Por Pablo Aro Geraldes
Argelia era una colonia francesa del norte de África cuando allí nació Rachid Mekhloufi. En la década del 50 brilló en equipos galos, principalmente en el Saint-Étienne.
Sus grandes actuaciones fueron premiadas con la convocatoria a la Selección Francesa para el Mundial de Suecia 58, en el que los galos, con Raymond Kopa y Just Fontaine llegaban como grandes favoritos junto a Brasil.
Ya entonces, su tierra natal libraba la guerra de independencia, por lo que Mekhloufi entendió que debía aprovechar su fama para llamar la atención sobre la situación de su país. Así, el 11 de abril de 1958, encontrándose concentrado con la selección, desapareció junto a su compañero, Zitouni, considerado el mejor defensor del fútbol francés. Las sospechas saltaron de inmediato: ambos eran argelinos. Dos días después se formaba el equipo del Frente Nacional de Liberación argelino, en el que Mekhloufi y Zitouni eran las principales estrellas.
Francia se interpuso ante la FIFA para que el conjunto no fuera reconocido, pero de todas formas, “Los 11 de la Independencia” (como se los llamó) recorrieron Europa, Asia y África, jugando amistosos y haciendo visible la lucha de Argelia ante Francia. Eran una selección sin país.
Pero el 5 de julio de 1962 los argelinos lograron la independencia después de 132 años de dominio francés. Al año siguiente, el equipo de Mekhloufi se convirtió en la “Selección Nacional de Argelia”.
“Me hubiera encantado jugar la Copa del Mundo, pero no era nada comparado con la independencia de mi país”, reconoció años después. Volvió a jugar en Francia donde al principio fue abucheado, pero reconquistó el cariño del Saint-Etienne con goles. Fue el artífice del ascenso a Primera y en la temporada siguiente fue campeón de Liga, para acrecentar más aun su leyenda.
Mekhloufi... un rebelde con causa.
Tomado de Periodismo de Fútbol Internacional
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