Comunicado de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales
FIFPro, en nombre de los futbolistas profesionales a los que representa en todo el mundo, junto con el Sindicato Sudafricano de Futbolistas (SAFPU), desean presentar sus respetos a Nelson Mandela, un auténtico humanitario.
El SAFPU conmemoró a Nelson Rolihlahla Mandela con un comunicado: “Nos gustaría enviar nuestras más profundas condolencias a toda la humanidad por el fallecimiento de Nelson Mandela. Él jugó un papel especial al asegurar que Sudáfrica fuera readmitida en el deporte internacional. En nombre de miles de futbolistas en el mundo, nos gustaría elevarnos y unirnos a millones de personas en todo el mundo para recordar a este héroe caído.”
"El mejor regalo que podemos dar a Rolihlahla es asegurar que todos los niños de todas las naciones, tengan y sigan teniendo las mismas oportunidades en el deporte. Para llevar a cabo este sueño, pedimos al monopolio del capital blanco que no vea colores al patrocinar eventos deportivos, porque no pueden celebrar el legado y los ideales de Mandela en el aislamiento."
Al rendir homenaje a Nelson Mandela, FIFPro recuerda el día en el que honró a un hombre que surgió de la oscuridad, después de pasar 27 años preso en Isla de Robben, para servir de faro de luz para la humanidad.
Fue en julio de 2009, en los preparativos de la Copa del Mundo de la FIFA 2010, un evento que, en muchas maneras, simbolizó una nueva Sudáfrica.
El hecho de que el país del arcoíris estuviera en posición de albergar el evento deportivo de fútbol más importante, confirmó una visión en la que el mismo Madiba había trabajado sin descanso para crear, tras los opresivos días del apartheid.
Chris Fortuin y Thulaganyo Gaoshubelwe, representantes del SAFPU, se reunieron con el Presidente de la Fundación Nelson Mandela, Achmat Dangor, para presentar un premio que resaltó la necesidad de continuar con su legado.
Las palabras que usó ese día el Secretario General del SAFPU, Gaoshubelwe, siguen siendo relevantes ahora y lo serán en el futuro: "Como futbolistas del mundo nos sentimos honrados de haber vivido en la misma era que Nelson Mandela.”
“A través del fútbol haremos lo que podamos para propagar la paz. Llenaremos los estadios y propagaremos el mensaje para contribuir a la paz. Usaremos nuestro status como tú lo has hecho para fomentar la bondad de la raza humana.”
“En nombre de FIFPro, del Sindicato Sudafricano de Futbolistas y de los jugadores del mundo, nos gustaría otorgar este premio por la paz a Nelson Mandela.
Es un gran honor conceder este premio a Nelson Mandela por su búsqueda de la igualdad, la paz y la justicia. Que el legado de Madiba viva eternamente.”
viernes, 13 de diciembre de 2013
lunes, 9 de diciembre de 2013
Petro y el fútbol
El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, del movimiento Progresistas, recibió un injusto fallo de destitución e inhabilidad por 15 años por parte de la Procuraduría General de la Nación.
A propósito de esta grave noticia, algunas postales de la relación del mandatario (que impulsa importantes políticas sociales en la capital colombiana) con el fútbol:
Con Omar Pérez (izquierda) y Rafael Robayo (derecha), íconos de los principales equipos de la capital, Santa Fe y Millonarios, en un homenaje a un hincha asesinado en la ciudad.
Con César Pastrana (derecha), presidente de Santa Fe, y otros directivos y jugadores de ése club en un homenaje por la obtención de su séptima estrella tras 37 años de sequía.
Petro recibe una camiseta de Millonarios de parte de directivos y jugadores de ése club.
Omar Pérez recibe de las manos de Petro un reconocimiento de la Alcaldía Mayor.
Durante la campaña a la Presidencia de la República del 2010, como candidato formuló algunas propuestas para el deporte:
Sobre la democratización de los clubes de fútbol
Sobre las barras futboleras
jueves, 5 de diciembre de 2013
¡Hasta siempre Nelson Mandela!
El líder surafricano murió este jueves, 5 de diciembre, a los 95 años.
Por Sporting África
El ex presidente sudafricano Nelson Mandela falleció a los 95 años causando una gran conmoción no sólo en el continente africano sino en todo el mundo. Aquejado en el último tiempo por una dura pulmonía hoy dijo adios desde su residencia de Qunu, donde era atendido por su familia y más de 20 médicos. Acreedor del Premio Nobel de la Paz en 1993 y un ícono a nivel mundial del diálogo, el respeto por el otro y la conciliación, Sporting África le rinde homenaje recordando su relación con el fútbol.
