El rosarino manifestó siempre su amor por Rosario Central, pero desde la literatura se ganó el amor de todos los hinchas. Su relación con ese deporte
Hay una frase que define la relación de Roberto Fontanarrosa y el fútbol. Una frase que delata su amor por la pelota, que es el fiel reflejo de un vínculo que no supo de infidelidades. “Yo crecí queriendo ser como Ermindo Onega y no como Cortázar”, dijo “El Negro” alguna vez. Y jamás, en cada acto, en cada una de las líneas que escribió a lo largo de su vida, pudo evitar hablar del deporte más popular del mundo.
El nombre de Roberto Fontanarrosa siempre estuvo ligado a la palabra fútbol. Es más, puede hablarse de “El Negro” como uno de los precursores de un género que ya nadie puede discutir: el de la literatura de la pelota.
En su página web (www.negrofontanarrosa.com) queda en claro su amor por este deporte: “1944. Era domingo y el parto había sido normal, salvo por un detalle: el bebé resultó negro y canalla”, se lee en la biografía del escritor y humorista gráfico.
Rosario Central fue el club de sus amores. En su ciudad mamó el amor por la camiseta “canalla”, esa que en el último tiempo llevaba un dibujo suyo. Todo un símbolo.
A los 10 años Fontanarrosa fue a la cancha por primera vez, a ver un partido entre Rosario Central y Tigre. “Si hubiera que ponerle la música de fondo a mi vida, sería la transmisión de los partidos de fútbol”, manifestó en una de sus declaraciones.
En 1971 Central salió campeón por primera vez y “El Negro” registró eso con su pluma: escribió el cuento "19 de diciembre de 1971", incluído en Nada del otro mundo, la compilación que Ediciones de la Flor publicó en 1988.
Fontanarrosa era amante del buen fútbol y las amistades que entabló con gente del ambiente de la pelota lo dejaban en claro: Angel Cappa, César Luis Menotti y Jorge Valdano, por ejemplo, figuraban en la lista de hombres con los que “El Negro” se juntaba a tomar un café.
El cuentista y novelista llevaba su fanatismo por Central al extremo. “Mi mujer sólo me despertó temprano el día que Maradona firmó con Newell’s”, contó sin vergüenza en un momento.
Pero, por la calidad de su prosa futbolera, hinchas de todos los clubes lo admiraban. De hecho, hace unos días fue homenajeado por una peña rosarina de Chacarita y se puso la camiseta de ese club.
Publicó la novela “El Área 18”, el libro “No te vayas, campeón”, los cuentos “Escenas de la vida deportiva”, “Filmar Everton Cardaña, número 5 de Peñarol”, entre otros miles.
“Yo crecí queriendo ser como Ermindo Onega y no como Cortázar”, dijo. Pero no pudo ser. Sin embargo, la unión de la literatura y el fútbol fue una de sus grandes obras. Algo por lo que se lo recordará por el resto de los días.
Tomado de Infobae.com. Publicado originalmente el 20 de julio de 2007
1 comentario:
Jaja! Que grande el negro... que orgullo, que símbolo para los rosarinos.. y los canallas!
Exprime como nadie nuestra forma de ser...
(Me requerías por algo de esto, Camilo?)
Saludos!
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