La comunidad de Manzanares no puede entrar desde el viernes al escenario deportivo, pese a que hace tres semanas habían llegado a un acuerdo con los militares para que les permitieran el acceso.
Por Paola Benjumea Brito
El Tiempo
"Ya uno no sabe ni a quién creerle", dice Valentín Huertas, de 68 años y quien por décadas estuvo a cargo del cuidado de la cancha de fútbol del barrio Manzanares de Santa Marta, al referirse a la promesa incumplida por el Ejército de permitirles el ingreso al campo que a comienzos de enero pasado fue encerrado con mallas y las puertas con candados por los militares.
Pese a que el pasado 23 de enero los representantes de la Junta de Acción Comunal, tras un acuerdo verbal con el general de la Primera División del Ejército, general Ricardo Díaz, consiguieron que les abrieran el campo durante el día y les dijeron que se lo iban a ceder en comodato, el arreglo sólo duró tres semanas.
El viernes pasado volvieron a cerrar las puertas. Ese día en la tarde se realizó una diligencia de inspección ocular encabezada por una inspectora de Policía, quien estuvo acompañada por los abogados de la familia Huyke, que reclama la posesión de los terrenos, y del Ejército.
Y es que al enfrentamiento entre el Ejército y la comunidad de Manzanares por la utilización del campo, donde por más de cuatro décadas han jugado fútbol varias generaciones del barrio, ahora se suma un pleito jurídico con la familia Huyke, que según su apoderado Martín García, heredó esos predios del ex gobernador del Magdalena Grande, general José Sardá, quien a su vez se los compró a la Nación.
Según García, el señor Enrique Huyke Sardá, descendiente del general Sardá y padre de su representado Miguel Huyke Álvarez, registró en 1946 las escrituras que certifican la propiedad de ese terreno en la oficina de Instrumentos Públicos de Santa Marta.
Por eso, cuando el Ejército publicó el aviso de que iban a encerrar la cancha, "nos empezamos a oponer porque eso no es de ellos", señala. No obstante, el Ministerio de Defensa también reclama tener la propiedad.
Este pleito tiene en vilo a la comunidad de Manzanares. Samuel Palacio, presidente de la Junta de Acción Comunal, asegura que el Ejército violó el acuerdo al que habían llegado al cerrarles de nuevo el único lugar que tienen para hacer deporte, perjudicando principalmente a los niños que entrenaban allí tres veces por semana.
"La familia Huyke tiene unas escrituras más antiguas que la del Ministerio de Defensa, pero ese pleito lo tienen que dirimir son los jueces. Lo único que queremos es que nos abran para que los niños entren y se diviertan, ya los jueces dirán quienes son los verdaderos dueños de este terreno", advierte Palacio.
El Ejército, según el dirigente comunal, condicionó la reapertura de la cancha a que quiten un kiosco que está dentro del escenario deportivo, pero el administrador del mismo se niega a salir porque dice que le está cuidando los terrenos a la familia Huyke.
Tal como está la situación, el comienzo del campeonato de fútbol previsto para el próximo mes se encuentra en veremos. "Posiblemente vamos a quedar sin campo porque hasta ahora no hay ninguna clase de arreglo", dice Valentín con pesimismo y señala que la única alternativa que les queda es protestar.
La usaron como parqueadero
Aunque el Ejército no les permite a los moradores del barrio Manzanares entrar a la cancha para jugar fútbol, paradójicamente, dice Samuel Palacio, el domingo de Carnaval abrió las puertas para que los asistentes al concierto que se realizó en la sede vacacional Los Trupillos, contigua al campo deportivo, estacionaran allí sus vehículos.
"(La cancha) no sirve para jugar pero sí es usada como parqueadero de unas fiestas que en nada benefician a la comunidad de Manzanares", asegura el dirigente comunal.
Huracán y sus homónimos argentinos
Hace 1 semana
1 comentario:
no se justifica, la actitud macabra del ejercito que a sabiendas, que todo el pueblo samario conoce los verdaderos y unicos dueños con escrituras originales como prueva de legalidad, se meta a invadir de manera irespetuosa tierras que pertenecieron a un coronel de la republica española que se nacionalizo colombiano y que con sufrimiento lucho por la patria de colombia y asi es como le pagan de una manera airada y sin ninguna formalidad. sugerimos al ejercito que lea si quiera la biografia de jose sardá escrito por alberto marimon el cual explica de manera clara la realidad sonante de estas tierras
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