Por BBC Mundo
En Cuba el béisbol parece condenado a pasar a un segundo plano tras el avance arrollador del fútbol que se adueña del corazón de los jóvenes cubanos. Basta salir un domingo a recorrer los barrios o los pueblos para comprobarlo.
Carecen de las infraestructuras y recursos humanos del béisbol pero les basta una pelota para reunirse a jugar en las pocas canchas que existen, en las calles, los parques, los descampados y hasta en los potreros.
A pesar de todo el béisbol sigue siendo considerado oficialmente como "el deporte nacional", entre otras cosas, por su tradición y porque ha contado con el apoyo de diferentes instancias del poder.
Crecimiento descomunal
Isaías Agramonte, antiguo jugador de fútbol, graduado en la Escuela Superior de Deportes y ahora entrenador de niños, explica que durante los últimos años "el crecimiento del futbol en Cuba ha sido descomunal, nunca se había vivido algo así".
A Arnold Bueno, de 16 años, lo encontramos jugando con un grupo de amigos y nos aseguró que entre los chicos de su edad "hay más gente que le gusta el fútbol que el béisbol a pesar de que no todos los municipios tienen campos para jugar".
Aun con la escasa promoción oficial, las pocas canchas que existen y el bajo presupuesto, el fútbol ha penetrado en la isla y los nombres de Messi o Ronaldo están en boca de los más jóvenes. De hecho, es común verlos con camisetas del Real Madrid o el Barcelona.
Durante el Mundial de Sudáfrica había tanto interés que se habilitaron cines para trasmitir en directo los partidos y miles de jóvenes los desbordaron. Acudían envueltos en las banderas de los equipos y con los rostros pintados con sus colores.
El fútbol se impone
Cuba está en un momento de cambio generacional, que pone en tela de juicio algunas de las tradiciones culturales. El deporte no escapa a esa evolución, influenciada además por la globalización y el flujo de información.
Además el gusto de la gente se ha ido imponiendo. En el caso del fútbol primero fueron las peñas (grupos de seguidores) del Barcelona y del Real Madrid, donde cientos de muchachos se juntaban para ver los partidos grabados en video por algún amigo extranjero que tenía acceso a la TV española.
Algunos bares y hoteles aprovecharon el interés e instalaron televisores con antenas satelitales para trasmitir los mejores partidos de las ligas europeas de fútbol, exigiendo a cambio a los clientes un consumo mínimo.
Finalmente la TV cubana cedió ante la presión de la gente y comenzó a trasmitir los partidos más importantes del futbol europeo. Sin embargo, aun así la cobertura que mantiene del béisbol sigue siendo mayor, tal y como si continuara siendo el rey absoluto.
Deporte y política
El béisbol tiene sus defensores en una generación que hoy ocupa los principales cargos en el gobierno, en el Partido Comunista y en los medios de prensa. Son ellos los que deciden desde cuantos recursos se asignan hasta cuanta difusión se le da.
Los detractores del fútbol aseguran que Cuba nunca será una potencia en ese deporte y aducen que hay una equivocada política de información: se da acceso a los cubanos al mejor fútbol del mundo mientras que en béisbol solo se les permite ver la serie nacional.
El problema, para algunos críticos, radica en que la alternativa beisbolera sería las Grandes Ligas de los EE.UU. y están vetadas por pertenecer "al enemigo", llevarse clandestinamente atletas de Cuba y además porque muchos de sus jugadores son "desertores cubanos".
El rechazo es tal que un documental filmado en Cuba sobre el equipo de béisbol Industriales estuvo prohibido en la isla durante cinco años porque en él se entrevistaban a algunos deportistas cubanos que hoy juegan en las Grandes Ligas.
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