El Mundo
Miles de palestinos de campos de refugiados del Líbano de tan triste historial como Sabra o Chatila pudieron disfrutar el miércoles por la noche frente a la televisión junto a los exiliados de Jordania y los propios residentes de Cisjordania y Gaza de las evoluciones de su selección nacional en el primer partido que disputaba en Europa.
El encuentro celebrado en Bruselas contra el equipo local FC Brussels fue calificado como una cita "histórica" por el propio entrenador del combinado, Izet Hamzeh, aunque concluyó con la derrota de los invitados por 4 goles a 3.
"Es un partido histórico. Es importante para el equipo pero también para los palestinos. El deporte permite dar una imagen positiva de nuestro pueblo y mostrar a los palestinos de Cisjordania, de Gaza y del exterior que tenemos confianza en ellos y que luchamos por la paz. Hemos tenido que realizar muchos esfuerzos diplomáticos para conseguir que los jugadores pudieran salir de Gaza y Cisjordania. El derecho a moverse libremente es el más difícil de obtener para los palestinos", manifestó la representante palestina en esa capital europea, Leila Chahid.
Cerca de 4.000 espectadores se dieron cita en el estadio belga bajo una pancarta que recogían el mensaje que pretendían transmitir los organizadores del partido: "un gol por la paz".
"Es una cita que nos permite reafirmar nuestro apoyo a que los palestinos en su búsqueda por una vida digna y normal", declaró por su parte el comisario europeo del Desarrollo, Louis Michel.
Las declaraciones tanto de Chahid como de Michel aluden a las circunstancias inusuales que ha tenido que afrontar el fútbol palestino desde que se estableció su federación nacional en 1962. Dicha institución no fue reconocida por la FIFA hasta 1998, tras los acuerdos de Oslo y una vez que se creó la Autoridad Nacional Palestina.
En todos estos años el equipo nacional ha tenido que superar toda suerte de trabas y problemáticas. Los propios entrenamientos tenían que realizarse en Egipto y siempre a la espera de que las tropas israelíes de ocupación concedieran el pertinente permiso para que los jugadores de Gaza y Cisjordania pudieran acudir a estas sesiones. A falta de un estadio con las condiciones requeridas en los territorios palestinos los partidos debían celebrarse en Qatar o Jordania.
Sin embargo, el advenimiento de Jibril Rajoub, un ex asesor de Yaser Arafat, al liderazgo de la federación Palestina parece haber revitalizado la simbólica causa de esta comunidad deportiva.
El año pasado la selección ya disputó su primer encuentro internacional en su territorio, en el renovado estadio de Faisal al Husseini, en Al Ram –al norte de Jerusalén- en una confrontación contra Jordania a la que incluso acudió el máximo dignatario de la FIFA, Josepp Blatter.
Pese a ello ni siquiera en esa ocasión los futbolistas palestinos pudieron eludir la omnipresencia del conflicto, ya que Tel Aviv impidió que el capitán del equipo, Saeb Jundiya, acudiera a la cita. No le dejaron salir de Gaza bajo un argumento recurrente: "motivos de seguridad".
Una circunstancia nada extraña en el atribulado historial de la selección Palestina, que ha visto en repetidas ocasiones como los militares israelíes denegaban la posibilidad de salir de su lugar de residencia (Cisjordania o Gaza) a todos los jugadores. Así impidieron el concurso del combinado en partidos como el que debían disputar contra Singapur en octubre del 2007 o el torneo Copa Desafío del 2008 en India.
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