Los dineros de Adidas y Coca-Cola fueron claves para que Havelange primero y Blatter después concretaran sus promesas de ayudar al desarrollo del fútbol en los países más pobres. El voto de esos países explica por qué Havelange y Blatter suman juntos 37 años como presidentes de la FIFA. Investigación sobre corrupción en esa entidad.
Por Ezequiel Fernández Moores
"La familia Kissinger fue a un partido en Rosario y fue bien recibida por la gente". En la comunicación interna, desclasificada 30 años después, el entonces embajador de Estados Unidos, Raúl Castro, no dice de qué partido se trata. Prefiere contar a Washington su preocupación porque Henry Kissinger felicita a la junta militar por "la lucha contra el terrorismo". El partido fue el 6-0 de la Argentina ante Perú, uno de los más polémicos en la historia de los Mundiales. Acompañado del dictador Videla, Kissinger visitó el vestuario peruano antes del juego. "No lo podíamos creer", me contó hace años el jugador peruano Juan Carlos Oblitas. El exsecretario de Estado norteamericano, un "invitado de Videla", dio entrevistas en pleno Mundial '78 y "la prensa argentina fue favorable y le dedicó gran espacio a su visita", sigue diciendo Castro a Washington. Kissinger, un admirador del fútbol, fue testigo de otras numerosas Copas Mundiales. Cuentan que la final de 1974 demoró su inicio porque él aún no había llegado al estadio. Un año después intercedió ante el gobierno brasileño para que Pelé pudiera jugar en el Cosmos de Nueva York. Ahora, a los 88 años, el fútbol vuelve a convocarlo para una misión difícil: reformar a la FIFA de Joseph Blatter.
Ya lo hizo con el Comité Olímpico Internacional (COI) de Juan Antonio Samaranch. Coca-Cola, McDonald's, IBM, Kodak, Panasonic y VISA, patrocinadores olímpicos, estaban alarmados en 1999 por las denuncias de sobornos para la votación de las sedes de los Juegos. La consultora Hill&Knowlton aconsejó a Samaranch el nombre de Kissinger, que ya no ocupaba puestos de Estado, pero jamás se había retirado de la política ni de los negocios. Ahora, Coca-Cola, Adidas, VISA y Emirates, entre otros patrocinadores de la FIFA, expresan alarma ante las denuncias de corrupción en la casa del fútbol. Y Kissinger, doce años después, es llamado de nuevo como bombero de un deporte que se incendia. Blatter anunció también los nombres de otros dos miembros del "Consejo de Sabios". El primero, el exfutbolista Johan Cruyff. El segundo, el tenor español Plácido Domingo. "Cuando un país complica su política interna -escribió una vez Kissinger-, su política exterior se vuelve aventurera".
Este mismo lunes, el diario noruego Dagbladet publicó una nueva denuncia contra la FIFA. Documentos que muestran al paraguayo Nicolás Leoz y al brasileño Ricardo Teixeira, ambos miembros del Comité Ejecutivo, reunidos a fines de 2009 en Sudáfrica con un representante de Euroteam, una firma acusada por la propia FIFA de la reventa de boletos en los Mundiales. El fundador de Euroteam, el noruego Atle Barlaup, rey del mercado negro de reventa de boletos en Europa, contó hace unas semanas al programa Panorama, de la BBC, que en el Mundial 2006 pagó 240.000 euros por 812 boletos al triniteño Jack Warner, otro miembro del Comité Ejecutivo FIFA, actualmente suspendido. El 40% de los boletos que Euroteam revende, dice Barlaup, "nos llega de la propia FIFA. Espero todavía que Blatter me llame para dar las evidencias", agrega. ¿Lo llamará Kissinger? ¿O será tarea para Louis Freeh, el ex director del FBI también fichado por Blatter para investigar si el qatarí Mohamed Bin Hammam, su frustrado rival en las elecciones de la semana pasada, pagó sobornos de 40.000 dólares a federaciones caribeñas?
