aliado del sur) en represalia por sus pruebas militares. El deporte ha servido en esta ocasión, como en tantas otras, para promover la paz y la fraternidad entre pueblos hermanos.
sábado, 27 de enero de 2018
El árbitro policía, los Tupamaros y una noche de tarjetas rojas en La Boca
Alejandro Otero era un comisario uruguayo. Su tarea central fue combatir a la guerrilla. Hasta estuvo a cargo de la cárcel de Punta Carretas, de la que se escapó Mugica. Durante un partido entre Boca y Sporting Cristal por la Copa Libertadores, en la Bombonera, expulsó a 19 jugadores. Y el árbitro policía terminó preso
Por Ariel Bargach
Alejandro Otero era policía. Combatió a la guerrilla uruguaya desde la legalidad. Resistió el juego sucio que proponía la CIA y tuvo sus warholianos minutos de fama cuando, desde la jefatura de Inteligencia asestó duros golpes -así escribían los periodistas- a los tupamaros. Alejandro Otero era, además, un árbitro uruguayo por encima de la media. Cumplió en parte el camino del jugador frustrado: después de hacer inferiores en Rentistas, cuando tenía casi todo arreglado para jugar en Nacional, una rodilla quebrada le vetó la minigloria. Y entonces fue por vías paralelas. Primero, árbitro; después, entrenador. Tuvo su momento de puteadas unificadas en 1971, cuando expulsó a 19 jugadores en la porteñísima Bombonera.
Cuando Otero asumió que no podría ser estrella de fútbol ya había leído mucho a Víctor Hugo y a Fedor Dostoievski. Eso para alegrar a su madre. Para la sonrisa del padre tuvo la decisión de buscar una profesión, así que ingresó al Instituto Profesional de Policía. Hijo de un taxista gallego y de una docente, parte de su infancia la había pasado en Canelones. Su carrera en la institución es una aburrida sucesión de los pasos que deben darse. Otero los dio. Y entonces subió y subió. En junio de 1957, el ya oficial se casó. Después vendrían dos hijos que, entrado el 2018, no quieren hablar con periodistas. Y dos nietos.
Otero fue elegido para viajar a Buenos Aires a formarse en la División de Información Política Argentina (DIPA). El curso incluía materias como inteligencia, contra-inteligencia, tintas invisibles, sabotajes, contra-sabotajes, seguimientos y fotografía. Otero buscó meter la nariz en la lucha de los policías contra las organizaciones armadas de la izquierda y la derecha. De vuelta en Montevideo, a fines de los '50, recaló en la Dirección de Inteligencia, donde la infraestructura escaseaba.
Otero había elegido una forma de interrogatorios que muchos pares cuestionaban. "Los interrogábamos sobre un mismo hecho en mil formas distintas y eso los hacía contradecirse y cambiar lo que habían dicho anteriormente reconociendo el delito", contó alguna vez. Raúl Sendic, luego líder tupamaro, fue de los primeros en soportar el método Otero. Muchos años después, Sendic recordaría en una entrevista a "un oficial de flequillo" con esa particularidad.
Lo otro por lo que se recordaría a Otero ocurrió en una cancha de fútbol. El 17 de marzo de 1971, Boca recibió a Sporting Cristal de Perú en la Bombonera. Era el inicio de la rueda de revanchas. Los dos habían sido campeones en sus países, y la zona la completaban Rosario Central y Universitario de Deportes. El árbitro elegido fue Otero. Hubo 60 mil personas en la cancha. Un triunfo dejaba a Boca muy cerca del pase a la segunda ronda. Flotaba en el aire otro partido entre argentinos y peruanos: el de 1969, cuando la albirroja dejó afuera del Mundial 1970 al seleccionado nacional. Aunque esto era otra cosa.
