Joao Pedro Stédile, dirigente del MST
Redacción
Fútbol Rebelde
El próximo 12 de junio inicia la Copa Mundial de fútbol, torneo que desde 1986 no se disputa en la Patria Grande latinoamericana y que tendrá a Brasil como el anfitrión de uno de los mayores eventos deportivos del planeta.
Mientras que las 32 selecciones se preparan para la competencia y millones de espectadores de todo el globo esperan el pitazo inicial, algunos sectores se empeñan en protestar contra la realización de la copa en tierras brasileras.
Sectores de izquierda y del movimiento popular han cuestionado la legitimidad de estas protestas, como el gobernante Partido de los Trabajadores, así como los “sin tierra”.
El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), la mayor organización campesina de América Latina y una de las organizaciones sociales más grande de todo el mundo, puso en tela de juicio estas protestas.
Durante su sexto congreso, celebrado recientemente en Brasilia, su líder Joao Pedro Stédile dijo que las protestas durante el Mundial “son un error”.
“No estamos contra el Mundial. Todo el pueblo brasileño quiere ver el Mundial. Así las entradas sean carísimas y la FIFA se lleve todas las ganancias, las personas van a querer ir a sus casas a ver el Mundial en la televisión y las protestas que impidan eso van a generar un rechazo”, dijo Stédile.
El dirigente del MST explicó que los problemas del país son más complejos que las denuncias sobre las supuestas irregularidades en las obras para la copa.
Por ejemplo, los sobrecostos en las obras para el torneo son mínimos frente a otras anomalías del país, como las ganancias que tienen los bancos privados con subastas estatales, planteó el dirigente campesino.
Desde el año pasado, varios grupos han convocado a través de las redes sociales diversas manifestaciones para protestar contra la organización del evento y los costos que acarrea su realización.
Sin embargo, como dice el MST, el pueblo quiere disfrutar de la fiesta del fútbol. Además, las protestas suelen dirigirse contra el gobierno de Dilma Rousseff, excombatiente guerrillera y que desde el gobierno ha emprendido una política progresista y a favor de la integración latinoamericana.
Su antecesor y copartidario, Lula Da Silva, también cuestionó las protestas contra el Mundial y atribuyó a la oposición la realización de manifestaciones violentas para afectar el torneo, así como la imagen de la presidente Rousseff, quien en octubre próximo aspirará a la reelección.
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