Por Santi Plaza
Notas de Fútbol
Situados en la llamada “zona roja” de Italia, los aficionados del Livorno son un caso casi único de alineación deportivo-ideológica. Sus hinchas se sitúan en el pensamiento de la extrema izquierda y adornan los fondos del estadio con el omnipresente color rojo, hoces y martillos, estrellas y fotografías del ‘Che’ o Lenin acompañan las del ídolo local Lucarelli. Los cánticos de ánimo al equipo se entremezclan con otras canciones como el “Bella Ciao” o el “Bandiera rossa” y a menudo los emblemas que se exhiben son más políticamente incorrectos. Tanto que el personal de seguridad se esmera en revisar las pancartas que los hinchas llevan al estadio en procesión, cual revolución cultural de Mao.
Un amigo italiano me contó que, en una ocasión, un guardia interceptó una pancarta enorme con el lema “Viva Postalino!”. Intrigado, interrogó a los portadores sobre qué significaba. Estos le explicaron que Postalino era un amigo suyo, hincha acérrimo del Livorno, que había fallecido recientemente en un accidente de tráfico y que de esta forma querían rendirle un homenaje póstumo. Conmovido, el guardia los dejó pasar sin más. Los muchachos desplegaron la pancarta, que ocupaba casi todo el fondo norte. Despegaron cuidadosamente los caracteres “Po” y la “o” final, que estaban superpuestos y dejaron ver el auténtico mensaje: “Viva Stalin!”.
El Livorno se enfrentó al Espanyol en la pasada ronda de los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA, con el estadio sin público a causa de los lamentables incidentes que pasaron entonces en Sicilia. Todos conocemos a las Brigadas Blanquiazules, en las antípodas ideológicas de los aficionados del Livorno, así que un partido con público era sin duda un partido de alto riesgo, aunque seguramente sin haber llegado a los extremos de los enfrentamientos con el Lazio, el enfrentamiento más político la liga italiana.
Publicado originalmente en el 2007.
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