"Nelson Mandela es el "Padre de la Nación", y desempeñó un papel fundamental a la hora de terminar con la discriminación en Sudáfrica y en todo el mundo. Ni siquiera cuando estaba en prisión dejó de batallar por la libertad y por nuestros derechos. Nos mostró que todos tenemos que luchar para lograr una vida mejor, la libertad y el fin de la discriminación en el mundo", declaró Steven Pienaar, capitán de los Bafana Bafana, en una entrevista con FIFA en 2011.
En 1996, se vistió con la 9 para presenciar la premiación liderada por el capitán de los Bafana Bafana Neil Tovey levantando el primer y hasta ahora único título de Sudáfrica en la Copa Africana de Naciones -foto-. Con motivo del sorteo para el Mundial Sudáfrica 2010, Madiba -como se lo llama cariñosamente en su país- declaró: “Sentimos el privilegio y la humildad como sudafricanos de recibir este honor y convertirnos en el país africano que se encargará de organizar el certamen. Debemos esforzarnos por alcanzar la excelencia”. Ya con el Mundial en disputa, apoyó a los Bafana Bafana en todos sus partidos y hasta recibió al sorprendente plantel de Ghana que llegó hasta los cuartos de final.
Pero la imagen de Mandela excede su país y porque no su continente. En junio de 2011, el seleccionado de Malí visitó la mítica casa de Nelson Mandela, hoy convertida en museo ubicada en el barrio de Soweto. Hace unos años, el plantel del Manchester City se reunió con Madiba y Adebayor y Robinho, entre otros, no perdieron la oportunidad de fotografiarse con el ex presidente sudafricano. Durante el Mundial fue el portugués Ronaldo el que posó con él y le regaló una camiseta de Portugal con el número 91.
Pero en África hasta hay estadios que llevan su nombre. No extraña que uno de ellos sea en Sudáfrica: el Nelson Mandela Bay, que fue construido especialmente para el Mundial 2010. También en Uganda hay un estadio en su honor: el Mandela Stadium de Kampala -foto-. Allí juega el seleccionado ugandés sus partidos más importantes ante más de 45000 espectadores.
Tras confirmarse la noticia, la FIFA emitió un comunicado por intermedio de su presidente Joseph S. Blatter. “En riguroso luto, me despido de una personalidad extraordinaria, probablemente uno de los mayores humanistas de este tiempo y un querido amigo: Nelson Rolihlahla Mandela. Con Nelson Mandela compartí la profunda convicción en el extraordinario poder del fútbol para unir al ser humano de forma pacífica y amistosa y expresar los valores sociales y educativos como una escuela de la vida. Cuando Nelson Mandela fue homenajeado y aclamado por la multitud el 11 de julio 2010 en el Soccer City de Johannesburgo, fue uno de los momentos más emotivos para mí. Para él, ver la Copa Mundial en Sudáfrica fue un sueño hecho realidad. Nelson Mandela permanecerá para siempre en nuestros corazones. Los recuerdos de su inconmensurable lucha contra la opresión, su inolvidable carisma y su permanente optimismo vivirán siempre en nosotros y con nosotros. Como señal de duelo, las banderas de las 209 asociaciones miembro en la sede de la FIFA ondearán a media asta y habrá un minuto de silencio en los próximos partidos internacionales".
Hasta Siempre Madiba!
Por Sporting África
El ex presidente sudafricano Nelson Mandela falleció a los 95 años causando una gran conmoción no sólo en el continente africano sino en todo el mundo. Aquejado en el último tiempo por una dura pulmonía hoy dijo adios desde su residencia de Qunu, donde era atendido por su familia y más de 20 médicos. Acreedor del Premio Nobel de la Paz en 1993 y un ícono a nivel mundial del diálogo, el respeto por el otro y la conciliación, Sporting África le rinde homenaje recordando su relación con el fútbol.
"Nelson Mandela es el "Padre de la Nación", y desempeñó un papel fundamental a la hora de terminar con la discriminación en Sudáfrica y en todo el mundo. Ni siquiera cuando estaba en prisión dejó de batallar por la libertad y por nuestros derechos. Nos mostró que todos tenemos que luchar para lograr una vida mejor, la libertad y el fin de la discriminación en el mundo", declaró Steven Pienaar, capitán de los Bafana Bafana, en una entrevista con FIFA en 2011.
