¡"Invictus" a la colombiana! Una breve reflexión sobre fútbol y política
Por Renán Vega Cantor
“Cuando era pequeño, jugaba por amor al deporte, pero cuanto más conoces el fútbol más te das cuenta de que todo es dinero, de que está podrido, y se te quita un poco la ilusión”.
Javi Poves, ex futbolista del Sporting de Gijón
Invictus es el título de un poema del escritor inglés William Ernest Henley (Gloucester, Inglaterra, 1849-1903). Este poema se ha hecho famoso porque durante el cautiverio que soportó Nelson Mandela durante 27 años lo solía recitar en su celda, como una forma de afrontar la soledad de la prisión y mantener la fe en la justeza de su lucha contra el racismo y la discriminación, propios del Apartheid. Esa misma palabra Invictus (victorioso, que nunca ha sido derrotado) le da título a una película que versa sobre el campeonato mundial de Rugby, el cual se llevó a cabo en Sudáfrica en 1995 y en la que la selección nacional de ese país se tituló campeona sin perder un solo partido.
A raíz del mundial de futbol sub. 20 que se realizó en Colombia y más exactamente sobre la eliminación de la selección de este país, es necesario hacer unas reflexiones que van más allá del terreno futbolístico y se ubican en el ámbito político, por todo lo que se mueve tras bambalinas en un evento de esta naturaleza, pero sobretodo por el protagonismo que se dio a sí mismo Juan Manuel Santos (JMS), quien en varias ocasiones se refirió a la película y el poema Invictus y llegó a compararse con Mandela, para insinuar que Colombia iba a quedar, como Sudáfrica en 1995, Campeón Mundial y él iba a desempeñar un papel tan estimulante y alentador para los futbolistas de la Sub 20 como el que había jugada Mandela quince años atrás con los jugadores de Rugby de su país. Estamos hablando en serio, lo que decimos no es una broma de mal gusto, algo que podría pensarse a primera vista, como lo mostramos en este articulo.
1. El futbol y los falsos positivos
En los dos últimos meses dos eventos futbolísticos de talla internacional, en su orden La Copa América y el Mundial de la categoría Sub 20, pusieron de presente que los falsos positivos no se pueden poner en práctica tan fácilmente en el deporte más popular del mundo, como se han aplicado en la vida colombiana en los últimos años. Y eso es lo que, al parecer, no ha entendido JMS, porque ha pensado que se puede trasladar la lógica de la impunidad que ha cobijado sus actos, algo así como dar la orden de entregar “resultados positivos en la guerra” –que se materializan en muertos y desaparecidos- y suponer que eso mismo se alcanza en el fútbol con sólo darle la orden al equipo nacional de ganarle, por decreto y desde antes de jugar el partido, al adversario.
Afortunadamente, eso no se ha podido concretar, y JMS resultó ser un mal profeta, al igual que muchos comentaristas deportivos y hasta jugadores de la selección Colombia, que anunciaron de manera triunfalista que este mundial se ganaba con declaraciones pretenciosas. Presumiendo de ser un nuevo Nelson Mandela, JMS les proyectó a los jugadores de la selección, antes de empezar el campeonato, la película Invictus, porque suponía que, como en la mencionada película, al final el equipo local iba a conquistar el campeonato del mundo.
Esto mismo lo ha creído poder hacer en el desarrollo del campeonato, porque en el partido contra México anunció que a los “manitos” la selección Colombia les iba a meter muchos goles. Justamente, fue en ese partido cuando fue eliminada esa selección y quedó demostrado que como pronosticador de futbol JMS es tan efectivo como cuando, como economista que es -porque recuérdese que en materia de predicciones los economistas tienen tanta credibilidad como los metereologos- anunció a fines de mayo de este año que el invierno ya había concluido y dio la orden de que no lloviera más en Colombia. ¡Como es apenas obvio, la naturaleza le obedeció de manera instantánea al ideólogo de los Falsos Positivos, con el incremento de las lluvias! ¡Seguramente la naturaleza fue desobediente, porque la lluvia que ha caído sin parar sobre este país durante varios meses era un producto de una conspiración del terrorismo contra Colombia y contra las locomotoras de la muerte que son la bandera estrella del santismo!
2. “El mejor mundial de la historia”
En la propaganda oficial de la mafia que dirige el futbol colombiano, así como de los periodistas deportivos, se difundió la propaganda que el certamen de 2011 iba a ser el mejor mundial de la historia del futbol, por aquello de que los “colombianos somos tan especiales” y todo lo que hacemos es diferente a lo que realizan el resto de países y de mortales. Incluso, JMS anunció triunfalista el sábado 20 de agosto, el día que terminó el mundial: “ya que cumplimos el objetivo de hacer el mejor Mundial Sub-20, podemos ponernos otras metas” . Decir que este es el mejor mundial de la historia no pasa de ser otro “montaje”, algo así como un falso positivo deportivo y mediático. Examinemos por qué.
