Por Camilo Rueda Navarro
Desde el 8 de junio se juega la Eurocopa de naciones, evento que tendrá lugar de manera compartida en Ucrania y Polonia. Será la primera vez que el importante torneo se dispute en Europa Oriental desde 1976, cuando se jugó en Yugoslavia.
Los países anfitriones fueron escenario de cruentos episodios de la Segunda Guerra Mundial, cuando sufrieron la ocupación alemana y se instauraron allí campos de concentración, como Auschwitz o Treblinka.
Auschwitz fue el mayor centro de exterminio nazi. Allí fueron exterminadas unas dos millones de personas, entre judíos, eslavos, gitanos, prisioneros de guerra, entre otros. Funcionó desde 1940 y hasta 1945, cuando fue liberado por el ejército soviético. En Treblinka murieron más de 800.000 personas. La mayoría de las víctimas fueron asfixiadas en cámaras de gas.
Las instalaciones de Auschwitz fueron preservadas como símbolo del holocausto, y en 1979 el centro fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. La selección inglesa anunció que durante la Eurocopa sus jugadores lo visitarán.
El de los campos de concentración ha sido uno de los episodios más vergonzosos de la humanidad. Sin embargo, en estos territorios han aflorado en los últimos años expresiones de nacionalismo ultraderechista, que han trascendido a algunas barras de equipos de fútbol. Lamentablemente, en algunos estadios se late el racismo.
Hace pocos días un equipo de la BBC estuvo en algunos partidos en Ucrania y comprobó que en sus estadios hay actitudes racistas. Sol Campbell, excapitán de la selección inglesa, dijo a la cadena inglesa que la Eurocopa no se le debió haber concedido a Polonia y a Ucrania por el racismo y la violencia que padecen. El jugador aconsejó a los aficionados ingleses quedarse en casa y ver el evento por televisión.
El gobierno británico, por su parte, dijo que los aficionados de origen africano y caribeño deben tener mucho cuidado cuando asistan a los estadios.
Ante el problema, la UEFA, entidad que rige el fútbol europeo, ha dicho estar trabajando con los países anfitriones para evitar agresiones xenófobas y garantizar la seguridad de los aficionados.
"La aproximación de la UEFA de cero tolerancia ante el racismo todavía está vigente, tanto adentro como afuera del terreno de juego, y en casos extremos los árbitros tienen el poder de detener el partido", dijo la federación.
Además, los anfitriones del torneo rechazaron las acusaciones. "El problema de las patologías en los estadios, como la xenofobia o el racismo, es un problema específico de todos los países de Europa y no sólo de Polonia", dijo Mikolaj Piotrowski, vocero polaco.
Sin embargo, equipos como el Legia de Varsovia o el Metalist de Kharkiv, cuentan con aficiones abiertamente nazis.
Será la Eurocopa una prueba de fuego para estos dos pueblos, que tras siete décadas de haber padecido el nazismo, parecen estar lidiando de nuevo con él.
Publicado originalmente en Semana.com