A los 17 minutos, después de un inicio prometedor, el peruano Juan Orbegoso puso el 1-0. Boca dio vuelta el asunto en cinco minutos: primero Jorge Coch, a los 22, se hizo cargo de un rebote en el travesaño de un tiro de Norberto Madurga, y después Angel Rojas, el gran Rojitas, a los 25, puso su apellido en el último lugar de una interesante jugada colectiva. Con ese 2-1 se fueron al entretiempo. A la vuelta, Sporting salió a jugarse unos soles al empate. A los 24 se congelaron las tribunas bosteras: tiro de Alberto Gallardo, rebote en el arquero Rubén Sánchez, arremetida de Carlos González Pajuelo. Era 2-2. Hasta que llegó, siempre llega, el minuto 41. Dirigía, repasemos, el uruguayo Alejandro Otero.
Roberto Rogel cayó en el área buscando vender un penal que nadie compraría. Y apenas segundos después Rubén Suñé jugó al doctor y atendió a Quesada, el gesto justo para la gresca generalizada. Al amontonamiento todos contra todos le siguieron otras escenas: Suñé corrió a Alfredo Gallardo con el palo del banderín del corner, el peruano voló y su botín pegó en la cara del boquense, y el Chapa sangró. Eloy Campos cayó y ya en el piso recibió un patadón de Coch que lo dejó con el tabique roto y sin conocimiento. Fernando Mellán trató de defenderlo, pero Coch se las arregló también con él. Orlando de la Torre se acordó de su escuela primaria y se bancó a 2 o 3 boquenses juntos. Algo parecido hizo el arquero Sánchez, aunque parecía tener un especial gusto por González Pajuelo. Roberto Rogel y el técnico José María Silvero también jugaron al "veníveníapeleá". Los jueces de línea huyeron al vestuario. Otero, of course, decidió que Boca-Sporting no seguía.
El partido se volvió record: 19 jugadores expulsados. Casi todos. Se salvaron los dos arqueros, Sánchez y Luis Rubiños, y el defensor Julio Meléndez, justamente un peruano. El capítulo siguiente fue en la Comisaría 24. Regía una disposición del general Mario Fonseca –ex jefe de la Policía del dictador Juan Carlos Onganía- que ordenaba la detención de jugadores por violencia en las canchas. Y en el país de Roberto Levingston (le quedaba poquito en la presidencia) se obedecía. La mayoría quedó libre al mediodía del 18. Cargaban con una pena de 30 días de arresto, pero las gestiones de la embajada peruana en Buenos Aires permitieron una medida excepcional: se conmutaba la condena y todos salieron.
El árbitro, mientras tanto, se cambiaba en el vestuario. Ya había puteado a sus colegas por la cobardía del escape, y estaba por rezarle a la Virgen que siempre llevaba encima cuando entró un oficial vestido de civil:
-¿Quién es el árbitro?
-Soy yo.
-Usted es el culpable. Si cobraba el penal se evitaba todo esto.
-Pero si el jugador se cayó solo.
-Está detenido e incomunicado.
-Yo soy policía.
-Usted será policía en Uruguay. Acá es uno más y está detenido.
-Al menos déjeme ducharme.
Después de la ducha, Otero terminó preso.
En el centro exacto de esta historia, se cruzaron las dos profesiones de Otero. Agonizaban los ´60, cuando el entonces jefe de la Policía, Ventura Rodríguez, citó al comisario-árbitro para transmitirle la preocupación del gobierno por su exposición.
-A usted los tupamaros lo van a matar en cualquier cancha. Anda regalado, sin custodia, dentro de un campo, y le van a pegar un tiro en cualquier momento.
-Mire, jefe. Dentro de la cancha no tengo custodia, pero tampoco la tengo en mi vida diaria. Y le cuento que como policía gano $ 200 por mes, y haciendo de payaso en un estadio más de 300. Más lo que me pagan en dólares cuando dirijo en el exterior. ¿Qué le parece que debo dejar?
De la cuestión no se habló nunca más, pero algunos meses después Otero recibió, de un taxista, el dato de que sí buscaban matarlo. Al tachero lo habían secuestrado y lo tuvieron en la puerta de la casa del policía toda la madrugada, pero Otero nunca llegó porque estaba en un operativo. Al amanecer, los tupas se fueron.