Una de estas federaciones ya le avisó a Blatter que Freeh no será un investigador independiente, pues viene de Estados Unidos, un país enojado porque Qatar le ganó la votación por la sede del Mundial 2022. Hay quienes cuentan que Bin Hammam retiró su postulación para competir contra Blatter por orden de su propio país, temeroso de que la FIFA le quite el Mundial. Y que Warner, también implicado en la compra de votos para Bin Hammam, quedó solo y se vengó ventilando un correo privado en el que Jerome Valcke, secretario general de la FIFA, decía que Qatar había "comprado" su Mundial. Qatar evaluó diversas vías para sumar votos. Una, según publicó este domingo el Sunday Times, fue comprar los derechos de TV del fútbol argentino a través de la cadena Al Jazeera para aliviar la crítica situación económica de los clubes locales y ganar el voto de Julio Grondona. El dominical británico dice que fue un consejo de la consultora Burson Marsteller, contratada por Qatar para promocionar su candidatura. Burson Marsteller asesoró también a la dictadura argentina que comandó el general Jorge Videla para mejorar su imagen ante las denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Andrew Jennings, el periodista británico investigador implacable de la FIFA, me insiste diciendo que Blatter no resistirá más de un año en su nuevo mandato. La justicia suiza deberá responder para entonces el pedido que la BBC y diversos medios suizos hicieron para que el tribunal de Zug libere a la prensa el expediente de ISL, el exbrazo comercial de la FIFA, que quebró en 2002 y cuyos empleados confesaron haber pagado más de 100 millones de dólares en sobornos a autoridades del deporte mundial. El hombre acusado ante la justicia de haber pagado esos sobornos, Jean Marie Weber, sigue siendo invitado a los Congresos de la UEFA, como el de marzo pasado en París. Jennings contó en Panorama que dos de los dirigentes que aceptaron culpabilidad y devolvieron dinero a cambio de anonimato son Teixeira (presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y hombre fuerte del Mundial 2014) y su ex suegro Joao Havelange (presidente de la FIFA de 1974 a 1998). El 24 de mayo, un día después del informe de Panorama, la FIFA acudió "desesperada" al tribunal de Zug buscando garantías de que el informe final del juez Thomas Hildbrand sobre la quiebra de ISL se mantendrá anónimo. Los abogados de la FIFA, cuenta el periodista Jean-Francois Tanda en el semanario suizo Handelszeitung, dijeron al tribunal que la eventual liberación del expediente a la prensa "dañará de modo irreparable" la reputación de sus clientes. Y que éstos podrían sufrir "secuestro, allanamientos o robo".
Jennings cree que la decisión final de la justicia suiza se conocerá en un año. Y que Blatter, obligado por Kissinger como representante de patrocinadores que no soportarán un nuevo escándalo, deberá irse. Visa, sin embargo, ya estaría en negociaciones para extender por varios años el contrato actual de 200 millones de dólares, que finaliza en 2014. Adidas, a su vez, fue creada por el fallecido Horst Dassler, el hombre que todos los 11 de marzo celebraba su cumpleaños con Blatter, a quien él hizo entrar en la FIFA en 1972. Juntos crearon ISL. Blatter también fue clave para el ingreso de Coca-Cola en la FIFA, en 1976. Es un matrimonio de 35 años, que debutó en el Mundial de Argentina '78. La FIFA, ironizan algunos, tuvo su período ACC y DCC (antes de Coca-Cola y después de Coca-Cola). Los dineros de Adidas y Coca-Cola fueron claves para que Havelange primero y Blatter después concretaran sus promesas de ayudar al desarrollo del fútbol en los países más pobres. El voto de esos países explica por qué Havelange y Blatter suman juntos 37 años como presidentes de la FIFA. ¿Romperán realmente el matrimonio Adidas y Coca-Cola si se abre el expediente de ISL?
Grondona, especialmente, pero también otros dirigentes de la FIFA responsabilizaron a la prensa británica de inventar denuncias. Mala perdedora porque Inglaterra perdió la votación del Mundial 2018. Y su dirigencia siempre arrogante. Pero esta vez, en el último Congreso de Zurich, las denuncias, en rigor, partieron de los propios dirigentes de FIFA. Unos contra otros. "¿Quieren que la FIFA sea manejada por Inglaterra, que ni siquiera puede controlar los dineros sospechosos de su Premier League? ¿O que sea controlada por los clubes europeos, que así dejarán de ceder a sus jugadores a las selecciones?", me dice una fuente pro-Blatter. Los clubes europeos, me dice el especialista Jens Sejer Andersen, que pronto estará en Buenos Aires dictando conferencias sobre corrupción en el deporte, están cansados de que la FIFA abuse de un monopolio por el que no paga ni salarios ni estadios y amenazan una escisión. Como sea, en Suiza no todos están felices con seguir hospedando a la FIFA como entidad sin fines de lucro, eximiéndola de impuestos y leyes anticorrupción. En 2007-10 la FIFA tuvo ingresos por 4.200 millones de dólares. Sus reservas superan el PIB de diecinueve países. Si antes del 31 de diciembre no cumple con algunos requisitos exigidos por el gobierno suizo, la FIFA podría ser obligada a cambiar su estatus o invitada a marcharse. "En cualquier otro país -me dice Andersen- sus prácticas podrían ser fácilmente calificadas como de una organización criminal". El sociólogo suizo Michel Thévoz no se inquieta. Para él, los Mundiales seguirán teniendo a los mismos finalistas: "Adidas y Coca-Cola".
Publicado originalmente el 8 de junio de 2011 en "Cancha Llena".
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