¿Ha ganado el fútbol su lugar en la literatura? ¿Pueden hacer equipo los hinchas con los libros?
Por Camilo Rueda Navarro
Durante años hubo un leve coqueteo de algunos escritores y el fútbol. Siempre prevaleció la reprobación de los intelectuales para algo considerado como banal y superficial. A lo largo del siglo XX fueron muy pocos los que no renegaron del tema. El chileno Pablo Neruda, con su poema “Los jugadores” publicado en 1923 en Crepusculario, y Mario Benedetti, con su cuento “Puntero izquierdo”, que apareció en Montevideanos, fueron los pioneros hispanoamericanos en llevar al deporte más popular del mundo a la cancha de las letras.
El intelectual comunista italiano Antonio Gramsci definió al fútbol como “el reino de la lealtad humana ejercida al aire libre”, palabras que parecen olvidadas o desconocidas por muchos de los camaradas. Fue con el boom latinoamericano que, desde 1960, salieron del closet los escritores que también se revestían como hinchas: Ernesto Sabato, Jorge Amado, Manuel Vázquez Montalbán, entre otros, fueron los primeros en conciliar su gusto por el fútbol y la literatura. De esta manera, llegaron a ser temas de grandes obras episodios como “el maracanazo”, personajes como Garrincha, equipos como el Corinthians de los años ochenta, o partidos clásicos como Boca-River.
La incipiente relación que se iba construyendo tuvo su momento de desencuentro cuando Borges, uno de los intelectuales que menospreciaban el fútbol, tuvo la osadía de programar una conferencia el día y hora en que allí mismo, en Buenos Aires, se inauguraba el campeonato mundial de 1978.
En los últimos años, los periodistas dieron un impulso a la relación al crear, con sus crónicas, el ambiente propicio para escribir sin complejos ni tabúes sobre el “opio del pueblo” contemporáneo. Incluso vivimos la incursión exitosa de un futbolista en la literatura: Jorge Valdano. Recientemente presenciamos una explosión de narrativa futbolera, que tal vez tuvo como su mejor fruto a El fútbol a sol y sombra, de Eduardo Galeano.
Una de las mejores aproximaciones entre libros y goles la tuvo la campaña “Cuando leés, ganás siempre” llevada a cabo en Argentina durante 2003, que contemplaba la distribución gratuita de cuentos en los estadios donde se realizaban partidos profesionales. Esta campaña tuvo su versión colombiana con ocasión de la designación de Bogotá como capital mundial del libro 2007-2008.
El Distrito repartió gratuitamente miles de ejemplares de libros en el estadio El Campín durante uno de los clásicos capitalinos. Muchas obras e historias ratifican que sí es posible hacer equipo entre el fútbol y las letras.
Publicado originalmente en el periódico Ex – Libris, edición 128, mayo de 2008.
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