El paso de Otero por Inteligencia acumuló choques con sus pares. Otero no sólo resistía la ayuda de la CIA y los métodos perversos, sino que, además, prefería a su propia gente en los operativos, constataba y hacía informes del estado de salud de los detenidos antes de entregarlos a otra fuerza y discrepaba a menudo con sus superiores. Su mudanza era cantada, y para cuando lo trasladaron a la Escuela Nacional de Policía en Uruguay ya actuaba, además del MLN-Tupamaros, la OPR 33. Fue en 1970 y, según el poli-árbitro, el 100% de los guerrilleros estaba ya identificado.
Además, un informe del Departamento de Estado de EE UU señalaba que Otero "trataba en forma humanitaria" a los tupamaros, una conducta casi mal vista entre pares en la época.
En 1971, los colorados ganaron unas cuestionadas elecciones y José María Bordaberry llegó al gobierno, ante las quejas del Partido Nacional. Los tupamaros subieron la apuesta. Actuaba también, además de la OPR 33, FARO, otra flamante organización. En septiembre hubo una fuga masiva de presos del penal de Punta Carretas. Y otra vez llamaron a Otero, esta vez para nombrarlo director de Instituciones Penitenciarias. En abril de 1972 le tocó a Otero ser el burlado. Doce guerrilleros y diez presos comunes salieron de Punta Carretas. Uno de los fugados era José Mujica.
Un año después, el entonces ministro del Interior, coronel Daniel Bolentini, apareció sin aviso por la cárcel. En la entrada preguntó por el inspector Otero y nadie se atrevió a una respuesta. Cuando el silencio se hizo absurdo, un guardia fue machito:
-Está jugando al fútbol.
-¿Jugando al fútbol? ¿Dónde? ¿Con quiénes?
-Acá en el patio. Con los presos.
-¿Con los presos comunes o con los tupas?
-Con los presos comunes, señor. Con los tupas juega al vóley.
En adelante se lo prohibieron, obvio.
Julio María Sanguinetti fue la salida uruguaya de la dictadura. Y Otero llegó a inspector general, el grado máximo del escalafón policial. El primer problema lo tuvo por su defensa del Penal de Punta Carretas, en cuyo predio podía concentrarse, pensaba, el policlínico, los institutos de formación, la guardería, los servicios sociales. El plan (triunfante, al cabo) era hacerlo centro comercial.
Pasaron muchos años hasta que la revista Mate Amargo, de innegables simpatías tupas, lo convocó para una entrevista. Era julio de 1998, y policía y ex guerrilleros se miraban con ese curioso respeto que se le tiene al ex enemigo leal. Eleuterio Fernández Huidobro, ex jefe del MLN, luego senador, luego ministro, contó entonces que tras la toma de la ciudad de Pando, en 1969, los detenidos fueron muy golpeados por la Policía e iban camino a ser ejecutados, hasta que cayeron en manos de Otero, que no sólo los hizo desatar y les dio un trato humano, sino que hasta elogió la calidad de la falsificación de las cédulas de identidad que llevaban. Era el poli bueno.
-Lo tuvimos en la mira para matarlo, pero había mucha gente y usted estaba con tu familia. No correspondía-, le dijo Otero.
-Nosotros también tuvimos chance de matarlo -le contestó Huidobro Fernández Huidobro-. Estaba solo, en una heladería, y nosotros éramos varios armados hasta los dientes. Pero si lo matábamos a usted podía venir uno peor, que nos torturara.
El escritor Mauricio Rosencof admitió que Otero los combatió "de un modo muy limpio". Raúl Sendic pedía cuidado a sus compañeros, porque "hay un oficial flaquito, de flequillo, que no grita ni se altera, pero sabe preguntar". El tipo al que le gustaba hacerse odiar, el que eligió dos profesiones para el insulto, intentó en el 2009 llegar a la Cámara de Diputados en una lista del Partido Nacional. No pudo. Y vio cómo muchos de aquellos guerrilleros, ahora canosos, llegaron al gobierno por medio de los votos.