En 1996, se vistió con la 9 para presenciar la premiación liderada por el capitán de los Bafana Bafana Neil Tovey levantando el primer y hasta ahora único título de Sudáfrica en la Copa Africana de Naciones -foto-. Con motivo del sorteo para el Mundial Sudáfrica 2010, Madiba -como se lo llama cariñosamente en su país- declaró: “Sentimos el privilegio y la humildad como sudafricanos de recibir este honor y convertirnos en el país africano que se encargará de organizar el certamen. Debemos esforzarnos por alcanzar la excelencia”. Ya con el Mundial en disputa, apoyó a los Bafana Bafana en todos sus partidos y hasta recibió al sorprendente plantel de Ghana que llegó hasta los cuartos de final.
Pero la imagen de Mandela excede su país y porque no su continente. En junio de 2011, el seleccionado de Malí visitó la mítica casa de Nelson Mandela, hoy convertida en museo ubicada en el barrio de Soweto. Hace unos años, el plantel del Manchester City se reunió con Madiba y Adebayor y Robinho, entre otros, no perdieron la oportunidad de fotografiarse con el ex presidente sudafricano. Durante el Mundial fue el portugués Ronaldo el que posó con él y le regaló una camiseta de Portugal con el número 91.
Pero en África hasta hay estadios que llevan su nombre. No extraña que uno de ellos sea en Sudáfrica: el Nelson Mandela Bay, que fue construido especialmente para el Mundial 2010. También en Uganda hay un estadio en su honor: el Mandela Stadium de Kampala -foto-. Allí juega el seleccionado ugandés sus partidos más importantes ante más de 45000 espectadores.
Tras confirmarse la noticia, la FIFA emitió un comunicado por intermedio de su presidente Joseph S. Blatter. “En riguroso luto, me despido de una personalidad extraordinaria, probablemente uno de los mayores humanistas de este tiempo y un querido amigo: Nelson Rolihlahla Mandela. Con Nelson Mandela compartí la profunda convicción en el extraordinario poder del fútbol para unir al ser humano de forma pacífica y amistosa y expresar los valores sociales y educativos como una escuela de la vida. Cuando Nelson Mandela fue homenajeado y aclamado por la multitud el 11 de julio 2010 en el Soccer City de Johannesburgo, fue uno de los momentos más emotivos para mí. Para él, ver la Copa Mundial en Sudáfrica fue un sueño hecho realidad. Nelson Mandela permanecerá para siempre en nuestros corazones. Los recuerdos de su inconmensurable lucha contra la opresión, su inolvidable carisma y su permanente optimismo vivirán siempre en nosotros y con nosotros. Como señal de duelo, las banderas de las 209 asociaciones miembro en la sede de la FIFA ondearán a media asta y habrá un minuto de silencio en los próximos partidos internacionales".
Hasta Siempre Madiba!
martes, 3 de diciembre de 2013
Sócrates, Doctor Honoris Causa
Por Emmanuel Ramiro
Hay profecías hermosas. Pinceladas que redondean una vida. Guiños del destino que parecen sacados de algún cuento de Fontanarrosa. Morir el día que tu equipo se proclama campeón del Brasileirao por quinta vez en su historia puede ser el más bello de los epílogos. Más aún cuando nuestro personaje, un futbolista irrepetible, respondió algo así una lejana mañana de 1983: “Quiero morir un domingo y con Corinthians Campeón”. El círculo se cerró hace un año, el 4 de diciembre de 2011. Ese día Corinthians levantaba el Brasileirao, horas después de la muerte de su mayor ídolo. Era domingo.
Aquel día no pudo regatear al destino, aunque la victoria nunca fue el único objetivo de su vida. “Ganar o perder, pero siempre en democracia”. Así saltó, bandera en mano, Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieria de Oliveira (Belém, Brasil, 1954), en la final del Torneo Paulista, en 1983, en el encuentro que enfrentaba a su equipo, el Corinthians, contra el Sao Paulo, en el estadio de Pacaembú. Pero algo impresionó más que su fútbol de seda y su liderazgo sobre el terreno de juego. Fue su filosofía de vida, su manual político valiente, su ilustrado carácter más allá de los terrenos de juegos.
Sus eternos 193 centímetros se sustentaban sobre un pie diminuto, un 37 con el que acariciaba la pelota como pocos. Luego estaba su cambio de ritmo, su golpeo de tacón (con el que llegó a marcar algún penalti) y su disparo de media distancia. Pero su esencia residía más arriba, en la cabeza. Ese coco privilegiado le ayudaba a driblar sus debilidades, a sacar el máximo rendimiento a su visión de juego panorámica y a leer los partidos para descerrajar con sutileza cualquier defensa.