Para comenzar, la jornada de inauguración de este mundial no tiene precedentes en la historia de la humanidad. Las ceremonias griegas de la antigüedad en las olimpiadas, o las danzas chinas en Pekín, o los espectáculos folclorios que han brindado los países africanos cuando inauguran sus mundiales se quedan en pañales frente a lo que se vio –si es que se vio- en Barranquilla el día 29 de julio, cuando comenzó el mundial. Donde se ha contemplado una costosa ceremonia de inauguración, en la que se invirtieron 6.000 millones de pesos (3 millones de dólares), para que no funcionara nada, ni las luces, ni la escenografía y ni siquiera el micrófono por donde iba a hablar JMS, lo cual finalmente favoreció a los incautos espectadores que pudieran estar observando una ceremonia tan ordinaria, para no tener que aguantarse una perorata insustancial de ese pésimo orador. Tan sofisticada fue la inauguración que los bailarines deambulaban a oscuras por una cancha de futbol, chocándose entre sí, como si estuvieran borrachos. La mafia del futbol colombiano cree que organizar la ceremonia inaugural de un evento deportivo mundial es como celebrar una fiesta de paracos, con reinas, periodistas, políticos y vallenatos a bordo. ¡La patética ceremonia inaugural demostró que no es lo mismo bombardear a países vecinos que organizar un mundial!
Claro que ha sido el mejor mundial de la historia el de 2011, porque difícilmente se ha visto otro en el cual en uno de los partidos que se transmitía en directo por TV para muchos países del mundo se fuera la luz, en Cartagena, la ciudad más turística del país, y el encuentro tuviera que suspenderse durante casi media hora. Con eso se patentizó el nivel de organización y de prevención en caso de que algo así sucediera, porque ni siquiera tenían planta de luz o si la tenían ésta tampoco funcionó. Esto es algo sin antecedentes en un mundial, pero no es raro que eso suceda en Colombia, un país donde hasta en los estadios se detiene a la gente y, por eso, no sería raro que el régimen hubiera dado la orden de cortar la luz para capturar a algunos “jóvenes terroristas”, que se habían infiltrado entre el público y luego “murieron en combate” en algún lugar de la costa atlántica.
Claro que fue el mejor mundial de la historia, porque la principal ciudad del país donde se realizó el evento estaba engalanada con huecos, escombros, obras inconclusas e interminables embotellamientos de autos. Así como el gran escritor francés Victor Hugo afirmó, después de leer la Constitución de Río Negro de 1863, que Colombia debía ser un país de Ángeles, el turista que llegó a Bogotá durante el mundial debió quedar convencido que este es un país de marcianos, porque desde que se aterriza en el Aeropuerto Internacional El Dorado se perciben cráteres, aerolitos, agujeros negros, polvo estelar, drenajes y todo lo que caracteriza al relieve lunar y de otros planetas. En razón de tan atractivo estado de la capital del país, los pocos despistados turistas que vinieron a Colombia debieron apreciar en que radica la tan alabada modernización de Bogotá. Esos turistas quedaron sorprendidos con esos monumentos al despilfarro que son las vías por donde transitan los buses de Transmilenio, las cuales tienen orificios tan grandes como las que dejan los aviones de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) cuando bombardean a campesinos indefensos.
Y tuvo que ser el mejor mundial de la historia porque mientras se celebraba, Hernán Darío Gómez, alias “El Bolillo”, un individuo atrabiliario y guache, de origen paisa, que dirigía a la selección Colombia de mayores, golpeó a una mujer en las calles céntricas de Bogotá. Difícilmente se encuentra una mejor expresión del futbol traqueto, aquel que utiliza los pies no solamente para golpear o acariciar un balón sino para agredir a una mujer. Este es el mejor ejemplo de lo que provoca la aplicación práctica de la máxima, por lo demás sabia y ejemplar, de otro paisa de baja ralea que hoy ya es ex presidente y que tan famoso lo hizo en su tiempo: “Le doy en la cara marica”.
De lejos el mejor mundial, porque al tiempo que se conocía la noticia de los golpes del “Bolillo” Gómez –sobra preguntarse por qué le dicen Bolillo a tan atrabiliario individuo- un dirigente de la Federación de Futbol Colombiano, llamado Álvaro González cuyo lenguaje evidencia el carácter mafioso del futbol criollo, afirmó, con toda la impunidad del caso, que no hay porque escandalizarse con el Técnico Nacional por haber golpeada y pateado a una mujer puesto que "si Piedad Córdoba fuera agredida por un hombre, estaría todo el mundo aplaudiendo". Así mismo, el cantante vallenato Felipe Peláez señaló que si la mujer golpeada hubiera sido Piedad Córdoba había que considerar al Bolillo agresor como un héroe nacional.
Estos despreciables individuos no hacen sino repetir lo que desde hace varios años dicen sin pudor alguno ciertos políticos colombianos, como un tal Francisco Santos, ex Vicepresidente de la República, y quien se ufana de haber hecho posible que Colombia realizará ese Mundial Sub 20, que no hace mucho sostuvo que a Piedad Córdoba se le debía enterrar junto con el Mono Jojoy. ¡Como puede verse que ejemplo de tolerancia y de respeto se respiró en Colombia durante el mundial, que prolonga la paz de los sepulcros que se ha impuesto en este país desde hace décadas! Eso se confirma con el hecho que mientras un dirigente de la Federación de Futbol Colombiano, y un cantante vallenato, un género en el que se le rinde tributo en forma reiterada a los paramilitares, insultaban miserablemente a Piedad Córdoba, otros traquetos, para más señas seguidores de un ex presidente, amenazaban de muerte a esta valerosa mujer y la obligaban a salir del país. ¡Un claro ejemplo, de la concordia y ternura que se ha respirado durante este mundial! Además, con tan “envidiables” gestos de cariño y confraternidad racial y de género en Colombia se hizo realidad la consigna de la FIFA: “Diga no al racismo”.
Por todo esto y mucho más, esto ha sido el mejor mundial de la historia, y ha mostrado hasta donde puede llegar el patriotismo de los colombianos, para demostrar que “Colombia es prisión”, perdón “Colombia es pasión”, como reza otra máxima del patrioterismo uribista y santista.