La estrella del fútbol bahreiní entre los centenares de deportistas suspendidos del equipo nacional por participar en las protestas contra el gobierno.
Dave Zirin*
Al-Yazira
Traducción de Loles Oliván
Artículo original en inglés: Bahrain cracks down on protesting footballers
Al’a Hubail es una leyenda en el mundo del fútbol de Bahréin. En 2004, junto con su hermano Mohammad, condujo al equipo nacional con el jovial estilo de la VCU a la semifinal de la Copa de Asia.
Más tarde, Hubail se convirtió en el primer jugador de Bahréin que ganaba el prestigioso premio de la Bota de Oro tras anotar cinco goles contra los mejores equipos del continente.
Ahora al ganador de la Bota de Oro le han dado la patada al haber sido expulsado de la selección nacional y detenido después de que las cámaras de la TV nacional le pillaran en una manifestación “antigubernamental” contra la familia real de Bahréin.
Su hermano Muhammad, también futbolista, que asistía con él a la protesta pacífica frente al ejército de bala fácil de Bahréin y a las fuerzas armadas importadas de Arabia Saudí, ha sido igualmente despedido del equipo y detenido.
Ambos hermanos, junto con otros dos jugadores, fueron esposados y arrastrados por la fuerza fuera del campo de entrenamiento ante sus conmocionados compañeros de equipo.
Según el Times of London , el programa de noticias de la TV nacional enfocó a los hermanos Hubail cuando participaban en la manifestación para “avergonzar a los deportistas” por haber participado en la protesta y se refirió a ellos y a todos los manifestantes como “hienas callejeras”.
La información que dio la cadena nacional de noticias no mencionó que Al'a Hubail, que tiene formación como paramédico en Técnicas Médicas de Emergencia (TME), estaba también en la manifestación en calidad de enfermero voluntario. Habida cuenta las decenas de muertos y cientos de heridos por las fuerzas armadas de Bahréin y de Arabia Saudí desde que comenzaron las protestas, quien debería ser alabado como un verdadero héroe internacional ha sido, por el contrario, encarcelado.
Los hermanos Hubail no son sino dos de los más destacados atletas afectados por lo que se ha convertido en una horrible represión contra los deportistas del país que reivindican justicia.
Bahréin, un país gobernado por una familia real tan podrida por la corrupción, la gula y el exceso que podría ser honoraria de Trumps, ha anunciado que 200 deportistas han sido suspendidos indefinidamente y acusados de “apoyar a la revolución popular en el país”. Entre ellos se encuentran reconocidos jugadores nacionales de baloncesto, voleibol y balonmano.
Associated Press citó a un funcionario del gobierno hablando bajo el manto del anonimato que declaró que a esos deportistas se les ha tachado de estar “contra el gobierno” por haber apoyado las protestas “antigubernamentales”.
No se han dado más detalles. A los 200 deportistas se les ha prohibido asimismo participar en cualquier competición internacional. Los 200, al igual que la inmensa mayoría de los manifestantes, forman parte de la mayoría oprimida chií del país.
Vergonzosamente, pero como era de esperar, la Asociación de Fútbol de Bahréin ha apoyado la medida alegando que “la suspensión se debe a la mala conducta y al incumplimiento de las normas y reglamentos de los clubes deportivos... de no involucrarse en asuntos políticos”.
También vergonzosamente, aunque como también era de esperar, el presidente Barack Obama y el gobierno de Estados Unidos no han dicho nada.
Silencio de Estados Unidos
Como escribía Joshua Colangelo-Bryan, consultor de Human Rights Watch: “El presidente Obama pierde la voz cuando se trata de Bahréin”. No se trata simplemente de un descuido o una casualidad. Bahréin alberga alegremente la Quinta Flota de Marines de Estados Unidos y se ha comprometido a hacerlo por otros 50 años. Al parecer este favor les da derecho a derramar impunemente la sangre de los manifestantes pacíficos.
No hay “zona de exclusión aérea” para Bahréin ni reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. No hay columnistas que comparen sin tregua a la familia real de Bahréin con Hitler, Stalin, Pol Pot, Darth Vader o Sauron.
En cambio, con una consistencia que impresionaría al sistema estatal de medios de información del antiguo Bloque del Este, los políticos y los medios de comunicación estadounidenses han optado por permanecer en silencio.
Esta no es la primera revuelta en la historia de Bahréin pero es, con mucho, la más seria. Iniciada la oleada [revolucionaria] en toda la región, Bahréin estaba llamado a ser un lugar en el que el sentimiento de rebelión contra la autocracia encontraría un terreno abonado.
Hablé con Chris Toensing, editor del Middle East Report, y me dijo que “como se asienta sobre la bolsa de hidrocarburos del mundo en el Golfo Pérsico, Bahréin tiene la imagen de ser una nación rica. La realidad es que una gran parte de la población local es pobre. La pobreza unida al chovinismo del sectarismo y la tiranía de la familia real han propiciado el descontento del país desde hace décadas. La revuelta de 2011 no es sino la más grande y más brutalmente reprimida de una serie de luchas populares por la justicia”.
Pero sólo porque la clase política y las portadas de los periódicos hayan renunciado a la ética y no hayan dicho nada, no significa que las páginas de deportes deban seguir su ejemplo.
Todo redactor de fútbol que se precie debería reclamar la liberación de los hermanos Hubail. Los sindicatos deportivos deberían declarar públicamente que están con sus 200 hermanos y que piden su restitución inmediata y sin demora.
Cada jugador que crea en el concepto de juego limpio debería reclamar a la familia real de Bahréin que abandone y desista. La Realeza quiere practicar su represión en la sombra. Podemos ofrecer luz. Los equipos deportivos suelen tratarse a menudo como una familia. Pues bien, cuando miembros de nuestra familia están siendo víctimas de abusos, algo tendremos que decir.
Los reales carniceros de Bahréin apuestan por nuestro silencio. Pero cuando el silencio es igual a muerte, ya no es una opción.
*Dave Zirin es autor de "Bad Sports: How Owners are Ruining the Games we Love" y acaba de hacer el nuevo documental "Not Just a Game".
Tomado de Rebelión.
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