El conjunto asiático utiliza en los partidos amistosos una equipación de una empresa de Mondragón con la que no tiene ningún acuerdo comercial.
Por Juan L. Cudeiro
Ignota y hermética, Corea del Norte es una caja de sorpresas. Pero el fútbol, a través de la Copa del Mundo, ofrece una rendija para acercarse a la nación más opaca. Concentrada desde el 10 de mayo en Suiza, la selección asiática tan sólo ha dejado en dos ocasiones la plácida villa alpina de Ayent para jugar sendos partidos amistosos ante Paraguay y Grecia. Ambos los disputó con un azor sobre el pecho, el que distingue a Astore, marca comercial de Import Arrasate, que desde la localidad guipuzcoana de Mondragón viste a destacados pelotaris, a equipos de fútbol como la Real Sociedad, el Sporting o el Hércules o de baloncesto como el Caja Laboral o el Bilbao. Ahora es más que posible que se encuentre ya en Sudáfrica.
Pero nadie de Astore negoció con los norcoreanos. No hay contrato firmado ni intercambio comercial ni mucho menos contrapartidas económicas. Los responsables de la firma vasca supieron que jugaron con sus equipaciones cuando la semana pasada empezaron a recibir llamadas telefónicas desde Estados Unidos o Japón: querían conocer qué tipo de empresa era esa que había traspasado uno de los pocos telones todavía en pie.
Pronto ataron cabos. La firma tiene cierta presencia en Corea del Sur, donde una licenciataria abre mercado tras sellar sendos acuerdos con dos clubes de aquella Liga, los Chunnam Dragons y los Jeju United.
Los vecinos septentrionales, que sufren severísimas restricciones para tener acceso a Internet, pero que están al tanto de lo que sucede a su alrededor, se las apañaron para establecer contacto con China, nación amiga, y realizar un pedido de equipaciones a través de la web que mantienen los concesionarios de Astore en Corea del Sur. Estos enviaron el pedido a los solicitantes chinos y se olvidaron del asunto, pero la ropa acabó en manos de la federación de Corea del Norte, que, a modo de escudo, agregó la bandera de su país a las camisetas.
"Es totalmente legal. Han comprado la ropa y nosotros nos hemos encontrado con una publicidad no buscada", apunta Edorta Azaola, responsable de comunicación de Import Arrasate, firma a la que han cogido con el paso tan cambiado que ni siquiera se plantea enviar representantes a Sudáfrica para reunirse con sus inesperados clientes y formalizar una colaboración. "Estamos a la expectativa porque desconocemos sus intenciones. No sabemos si sólo han comprado equipaciones o también otro tipo de ropa ni si tienen la intención de utilizarla en el Mundial".
Ahí parece que los norcoreanos han repartido el juego. Por lo visto en los partidos de preparación y en los escasos entrenamientos a los que han logrado asistir reporteros gráficos, algún juego de sudaderas debió de incluirse en el pedido hecho desde China a la licenciataria de Astore, pero chubasqueros y chándales se los compraron a Legea, una compañía de origen napolitano, que, por supuesto, tampoco sabe nada.
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