La creación de una liga profesional, que en agosto empezará su segunda temporada, la inauguración de estadios y el trabajo con el equipo nacional son las armas para mejorar el nivel del deporte rey en el país. La ocupación israelí, como siempre, dificulta los planes palestinos.
Por Francesc Cabré Sánchez
Centro de Información Alternativa
Pocas cosas son seguidas con tanta pasión e interés por los palestinos como un partido entre el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid. Los enfrentamientos entre el equipo catalán y el conjunto español, que se han multiplicado en los últimos meses, prácticamente paralizan las calles del país. La omnipresencia de Al-Jazira facilita el seguimiento de los encuentros de los clubes, que casi monopolizan la atención de los palestinos hacia el llamado deporte rey. La Asociación Palestina de Futbol (APF) trabaja para que no sólo Messi y Cristiano Ronaldo sean los ídolos de la población local, sino que también se siga con el máximo interés las gestas del portero Ramzi Saleh o del delantero Eyad Abugharqud.
La temporada pasada se estrenó la primera liga profesional de Palestina, en este caso limitada a Cisjordania, con la participación de 12 equipos. El Shabab al-Amaari de Ramallah se proclamó campeón, mientras que el Hilal Al Quds (Jerusalén) quedó en segundo lugar y se llevó el título de copa. Gaza, mientras tanto, sólo tiene una liga amateur. Abugharqud, que juega para el equipo campeón, consiguió ser el máximo goleador del torneo con nueve tantos y sus buenas actuaciones le han permitido llegar al equipo nacional, que tiene como capitán y referente Ramzi Saleh. El portero ahora forma parte de un equipo sudanés después de pasar por el histórico Al Ahly, club egipcio y uno de los grandes del futbol africano.
La APF trabaja para desarrollar el futbol palestino y situarlo en un nivel competitivo. De hecho, el equipo nacional es cada vez mejor y la liga profesional está contribuyendo a aumentar el interés de la población autóctona por el futbol local, según cuenta Mazen Khatib, director técnico de la federación. La nueva temporada empezará el 21 de agosto y tiene que servir para subir el nivel de la competición. Una de las formas de hacerlo sería contratando jugadores de otros países, pero Israel no lo permite. Y ésta es sólo una de las trabas con las que topan los dirigentes palestinos en sus proyectos futbolísticos. Y es que las cosas, en un país bajo ocupación militar, siempre son más difíciles.
Sin libertad de movimientos
"Nuestros jugadores, entrenadores y árbitros tienen los mismos problemas que el resto de la población palestina. Esto significa que no tienen libertad de movimientos. Si queremos jugar un partido en el extranjero, tenemos que pedir el permiso a Israel con mucha antelación y a pesar de ello no todos los jugadores reciben la autorización para viajar. Además, los jugadores de Gaza casi nunca pueden venir a Cisjordania y lo mismo sucede a la inversa", detalla el director técnico de la AFP.
Las limitaciones impuestas por Israel, van mucho más lejos. La FIFA, organización que cuenta con la AFP como miembro de pleno derecho, decidió aportar material de entrenamiento para los equipos palestinos, pero tuvo que quedarse semanas retenido en la frontera sin que Israel autorizara su entrada. "Al final, pagamos en tasas diez veces de lo que costaba el material, que en principio era una donación", denuncian desde la federación de fútbol local. La construcción de los campos también es un problema, porque el Gobierno hebreo deniega el permiso administrativo para levantarlos en las áreas C –territorio palestino, pero bajo control total israelí- y también pone problemas en las zonas B. Así que se acaban construyendo en las áreas A –bajo control de la Autoridad Palestina-, donde se concentra el grueso de la población y hay menos espacio disponible.
Los problemas del seleccionador
Con la voluntad de aprender y perfeccionar el nivel del fútbol local, Khatib apuesta por traer al país técnicos y jugadores de otros países, pero Israel no les permite venir a trabajar a Palestina. El caso más extremo es el de Mousa Bezaz, el seleccionador nacional, quien sólo recibe visado para un mes. "Nuestro economía no es fuerte, pero sí que podríamos traer jugadores extranjeros, pero nos lo impiden. Con la fronteras cerradas es muy complicado que a nivel profesional podamos mejorar", cuenta el director técnico quien añade que, como mínimo, "en categorías inferiores cada vez tenemos un nivel más óptimo".
A la hora de confeccionar una selección competitiva, los problemas también son enormes. Y es que, por ejemplo, los jugadores de Gaza difícilmente pueden reunirse con sus compañeros de Cisjordania, Israel o los que todavía pocos palestinos que desarrollan sus carreras profesionales en otros países. "El entrenador nunca sabe con quién podrá contar por las restricciones de Israel y esto nos pone en clara desventaja en relación a los otros equipos", subraya Mazen Khatib.
Pese a todos los impedimentos, la pasión por el futbol de los palestinos lleva al director técnico de la federación a mostrarse convencido de que poco a poco irán consiguiendo sus objetivos. Entre otras cosas, también se ha estrenado una liga femenina. Y quizás, dentro de unos años, los encuentros entre los equipos de Ramallah y Jerusalén Este sean tan seguidos como los clásicos entre Barcelona y Real Madrid. De momento, los aficionados tienen una cita el próximo día 23 en el estadio internacional Faisal Al-Husseini (situado en Ram e inaugurado hace tres años), cuándo se dispute un encuentro entre las selecciones sub-23 de Bahréin y Palestina.
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