Otero murió en agosto del 2013. Las notas en el paisito hablaron entonces de "el hombre que venció a los tupamaros". Y del tipo que echó a 19 jugadores en la Bombonera.
*Publicado originalmente en Tiempo Argentino
Por Ariel Bargach
Alejandro Otero era policía. Combatió a la guerrilla uruguaya desde la legalidad. Resistió el juego sucio que proponía la CIA y tuvo sus warholianos minutos de fama cuando, desde la jefatura de Inteligencia asestó duros golpes -así escribían los periodistas- a los tupamaros. Alejandro Otero era, además, un árbitro uruguayo por encima de la media. Cumplió en parte el camino del jugador frustrado: después de hacer inferiores en Rentistas, cuando tenía casi todo arreglado para jugar en Nacional, una rodilla quebrada le vetó la minigloria. Y entonces fue por vías paralelas. Primero, árbitro; después, entrenador. Tuvo su momento de puteadas unificadas en 1971, cuando expulsó a 19 jugadores en la porteñísima Bombonera.
Cuando Otero asumió que no podría ser estrella de fútbol ya había leído mucho a Víctor Hugo y a Fedor Dostoievski. Eso para alegrar a su madre. Para la sonrisa del padre tuvo la decisión de buscar una profesión, así que ingresó al Instituto Profesional de Policía. Hijo de un taxista gallego y de una docente, parte de su infancia la había pasado en Canelones. Su carrera en la institución es una aburrida sucesión de los pasos que deben darse. Otero los dio. Y entonces subió y subió. En junio de 1957, el ya oficial se casó. Después vendrían dos hijos que, entrado el 2018, no quieren hablar con periodistas. Y dos nietos.
Otero fue elegido para viajar a Buenos Aires a formarse en la División de Información Política Argentina (DIPA). El curso incluía materias como inteligencia, contra-inteligencia, tintas invisibles, sabotajes, contra-sabotajes, seguimientos y fotografía. Otero buscó meter la nariz en la lucha de los policías contra las organizaciones armadas de la izquierda y la derecha. De vuelta en Montevideo, a fines de los '50, recaló en la Dirección de Inteligencia, donde la infraestructura escaseaba.
Otero había elegido una forma de interrogatorios que muchos pares cuestionaban. "Los interrogábamos sobre un mismo hecho en mil formas distintas y eso los hacía contradecirse y cambiar lo que habían dicho anteriormente reconociendo el delito", contó alguna vez. Raúl Sendic, luego líder tupamaro, fue de los primeros en soportar el método Otero. Muchos años después, Sendic recordaría en una entrevista a "un oficial de flequillo" con esa particularidad.
Lo otro por lo que se recordaría a Otero ocurrió en una cancha de fútbol. El 17 de marzo de 1971, Boca recibió a Sporting Cristal de Perú en la Bombonera. Era el inicio de la rueda de revanchas. Los dos habían sido campeones en sus países, y la zona la completaban Rosario Central y Universitario de Deportes. El árbitro elegido fue Otero. Hubo 60 mil personas en la cancha. Un triunfo dejaba a Boca muy cerca del pase a la segunda ronda. Flotaba en el aire otro partido entre argentinos y peruanos: el de 1969, cuando la albirroja dejó afuera del Mundial 1970 al seleccionado nacional. Aunque esto era otra cosa.
A los 17 minutos, después de un inicio prometedor, el peruano Juan Orbegoso puso el 1-0. Boca dio vuelta el asunto en cinco minutos: primero Jorge Coch, a los 22, se hizo cargo de un rebote en el travesaño de un tiro de Norberto Madurga, y después Angel Rojas, el gran Rojitas, a los 25, puso su apellido en el último lugar de una interesante jugada colectiva. Con ese 2-1 se fueron al entretiempo. A la vuelta, Sporting salió a jugarse unos soles al empate. A los 24 se congelaron las tribunas bosteras: tiro de Alberto Gallardo, rebote en el arquero Rubén Sánchez, arremetida de Carlos González Pajuelo. Era 2-2. Hasta que llegó, siempre llega, el minuto 41. Dirigía, repasemos, el uruguayo Alejandro Otero.
