El presidente de la UEFA insinúa la expulsión de los clubs hebreos de los torneos europeos. Quienes asistieron a la reunión describen a un Michel Platini atónito y, más tarde, muy enfadado.
Por Ricardo Mir de Francia
El Periódico de Catalunya
Después de reunirse con los dirigentes de la Federación Palestina de Fútbol en la sede de la UEFA en Nyón (Suiza), a finales de septiembre, el presidente del máximo organismo del fútbol europeo se comprometió a tomar medidas para acabar con las reiteradas trabas que Israel impone a la selección de fútbol palestina. Incluso llegó a insinuar la expulsión de los equipos hebreos de las competiciones europeas, en las que fueron aceptados en 1994 tras producirse la firma de los Acuerdos de Oslo con los palestinos.
La reunión tuvo lugar un mes después de que Israel impidiera a seis jugadores de la selección palestina salir del país para disputar un partido amistoso en Mauritania alegando «razones de seguridad» y problemas con su documentación. «Aceptamos a Israel en Europa, de modo que debe cumplir con sus leyes y normas, incluyendo la de garantizar la libertad de movimiento a los jugadores», manifestó entonces Platini, según ha desvelado ahora el presidente de la federación palestina, Jibril Rajoub.
Las consecuencias
«Israel debe elegir entre permitir que el deporte palestino prospere o enfrentarse a las consecuencias que puede conllevar su comportamiento», añadió Platini, según la misma fuente. Un portavoz del organismo futbolístico europeo se negó ayer a desmentir o confirmar la información, justificando que forma parte de una conversación privada.
El deporte palestino ha sido históricamente una de las víctimas colaterales del conflicto. Durante la última guerra de Gaza, el ejército israelí bombardeó el estadio Palestina, las oficinas de su comité olímpico y mató a dos exjugadores de la selección nacional de fútbol.
Para esta última competir es una odisea. Hasta hace dos años tuvo que jugar sus partidos como local en Qatar, Jordania o Egipto ya que no tenía un campo que cumpliera con los requisitos que marca la FIFA. Ahora que ya lo tiene, se enfrenta a las constantes zancadillas israelís: jugadores que no pueden salir del país para competir o futbolistas de la diáspora que quedan retenidos en las fronteras y no llegan a tiempo para entrenar o disputar los partidos oficiales de la selección.
Los peor parados
Las mayores dificultades las sufren los oriundos de Gaza. Ni siquiera pueden moverse libremente para disputar los partidos de la liga local que, desde 1977, solo ha podido completarse en siete ocasiones. Aunque muchos viven en Cisjordania, solo disputan los partidos de casa por temor a ser arrestados en un control militar y deportados a la franja.
La federación palestina también se queja de que las autoridades israelís retienen en sus puertos durante semanas o meses el material deportivo importado, lo que dificulta la progresión de sus jugadores, limitados ya por las precarias condiciones económicas del país.
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