Por Enunabaldosa.com
“¿Qué sería de un club sin el hincha? Una bolsa vacía… ¡El hincha es el alma de los colores! Es el que no se ve, es el que da todo sin esperar nada… ¡Eso es el hincha! ¡Ese soy yo!”, decía Enrique Santos Discépolo en la película El Hincha, de 1951, adelantándose varias décadas al mismo sentimiento que experimentaron los simpatizantes de Chacarita Juniors en un hecho por demás insólito.
El 26 de marzo de 1994, el Funebrero recibió en su estadio al Club Almagro, en un partido correspondiente al Torneo Clausura de la Primera B. Ambas instituciones, vestidas por Penalty, disputaban además un trofeo que ponía en juego la marca brasileña. Eran sus dos equipos fuertes en el ascenso y querían hacerlo notar. Lástima que se olvidaron un detalle: las camisetas.
Tanto el Tricolor de San Martín, como el Tricolor de José Ingenieros, salieron ese día al terreno de juego con sus uniformes blancos, los alternativos. Sólo se diferenciaban en algunos vivos, que lógicamente eran rojos en Chaca y celestes en Almagro. Desde lejos o desde cerca, los 20 jugadores de campo eran prácticamente lo mismo. Así no se podía jugar.
En la utilería del local no había ningún juego de camisetas suplentes. Ni hablar por parte del visitante, que nunca se imaginó semejante falta de sentido común. Fue ahí cuando, después de varios minutos en los que nadie sabía qué hacer y en los que todos miraban al árbitro con miedo de que suspendiera el encuentro, desde la voz del estadio se le pidió a los hinchas de Chacarita que colaboraran para solucionar el problema.
Sin pensarlo, los jugadores funebreros se acercaron a la popu, para recibir la ofrenda de sus hinchas. Voló una, voló otra y otra, hasta que completaron el juego de camisetas tricolores, con suplentes y todo.
Las casacas, obviamente, eran muy distintas entre sí. De diferentes marcas, talles, diseños y sponsors, aunque eso era lo de menos. Lo más preocupante en ese momento fue la falta de una camiseta número 4, evidenciando ya la falta de laterales en la Argentina (?). ¿La solución? Agarraron una 14 y le taparon el 1 con cinta. Lo atamo con alambre, lo atamo.
Con las camisetas de los hinchas, luego reemplazadas por otras en el entretiempo, Chaca terminó ganando el partido por 3 a 2, adjudicándose la Copa Penalty, que fue levantada por su capitán con una casaca Taiyo.
Ah, el cuadro de San Martín ese año fue campeón, dejando sin efecto aquel cantito que decía: “Sáquense la camiseta y dénsela a la hinchada que juega mejor”.
1 comentario:
En la Liga mexicana la temporada pasada ocurrio algo igual de curioso con un equipo llamado jaguares de Chiapas, salto a la cancha cada jugados con una camiseta diferente, algunos sin patrocinador, otros con una casaca de la temporada pasada etc. Un evento a recordar. Ah y era de primera división.
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