Roberto Rogel cayó en el área buscando vender un penal que nadie compraría. Y apenas segundos después Rubén Suñé jugó al doctor y atendió a Quesada, el gesto justo para la gresca generalizada. Al amontonamiento todos contra todos le siguieron otras escenas: Suñé corrió a Alfredo Gallardo con el palo del banderín del corner, el peruano voló y su botín pegó en la cara del boquense, y el Chapa sangró. Eloy Campos cayó y ya en el piso recibió un patadón de Coch que lo dejó con el tabique roto y sin conocimiento. Fernando Mellán trató de defenderlo, pero Coch se las arregló también con él. Orlando de la Torre se acordó de su escuela primaria y se bancó a 2 o 3 boquenses juntos. Algo parecido hizo el arquero Sánchez, aunque parecía tener un especial gusto por González Pajuelo. Roberto Rogel y el técnico José María Silvero también jugaron al "veníveníapeleá". Los jueces de línea huyeron al vestuario. Otero, of course, decidió que Boca-Sporting no seguía.
El partido se volvió record: 19 jugadores expulsados. Casi todos. Se salvaron los dos arqueros, Sánchez y Luis Rubiños, y el defensor Julio Meléndez, justamente un peruano. El capítulo siguiente fue en la Comisaría 24. Regía una disposición del general Mario Fonseca –ex jefe de la Policía del dictador Juan Carlos Onganía- que ordenaba la detención de jugadores por violencia en las canchas. Y en el país de Roberto Levingston (le quedaba poquito en la presidencia) se obedecía. La mayoría quedó libre al mediodía del 18. Cargaban con una pena de 30 días de arresto, pero las gestiones de la embajada peruana en Buenos Aires permitieron una medida excepcional: se conmutaba la condena y todos salieron.
El árbitro, mientras tanto, se cambiaba en el vestuario. Ya había puteado a sus colegas por la cobardía del escape, y estaba por rezarle a la Virgen que siempre llevaba encima cuando entró un oficial vestido de civil:
-¿Quién es el árbitro?
-Soy yo.
-Usted es el culpable. Si cobraba el penal se evitaba todo esto.
-Pero si el jugador se cayó solo.
-Está detenido e incomunicado.
-Yo soy policía.
-Usted será policía en Uruguay. Acá es uno más y está detenido.
-Al menos déjeme ducharme.
Después de la ducha, Otero terminó preso.
En el centro exacto de esta historia, se cruzaron las dos profesiones de Otero. Agonizaban los ´60, cuando el entonces jefe de la Policía, Ventura Rodríguez, citó al comisario-árbitro para transmitirle la preocupación del gobierno por su exposición.
-A usted los tupamaros lo van a matar en cualquier cancha. Anda regalado, sin custodia, dentro de un campo, y le van a pegar un tiro en cualquier momento.
-Mire, jefe. Dentro de la cancha no tengo custodia, pero tampoco la tengo en mi vida diaria. Y le cuento que como policía gano $ 200 por mes, y haciendo de payaso en un estadio más de 300. Más lo que me pagan en dólares cuando dirijo en el exterior. ¿Qué le parece que debo dejar?
De la cuestión no se habló nunca más, pero algunos meses después Otero recibió, de un taxista, el dato de que sí buscaban matarlo. Al tachero lo habían secuestrado y lo tuvieron en la puerta de la casa del policía toda la madrugada, pero Otero nunca llegó porque estaba en un operativo. Al amanecer, los tupas se fueron.
