Una tragedia aérea trunca el sueño continental de un humilde equipo brasileño de fútbol
Chapecoense de Brasil viajaba a la ciudad de Medellín a disputar el primer juego de la final de la Copa Suramericana. Pero un accidente cambió su destino. El avión en que viajaba chocó en una montaña antes de poder aterrizar. Murieron 71 personas, entre jugadores, directivos, periodistas y tripulación. Sólo seis personas sobrevivieron.
El fatal acontecimiento generó la solidaridad del mundo del fútbol hacia el humilde club de Chapecó, que anhelaba conseguir su primer título internacional. Múltiples mensajes y actos de homenaje surgieron en todo el globo.
Chapecoense había eliminado a destacados equipos como Independiente y San Lorenzo. Y enfrentaría en la final al actual campeón de la Copa Libertadores, el Atlético Nacional de Medellín.
La Conmebol suspendió los partidos que definirían el título, mientras que Nacional propuso entregarle la copa a su rival como homenaje póstumo a las víctimas. Y a la hora en que se debería jugar el partido, organizó un tributo a ellas y a sus familiares.
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