Por David Moreno
SemanarioVoz.com
El nombramiento del italiano Paulo di Canio, confeso militante fascista, como técnico del Sunderland el domingo 31 de marzo generó de inmediato rechazo entre los seguidores del club inglés, cuya afición tradicional está en la combativa clase obrera.
La Asociación de Mineros de la vecina ciudad de Durham (DMA), que conserva la memoria del histórico sindicato del mismo nombre, hizo un fuerte pronunciamiento exigiendo que una de sus banderas, que adorna el estadio del club, sea devuelta a los trabajadores.
Dave Hopper, secretario general de la DMA, quien trabajó 27 años en la antigua mina de Wearmouth, donde se construyó el estadio, describió el nombramiento de Di Canio como un insulto y una traición a quienes lucharon y dieron su vida contra el fascismo.
“Nuestra bandera representa la larga lucha de los mineros de Durham por los derechos de la clase obrera, los cuales fueron aniquilados por el fascismo en Alemania, Italia, España y Chile”.
“Tenemos un compromiso sagrado con los millones de personas que fueron exterminados por Hitler, Mussolini y Franco, y nos oponemos al fascismo en cualquier lugar y contexto en que este credo maligno asome su cabeza, especialmente ahora cuando el pueblo trabajador está siendo obligado a pagar la crisis capitalista, como sucedió en Europa en los años 20 y 30”.
La DMA mantiene la tradicional Gala de los Mineros, uno de los mayores eventos del sindicalismo clasista en el mundo, que se remonta a 1871.
Las banderas del DMA son famosas en todo el mundo. La de la mina de Chopwell, por ejemplo, que representa a los tres héroes de sus trabajadores: Marx, Lenin y Keir Hardie, un socialista escocés que fue el primer líder sindical en llegar al Parlamento británico, fue obsequiada a los mineros rusos como gratitud por los alimentos que enviaron a sus colegas ingleses durante la huelga general de 1926.
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