Aficionados se resisten a convertirse en meros telespectadores.
Por Claudio Mauri
La Nación
Futbolistas y directores técnicos que reanudaron este fin de semana la competencia oficial en la Bundesliga coincidieron en señalar que sintieron nostalgia por los hinchas, que disputar los partidos a puertas cerradas no fue lo mismo, que el fútbol deja de ser un integrador social. El regreso a la actividad en Alemania, mientras en otros países europeos se pulen los protocolos para que la pelota empiece a rodar en junio, estuvo fuertemente condicionado por las necesidades de los clubes de seguir contando con los ingresos por derechos de televisación. En la Bundesliga, las entidades ya cobraron toda la temporada, pero si no completan las nueve fechas que restaban desde la cancelación por la pandemia del coronavirus debían devolver 300 millones de euros.
Grupos de hinchas de diversos clubes europeos, organizados para elaborar un manifiesto titulado "Paren el fútbol, no hay fútbol sin hinchas", se resisten a convertirse en meros telespectadores, se oponen a que la industria se vuelva a poner en marcha sin que se los tenga en cuenta como actores presenciales en los estadios. Y exponen que "el negocio del fútbol" los deja de lado.
Esos simpatizantes disconformes ocupan los sectores populares en los estadios y comparten tendencias políticas: son de izquierda y proclaman consignas anticapitalistas. En el estadio de Colonia, que este domingo recibió al Mainz, se dio una situación ambivalente. Por un lado, un grupo de hinchas protestó en las inmediaciones del Rhein Energie Stadion, donde exhibieron pancartas con las inscripciones "Nuestro dinero es más importante que tu salud" y "Bundesliga a cualquier precio". Incluso se registró algún incidente que motivó la intervención de la policía. Pero dentro del estadio, sobre los asientos de varias plateas reposaban las camisetas y bufandas de alrededor mil hinchas que se distancian de los más contestatarios.
St. Pauli, club que en sus estatutos consagra principios antifascistas, antirracistas y antisexistas, con hinchas que en 2017 hicieron un acampe en contra de la cumbre del G20 en Hamburgo, jugó este domingo por la segunda división con un cartel reivindicativo, según informa la agencia AP: "El fútbol vive de los hinchas. Reformas ya". El sábado, en la cancha de Augsburgo se podía leer: "El fútbol sobrevivirá. ¡Su negocio está enfermo!". En Berlín, donde Unión Berlín, un club de clase obrera que ascendió en la última temporada, recibió a Bayern Munich con hinchas en las adyacencias, pero sin manifestaciones.
En la semana, una encuesta del Instituto Demoscópico Infratest entre más de 1000 personas había dado por resultado que el 56 por ciento de los consultados prefería que la Bundesliga no se reanudase, mientras un 31 por ciento estuvo en favor, un 12 se mostró desinteresado por el fútbol y un 1% no respondió. La mayoría, más que reparar en la ausencia de simpatizantes, hacía hincapié en que el fútbol no debía contar con un trato preferente por sobre otras actividades económicas del país.
Manifiesto
En Italia, alrededor de 150 tifosi, que representan a la mayoría de los clubes, crearon un movimientos que día a día suma adherentes de España, Francia, Alemania, Portugal, Rumania, Bosnia, Austria, Bulgaria y Grecia. Todos ellos firmaron el documento público "Paren el fútbol, no hay fútbol sin hinchas", cuyos párrafos más salientes son los siguientes:
"Los Gobiernos declararon el bloqueo total, protegiendo así lo más valioso que tenemos: la salud pública. Consideramos que la paralización absoluta del fútbol europeo es más que razonable. En cambio, quienes lo manejan han expresado un solo objetivo: comenzar de nuevo. Creemos firmemente que solo los intereses económicos entran en juego. Esto se confirma por el hecho de que los campeonatos deberían comenzar de nuevo a puerta cerrada, sin el corazón de este deporte popular: los hinchas. Pedimos a los organismos competentes que mantengan suspendidas las competiciones, hasta que ir a un estadio vuelva a ser un hábito libre de riesgos para la salud colectiva. Hoy el fútbol se considera más como una industria que como un deporte. Las televisiones de pago mantienen a los clubes bajo control, en un sistema basado única y exclusivamente en los intereses comerciales y personales. Si no se reduce, provocará la muerte del fútbol. Todo esto tiene que cambiar. Estamos listos para tratar con los que están en funciones, para devolver el fútbol a sus orígenes, para volver a vivir nuestra mayor pasión en primera persona, para asegurarnos de que esto se convierta nuevamente en UN DEPORTE POPULAR".
La semana pasada, tifosi de Torino, vinculados con la clase trabajadora de Turin, ciudad cuya burguesía está representada por Juventus, hicieron una pintada en contra de los dirigentes: "El verdadero virus que hay que erradicar es a ustedes, que quieren volver a jugar".
Mientras algunos hinchas están disgustados con la vuelta del fútbol a puertas cerradas, la televisión alemana tuvo récords de audiencia con los encuentros del sábado. Registró un 24,7 por ciento de share, que representa más de seis millones de televidentes, de los cuales 3,7 millones son de pago. En sistema abierto se transmite lo que se denomina como "carrusel", con imágenes en vivo de todos los partidos. Christian Seifert, CEO de la Bundesliga, respiró aliviado: "Sin partidos, no hay dinero de la televisión. Y sin esos ingresos, varios clubes van a ir a la bancarrota dentro de pocos meses".
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