Así, El Doctor se convirtió en el ídolo de la torcida de O Timao, la hinchada del Corinthians, uno de los clubes más grandes de Brasil. Con apenas 23 años Sócrates, doctor y futbolista, era un adelantado a su tiempo; fuera de él, un rebelde con causa. Con el fútbol como altavoz supo conducir la pelota para marcar más de un gol al régimen militar de Figuereido. Convertido en el líder del pueblo denunció las injusticias del poder, lanzó su mensaje esperanzador y convenció a todos de que la democracia era el camino más sencillo para ganar aquel partido.
Otro Brasil era posible y Sócrates se encargó de recordarlo con cada uno de sus goles: “Regalo mis goles a un país mejor”. Uno de esos tantos lo marcó antes del pitido inicial. Fue el 15 de noviembre de 1982. Ese día los militares convocaron elecciones en Sao Paulo y el 8 del Corinthians entró en acción. Todo el equipo salió ese día al terreno de juego con una camiseta en la que se podía leer: “Día 15, vote”. Las autoridades militares intentaron censurar el mensaje, que aquella imagen no llegara a la prensa. Fue imposible, más aún tras el recital de juego y goles con el que deleitaron a su parroquia Sócrates, Vladimir y Casagrande, los tres tenores del Timao.
Después de aquello tampoco dudaron en posicionarse a favor del cambio político. Había nacido la Democracia Corinthiana. Un movimiento que contagió a toda la entidad hasta el punto que todas las decisiones en el club se tomaban por sufragio directo. Todas, desde las concentraciones hasta los horarios, pasando por el reparto de primas o los días libres. Aquel mensaje traspasó las puertas del club, conquistó a una hinchada de 25 millones de aficionados y fue piedra de toque de lo que estaba por venir.
Héroe social de su país, al que defendió en los mundiales de España’82 y México’86, Sócrates formó parte de una de las mejores selecciones verde amarela de la historia, pero nunca pudo levantar la Copa del Mundo. Junto a Zico, Falcao, Tohinho Cerezo, Junior o Eder vivió la tragedia de Sarriá, la tarde en la que Paolo Rossi truncó los sueños de orden y progreso. España se quedó sin samba y el mundo perdió la oportunidad de contagiarse de aquella fiebre amarilla. Sócrates lo resumió así: “¿Perdimos? Mala suerte y peor para el fútbol”.
En México’86, con Sócrates como capitán, la fantasía se agotó en una tanda de penaltis. Frente a la Francia de Platini, ni el astro galo ni el revolucionario brasileño acertaron a marcar en la especialidad de ambos. Fue el crepúsculo triste de una generación brasileña huérfana de títulos y suerte, pero inagotable en recursos y reconocimientos. Nuevamente, Sócrates inmortalizó los sentimientos que desprendía aquel conjunto con su verbo fácil: “No jugamos para ganar, sino para que nos recuerden”.
Hablaba un hombre que de niño tuvo más libros que balones de fútbol. Sócrates nació en una familia acomodada que le facilitó su acceso a los estudios, para terminar decantándose por la medicina. Con los años se convirtió en un seguidor de Karl Marx y socialista por convicción. Su padre –admirador de los filósofos griegos– también jugó un papel muy importante a lo largo de su vida. Don Raimundo decidió su nombre mientras leía La República de Platón. Estaba a punto de nacer un jugador diferente. ¿Cómo no recordar ese nombre? Sócrates. El resto lo hizo el fútbol.
Publicado originalmente el 4 diciembre de 2012 en Perarnau Magazine
Hay profecías hermosas. Pinceladas que redondean una vida. Guiños del destino que parecen sacados de algún cuento de Fontanarrosa. Morir el día que tu equipo se proclama campeón del Brasileirao por quinta vez en su historia puede ser el más bello de los epílogos. Más aún cuando nuestro personaje, un futbolista irrepetible, respondió algo así una lejana mañana de 1983: “Quiero morir un domingo y con Corinthians Campeón”. El círculo se cerró hace un año, el 4 de diciembre de 2011. Ese día Corinthians levantaba el Brasileirao, horas después de la muerte de su mayor ídolo. Era domingo.
