Periodista deportivo
El pueblo palestino vive horas de dolor. El fútbol no tiene lugar en medio de los ataques a la Franja de Gaza, pero aun así sigue siendo un instrumento de paz que no debería olvidarse. Parecerá ingenuo hoy, pero hasta puede pensarse en una candidatura conjunta de Israel y Palestina para organizar el Mundial 2018.
La frase es repetida: "donde hay guerra no puede haber fútbol. Pero donde hay fútbol no puede haber guerra". Quizá resulte ingenuo imaginar que una pelota puede resolver décadas de odios entre pueblos y religiones que en sus origenes no son otra cosa que hermanos.
Los musulmanes reconocen a ese pedazo de tierra como sagrado. Los judíos también. Allí nació el cristianismo... Entonces, ¿por que no vivir todos juntos en paz en ese territorio bendecido?
Que la guerra contra el terrorismo no sea la excusa para asesinar a inocentes y usurparles su tierra. Que Israel y Hamas oigan el alto al fuego que piden las Naciones Unidas. Que cuando se curen las heridas, se entierren a los muertos y de nuevo salga el sol en la Tierra Santa vuelva a rodar una pelota, sin vergonzosos muros que dividan y generen exclusión.
"Bárbaro es quien niega a otro la plena condición humana. Cometiendo actos bárbaros no se defiende la civilización contra la barbarie: se capitula ante ella haciéndola legítima", dijo el filósofo e historiador búlgaro Tzvetan Todorov.
Que los brazos palestinos se alcen al cielo para gritar sus goles y no para llorar a sus hijos muertos.
Publicado en Periodismo de fútbol internacional.
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