El paso de Otero por Inteligencia acumuló choques con sus pares. Otero no sólo resistía la ayuda de la CIA y los métodos perversos, sino que, además, prefería a su propia gente en los operativos, constataba y hacía informes del estado de salud de los detenidos antes de entregarlos a otra fuerza y discrepaba a menudo con sus superiores. Su mudanza era cantada, y para cuando lo trasladaron a la Escuela Nacional de Policía en Uruguay ya actuaba, además del MLN-Tupamaros, la OPR 33. Fue en 1970 y, según el poli-árbitro, el 100% de los guerrilleros estaba ya identificado.
Además, un informe del Departamento de Estado de EE UU señalaba que Otero "trataba en forma humanitaria" a los tupamaros, una conducta casi mal vista entre pares en la época.
En 1971, los colorados ganaron unas cuestionadas elecciones y José María Bordaberry llegó al gobierno, ante las quejas del Partido Nacional. Los tupamaros subieron la apuesta. Actuaba también, además de la OPR 33, FARO, otra flamante organización. En septiembre hubo una fuga masiva de presos del penal de Punta Carretas. Y otra vez llamaron a Otero, esta vez para nombrarlo director de Instituciones Penitenciarias. En abril de 1972 le tocó a Otero ser el burlado. Doce guerrilleros y diez presos comunes salieron de Punta Carretas. Uno de los fugados era José Mujica.
Un año después, el entonces ministro del Interior, coronel Daniel Bolentini, apareció sin aviso por la cárcel. En la entrada preguntó por el inspector Otero y nadie se atrevió a una respuesta. Cuando el silencio se hizo absurdo, un guardia fue machito:
-Está jugando al fútbol.
-¿Jugando al fútbol? ¿Dónde? ¿Con quiénes?
-Acá en el patio. Con los presos.
-¿Con los presos comunes o con los tupas?
-Con los presos comunes, señor. Con los tupas juega al vóley.
En adelante se lo prohibieron, obvio.
Julio María Sanguinetti fue la salida uruguaya de la dictadura. Y Otero llegó a inspector general, el grado máximo del escalafón policial. El primer problema lo tuvo por su defensa del Penal de Punta Carretas, en cuyo predio podía concentrarse, pensaba, el policlínico, los institutos de formación, la guardería, los servicios sociales. El plan (triunfante, al cabo) era hacerlo centro comercial.
Pasaron muchos años hasta que la revista Mate Amargo, de innegables simpatías tupas, lo convocó para una entrevista. Era julio de 1998, y policía y ex guerrilleros se miraban con ese curioso respeto que se le tiene al ex enemigo leal. Eleuterio Fernández Huidobro, ex jefe del MLN, luego senador, luego ministro, contó entonces que tras la toma de la ciudad de Pando, en 1969, los detenidos fueron muy golpeados por la Policía e iban camino a ser ejecutados, hasta que cayeron en manos de Otero, que no sólo los hizo desatar y les dio un trato humano, sino que hasta elogió la calidad de la falsificación de las cédulas de identidad que llevaban. Era el poli bueno.
-Lo tuvimos en la mira para matarlo, pero había mucha gente y usted estaba con tu familia. No correspondía-, le dijo Otero.
-Nosotros también tuvimos chance de matarlo -le contestó Huidobro Fernández Huidobro-. Estaba solo, en una heladería, y nosotros éramos varios armados hasta los dientes. Pero si lo matábamos a usted podía venir uno peor, que nos torturara.
El escritor Mauricio Rosencof admitió que Otero los combatió "de un modo muy limpio". Raúl Sendic pedía cuidado a sus compañeros, porque "hay un oficial flaquito, de flequillo, que no grita ni se altera, pero sabe preguntar". El tipo al que le gustaba hacerse odiar, el que eligió dos profesiones para el insulto, intentó en el 2009 llegar a la Cámara de Diputados en una lista del Partido Nacional. No pudo. Y vio cómo muchos de aquellos guerrilleros, ahora canosos, llegaron al gobierno por medio de los votos.
Otero murió en agosto del 2013. Las notas en el paisito hablaron entonces de "el hombre que venció a los tupamaros". Y del tipo que echó a 19 jugadores en la Bombonera.
*Publicado originalmente en Tiempo Argentino
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