Aquel día no pudo regatear al destino, aunque la victoria nunca fue el único objetivo de su vida. “Ganar o perder, pero siempre en democracia”. Así saltó, bandera en mano, Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieria de Oliveira (Belém, Brasil, 1954), en la final del Torneo Paulista, en 1983, en el encuentro que enfrentaba a su equipo, el Corinthians, contra el Sao Paulo, en el estadio de Pacaembú. Pero algo impresionó más que su fútbol de seda y su liderazgo sobre el terreno de juego. Fue su filosofía de vida, su manual político valiente, su ilustrado carácter más allá de los terrenos de juegos.
Sus eternos 193 centímetros se sustentaban sobre un pie diminuto, un 37 con el que acariciaba la pelota como pocos. Luego estaba su cambio de ritmo, su golpeo de tacón (con el que llegó a marcar algún penalti) y su disparo de media distancia. Pero su esencia residía más arriba, en la cabeza. Ese coco privilegiado le ayudaba a driblar sus debilidades, a sacar el máximo rendimiento a su visión de juego panorámica y a leer los partidos para descerrajar con sutileza cualquier defensa.
Así, El Doctor se convirtió en el ídolo de la torcida de O Timao, la hinchada del Corinthians, uno de los clubes más grandes de Brasil. Con apenas 23 años Sócrates, doctor y futbolista, era un adelantado a su tiempo; fuera de él, un rebelde con causa. Con el fútbol como altavoz supo conducir la pelota para marcar más de un gol al régimen militar de Figuereido. Convertido en el líder del pueblo denunció las injusticias del poder, lanzó su mensaje esperanzador y convenció a todos de que la democracia era el camino más sencillo para ganar aquel partido.
Otro Brasil era posible y Sócrates se encargó de recordarlo con cada uno de sus goles: “Regalo mis goles a un país mejor”. Uno de esos tantos lo marcó antes del pitido inicial. Fue el 15 de noviembre de 1982. Ese día los militares convocaron elecciones en Sao Paulo y el 8 del Corinthians entró en acción. Todo el equipo salió ese día al terreno de juego con una camiseta en la que se podía leer: “Día 15, vote”. Las autoridades militares intentaron censurar el mensaje, que aquella imagen no llegara a la prensa. Fue imposible, más aún tras el recital de juego y goles con el que deleitaron a su parroquia Sócrates, Vladimir y Casagrande, los tres tenores del Timao.
Después de aquello tampoco dudaron en posicionarse a favor del cambio político. Había nacido la Democracia Corinthiana. Un movimiento que contagió a toda la entidad hasta el punto que todas las decisiones en el club se tomaban por sufragio directo. Todas, desde las concentraciones hasta los horarios, pasando por el reparto de primas o los días libres. Aquel mensaje traspasó las puertas del club, conquistó a una hinchada de 25 millones de aficionados y fue piedra de toque de lo que estaba por venir.
Héroe social de su país, al que defendió en los mundiales de España’82 y México’86, Sócrates formó parte de una de las mejores selecciones verde amarela de la historia, pero nunca pudo levantar la Copa del Mundo. Junto a Zico, Falcao, Tohinho Cerezo, Junior o Eder vivió la tragedia de Sarriá, la tarde en la que Paolo Rossi truncó los sueños de orden y progreso. España se quedó sin samba y el mundo perdió la oportunidad de contagiarse de aquella fiebre amarilla. Sócrates lo resumió así: “¿Perdimos? Mala suerte y peor para el fútbol”.
En México’86, con Sócrates como capitán, la fantasía se agotó en una tanda de penaltis. Frente a la Francia de Platini, ni el astro galo ni el revolucionario brasileño acertaron a marcar en la especialidad de ambos. Fue el crepúsculo triste de una generación brasileña huérfana de títulos y suerte, pero inagotable en recursos y reconocimientos. Nuevamente, Sócrates inmortalizó los sentimientos que desprendía aquel conjunto con su verbo fácil: “No jugamos para ganar, sino para que nos recuerden”.
Hablaba un hombre que de niño tuvo más libros que balones de fútbol. Sócrates nació en una familia acomodada que le facilitó su acceso a los estudios, para terminar decantándose por la medicina. Con los años se convirtió en un seguidor de Karl Marx y socialista por convicción. Su padre –admirador de los filósofos griegos– también jugó un papel muy importante a lo largo de su vida. Don Raimundo decidió su nombre mientras leía La República de Platón. Estaba a punto de nacer un jugador diferente. ¿Cómo no recordar ese nombre? Sócrates. El resto lo hizo el fútbol.
Publicado originalmente el 4 diciembre de 2012 en Perarnau Magazine
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